En estos tiempos de las grandes locomotoras del crecimiento nacional, en las que se ha comprometido el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, las regiones como la nuestra se enfrentan – esta vez sí – a la discusión de qué es lo que queremos, necesitamos, es esencial o forma parte sustancial de nuestra vida diaria.
¿Nos enfocamos en seguir abriendo las puertas generosamente, quizá en forma exagerada, al capital extranjero y con ello robustecer las cifras del desequilibrado crecimiento nacional, o protegemos los valiosos recursos naturales con que se nos ha dotado en forma amplia y suficiente para las actuales y próximas generaciones? Esa es la pregunta a resolver, ¿queremos petróleo, grandes obras hidroeléctricas y extracción de oro, coltán y otros minerales valiosos, o nos resguardamos en nuestros ríos, montañas, valles productivos, riqueza de aves, peces y mamíferos? ¿Les legamos dinero o bienes naturales a nuestros hijos y nietos?
Y a ello hemos llegado, en el caso de Neiva, con las noticias de las intenciones de exploración petrolera que adelanta la firma canadiense Alange sobre la parte alta del río Las Ceibas, surtidor único y en declive del agua de todos los neivanos. Como era de esperarse, y a tiempo y con firmeza, nuestras instituciones han manifestado su abierta oposición a estas proyecciones; en primera línea la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM) manifestándoles ya tanto a los entes nacionales como a la empresa misma la inconveniencia de estas tareas exploratorias, porque allí se tienen establecidas zonas de reserva y de protección. Además, el desarrollo de la actividad sísmica en ese rico ecosistema estratégico pondría en riesgo el proyecto de conservación y recuperación de la cuenca.
Se trata, más allá de esa misma obra que señala el Director de la CAM, de la zona de la que nos abastecemos de agua – y nos abasteceremos – todos los habitantes de la capital del Huila. Un área, además, muy rica en humedales, con ecosistemas estratégicos como la microcuenca de ‘La Mochilera’ y la Serranía de ‘La Buitrera’, en donde hay una gran cantidad de nacimientos y de humedales, con especies de aves, incluso algunas en vía de extinción.
Y están ahí, directamente en la zona de impacto, siete veredas: El Vergel, Santa Bárbara, Los Cauchos, Floragaita, Platanillar, El Centro y Ceibas Afuera, cuya población y desarrollo agrícola se perjudicaría grandemente. Y muy bien que el Concejo de Neiva se haya pronunciado advirtiendo que se incluirá, en el componente ambiental de la reformulación del POT, la no destinación del uso del suelo para la explotación minera dentro de la cuenca y micro cuenca del río Las Ceibas, sumado a la posición enérgica del alcalde Pedro Hernán Suárez en rechazo a estas intenciones. Esa es la línea y a ella deberán atenerse en los altos estamentos nacionales.
“El desarrollo de la actividad sísmica en ese rico ecosistema estratégico pondría en riesgo el proyecto de conservación y recuperación de la cuenca”.
EDITORIALITO
El comerciante Enrique Castro Murcia, padre del gerente del Hospital Universitario de Neiva Jesús Antonio Castro, falleció ayer en Pitalito. A sus familiares, amigos y relacionados nuestras sinceras manifestaciones de condolencia.