Los más de 500 abuelos que asisten al Club del Adulto Mayor en el barrio Manzanares están abandonados. Los más de 500 abuelos que asisten al Club del Adulto Mayor en el barrio Manzanares están abandonados. LA NACIÓN, NEIVA En la Comuna Seis de Neiva, los abuelos que en otros tiempos asistían al Club del Adulto Mayor ubicado en el barrio Manzanares, hoy miran con nostalgia lo que ellos consideran su segundo hogar. Desde hace un año en el lugar no se presta ningún servicio para los adultos mayores, sin embargo son ellos los que asean las instalaciones para impedir que la maleza y el mugre las arruine. El club no cuenta con servicio de energía. Hace varios años María Luisa, Marina, Mercedes, Enrique, Ernestina y cientos de abuelos más, residentes en los barrios Oasis, Timanco, Puertas del Sol, Sinaí, Limonar, Manzanares y otras partes de Neiva, acudían semanalmente al club donde les suministraban un almuerzo diario y un refrigerio. Acudían además porque les prestaban servicios de medicina general y fisioterapia. Hoy la realidad es otra y los abuelos no quieren que su espacio quede relegado en el olvido. “Nosotros ya somos mayores y estamos pidiendo que nos vuelvan a mirar como lo hacían hace unos años. Pero para nosotros es muy triste ver que nadie se acuerda de nuestro club, que es un refugio adonde nosotros venimos porque acá encontramos amigos, además somos como una gran familia”, señaló Marina Rivas, mujer de 67 años, asistente al club. Instalaciones El Club del Adulto Mayor tiene una sede en la que existen tres salones que antiguamente eran ocupados como salas de fisioterapia y medicina general. Asimismo, el lugar cuenta con un salón comunal donde los abuelos se reunían a practicar danzas o a recibir recreación y capacitaciones en elaboración de escobas, traperos y manualidades. En las salas se observan bicicletas estáticas, camillas, vibradores, elementos deportivos e instrumentos musicales, cubiertos con una densa capa de polvo, pues nunca más regresaron los médicos, fisioterapeutas y talleristas que atendían a los abuelos. La cocina del lugar, que está equipada con todo lo necesario para funcionar, también muestra la marca del abandono. Los jardines y zonas comunes del lugar no han sucumbido en la dejadez gracias a las manos de estos adultos mayores, que aún sin estar funcionando el lugar, cada ocho o 15 días realizan jornadas de aseo por su propia cuenta. “Como nadie viene a ponerle mano a esto, entonces nosotros lo limpiamos cada dos semanas. Desyerbamos, podamos los árboles, recogemos basura, porque para nosotros esto es como nuestra casa, así no nos estén colaborando”, indicó María Luisa Ortiz, abuela de 76 años. Atención En el 2011 el lugar funcionó por tres meses. Durante el 2012 la situación fue igual y al cabo de ese tiempo el programa quedó abandonado. Solo para la época de fiestas convocaron nuevamente a los abuelos, para que salieran a los desfiles del San Pedro. Después de esto, nadie volvió para continuar con el club. “Los dos años anteriores nos atendieron los primeros meses de cada año, después cerraron el club. Para el San Pedro nos buscan para que saquemos una comparsa y vayamos a los desfiles; vienen a la carrera para que nos organicemos, y cuando pasa el festejo nadie vuelve por acá, nos dejan solos”, comentó Ernestina Añasco, mujer de 74 años, asistente al club. Ante la situación, los abuelos se resisten a perder al único lugar en el que encontraban apoyo y tranquilidad, ahora piden que la administración municipal o alguna empresa privada se fije en ellos y los ayude.