En menos de mes y medio, el Banco Agrario ha sido ‘blanco’ de un nuevo atentado terrorista contra una de sus sedes en el Huila, esta vez, en el municipio de Algeciras.
Como se sabe, cerca de la medianoche del martes pasado, sujetos desconocidos hicieron detonar un artefacto explosivo que destruyó la fachada y afectó el interior de la entidad bancaria cuyas instalaciones están ubicadas en pleno centro de la despensa agrícola del departamento. Por fortuna, no hubo víctimas mortales ni personas heridas.
El episodio tiene un antecedente grave: funcionarios de la entidad bancaria han venido siendo intimidados por disidentes de las Farc que delinquen en el oriente del Huila. No solo han sido citados por el grupo ilegalmente armado a la zona rural sino que han recibido comunicaciones intimidatorias. El ‘bombazo’ parece ser la respuesta a la negativa de los servidores públicos a acceder a sus pretensiones.
Ciertamente, este atentado terrorista está relacionado con el que despertó a los giganteños el pasado 30 de octubre, cuando sujetos desconocidos hicieron detonar un artefacto explosivo contra la sede del Banco Agrario de la capital cacaotera del Huila. “Rechazamos estos actos terroristas porque, como lo hemos dicho en anteriores oportunidades, la más perjudicada es la comunidad”, fue la reacción del presidente nacional de la entidad bancaria, Hernando Chica Zuccardi, en aquel momento.
Como se ha advertido desde esta tribuna, es evidente que en su afán por obtener recursos económicos para financiar sus actividades ilegales y demostrar poder y dominio territorial, las disidencias de las Farc la han emprendido contra el Banco Agrario, desconociendo la función social y de apoyo al campesinado que cumple en a lo largo y ancho del territorio colombiano. Por esa razón, las autoridades y las comunidades huilenses deben dirigir sus acciones a rodear a esta institución pública.
En el caso de la Policía, el Ejército, la Fiscalía y demás organismos de seguridad del Estado, es necesario que se agilicen las labores investigativas para dar con el paradero de los responsables de estas acciones de intimidación. Es urgente, así mismo, impulsar estrategias de inteligencia para prevenir futuros atentados terroristas en los pueblos del Huila.