Un proyecto piscícola que de la noche a la mañana empezó a fraguarse en Rioloro puso en alerta a la comunidad sobre el peligro que corre el pequeño caserío de desaparecer porque está rodeado de agua por todas partes, por un lado la represa El Quimbo y por el otro los lagos de las estaciones piscícolas.
Lo que dicen los pobladores es que les convirtieron el poblado en una isla, lo que constituye peligro para los habitantes que estaban acostumbrados a ver sus llanos y cañadas dedicadas al cultivo y la ganadería.
El terreno de Rioloro quedó reducido a unas tres hectáreas en la zona urbana luego de la construcción de El Quimbo, y los logos para cría de peces ocuparan unas cinco hectáreas, lo que quiere decir que la estación piscícola quedará más grande que el propio caserío, que tendrá que aguantarse plagas como zancudos y aves de rapiña que circundan estas instalaciones.
Gran cantidad de árboles fueron destrozados para permitir la construcción de los lagos.
“Rioloro tiene la forma de una herradura y en el centro nos están construyendo lagos. Nosotros ya sabemos que cuando el pescado se muera o sequen los lagos los malos olores y las plagas que llegan nos van a perjudicar. Los chulos y aves de rapiña se van a posar en las casas porque ya no hay ni árboles para que se paren porque los tumbaron para construir lagos. El otro problema es el zancudero que se alborota por las aguas estancadas”, le dijo a LA NACIÓN, la vicepresidenta de la Junta de Acción Comunal de Rioloro, Rubiela Arias.
Según sus pobladores, Rioloro era un pueblo tranquilo, apacible, donde la gente se dedicaba al trabajo del campo, pero los últimos años sus habitantes han ido desapareciendo, algunos se mudaron por su propia voluntad a otras regiones, otros fueron desplazados por el embalse porque sus tierras fueron inundadas.
La comunidad mira impotente como va desapareciendo Rioloro sin poder hacer nada.
Pero así como muchos se fueron porque no resistieron ver a su terruño vuelto un espejo de agua, otros han llegado porque ven la oportunidad de montar industrias que van más de la mano con el nuevo panorama que ahora tiene Rioloro.
Es el caso de los piscicultores que empezaron a establecerse por las cercanías a la represa, tal vez pensando que en un plazo no lejano en El Quimbo se puedan cultivar peces como sucede en Betania.
Esa situación es la que ha hecho que el centro poblado esté ahora convertido en una isla, que amenaza con desaparecer para dar paso a la industria piscícola.
Los lagos quedan literalmente en el centro de la población.
“Los primeros que construyeron lagos aquí fueron los Quintero y los Tamayo, de ahí en adelante es mucho lo que ha aumentado el zancudero, aquí todo mundo duerme con toldillos, la situación es preocupante y si nos construyen más lagos pues las plagas van a aumentar, por eso les pedimos a las autoridades que tomen cartas en el asunto y nos den una solución, que vengan y miren lo que está pasando. Emgesa nos quitó hasta el último pedacito donde podíamos trabajar y ahora con los lagos nos están quitando la zona urbana”, agregó la vicepresidenta de la Junta de Acción Comunal.
‘No dejan dormir’
Las molestias no son solo de los zancudos, por las noches para ahuyentar a las aves que vienen a comerse los peces los celadores hacen pequeñas explosiones, interrumpiendo la tranquilidad de los pobladores.
“Ahora no son solo los zancudos, han cogido que por las noches hacen como disparos al aire, explosiones para espantar los pájaros y eso no nos deja dormir, además nos toca aguantarnos los malos olores cuando secan los lagos y la presencia de los chulos que vienen a ver que encuentran. Los más perjudicados con los lagos somos las personas que vivimos aquí al frente, y ahora que van a construir más pues la situación se pone peor”, expresó Armando Peña Beltrán, habitante de Rioloro.
Los lagos que ya existen han traído plagas como zancudos y malos olores, por eso la comunidad no quiere que construyan más.
Los empresarios de los lagos han hablado con la comunidad y les han dicho que ellos van a controlar las plagas como los zancudos y que van ser prudentes con el suministro de alimentos para los peces con el fin de evitar al máximo la contaminación, pero la comunidad no ve que las cosas sean tan fáciles de hacer.
“Ellos dicen que controlan los zancudos y la echada de comida pero eso es mentira, yo trabajo en eso y sé que es difícil, porque el zancudo busca lo fresco y si hay zancudos en cantidad con los lagos que tiene Tamayo, cómo será ahora que construyan cinco hectáreas más de espejo de agua. Además los del proyecto llegaron con mentiras al parecer no tienen permisos y les dijimos también que socializaran el proyecto y no lo han hecho”, aseveró Herney Montealegre, habitante de Rioloro.
La Alcaldía responde
La Alcaldía de Gigante respondió a través de su secretario de Planeación, Sebastián Osorio Quintero, que ellos en ningún momento le han concedido permiso a nadie para construir lagos en Rioloro, y que todo obedece a una confusión por un permiso que solicitaron los dueños del predio para establecer el uso de suelos.
Rubiela Arias, vicepresidenta de la JAC.
“Los representantes de una empresa piscícola se acercaron a la Alcaldía a pedir un certificado de uso de suelos de un predio rural que es aledaño al centro poblado de Rioloro, para ellos adelantar unos trámites que se requieren para construir los lagos. La Alcaldía lo que suministró fue certificado de uso de suelo, eso no obra como un permiso. Por eso algunas personas de la comunidad dicen que les dimos el permiso para construir los lagos, pero no es así”, aclaró el secretario de Planeación de Gigante, Sebastián Osorio Quintero.
El funcionario agregó que los terrenos son propiedad privada, y el uso de suelos los clasifica como aptos para la agricultura porque los definen como zona rural de Rioloro. Una de las soluciones puede ser la compra de los terrenos por parte de la Alcaldía, pero no tienen presupuesto para este tipo de inversiones.
Herney Montealegre, habitante de Rioloro.
Para prevenir el peligro las autoridades municipales realizaron un Consejo de Gestión del Riesgo, para establecer en realidad a que se expone la comunidad debido a la construcción de los lagos.
“A raíz de las quejas de la comunidad frente al tema la semana anterior nos reunimos para realizar un Consejo Municipal de Gestión del Riesgo, en donde el alcalde Iván Luna, ordenó hacer una revisión exhaustiva del tema, verificar si hay afectaciones o no y requerir a los dueños del proyecto porque no podemos permitir que se afecte la comunidad. La próxima semana vamos a estar verificando en la obra y si se presenta alguna irregularidad se aplicarán las medidas que sean necesarias”, agregó Osorio Quintero.
Armando Peña, habitante de Rioloro.
La comunidad está esperando ansiosa la visita de la delegación de la Alcaldía para darles a conocer todos los problemas que se les han creado por el proyecto de los lagos, esperan que la encabece el propio alcalde Iván Luna, para que se dé cuenta de primera mano de lo que está sucediendo en Rioloro y tome cartas en el asunto que con lleven a una solución del problema, ya que las pocas personas que quedan en Rioloro siguen convencidas de que no tienen quien los defienda. Porque primero fue El Quimbo el que los invadió y sacó, ahora los proyectos piscícolas se quieren meter en el corazón del centro poblado sin importar las consecuencias.