Y patriótico además, el de la Fiscalía, al capturar al ex embajador de Colombia en el Perú, Jorge Visbal Martelo. Digo heroico, porque en el despliegue publicitario, se demostraron las grandes dificultades que tuvieron que salvar para lograr el objetivo, ni siquiera parecido a las actividades desplegadas al ingreso al país del narcotraficante Georgio Sale, quien ingreso como pedro por su casa, teniendo tiempo aun, hasta para ir a la Fiscalía a revisar sus procesos, cuando sobre él pesaba igualmente una orden de captura por las autoridades judiciales competentes; el ex embajador Visbal, presentó renuncia de su cargo inmediatamente conoció de la orden judicial que ordenaba su captura, manifestó que procedería a presentarse ante las autoridades de su país, adicionalmente se conocía que el lunes pasado lo haría, como efectivamente lo hizo, como persona seria, en un acto propio de su respetabilidad como ciudadano y como funcionario. Lo que aquí se hace notar, son las conductas o el actuar diferente del mismo organismo del Estado, frente a dos situaciones idénticas. Si la Fiscalía, actuara sin miramientos, es decir, en idéntica forma frente a las mismas situaciones de hecho y de derecho, no hay la menor posibilidad de que el ciudadano común y corriente, como mínimo ponga en duda la confianza legítima, la legitimidad de este organismo del Estado, absolutamente politizado, como es conocido, tema sobre el cual se han escrito todas las cuartillas posibles; pero esta forma diferenciada en su actuar, genera en el ciudadano desprevenido, un manto de duda sobre sus actuaciones, llegando a la misma conclusión, la perdida de la confianza legítima. Son difíciles los momentos por los cuales atraviesa el Estado, un menú abundante de carruseles, como buen restaurante que se respete, el de la contratación a la grillé, sobrebarriga con salsa de pensiones, reforma a la justicia con exorbitantes pensiones, en fin, para quienes están interesados en la reforma más pensando en el interés particular de ver cómo se sigue saqueando al país en términos del ministro Vargas Lleras, en un tema específico de las pensiones, y lo más grave de todo, desde las más altas instancias del Estado, que incluye altos dignatarios de la justicia y el Congreso como siempre. Un carrusel tan grave o peor que la parapolítica, por los destrozos sociales que produce, contribuyendo a la desigualdad que se debe evitar, en una sociedad que cada día se consume en la miseria, y quienes son responsables de evitar que esto suceda, han montado un negocio, una cadena de la felicidad en favor de sus mezquinos intereses y en detrimento del tejido social, por el cual se rasgan las vestiduras, invocando el Estado Social