Agua vs petróleo

Promovido por la Asamblea Departamental y apoyado por la CAM se realizará hoy un foro sobre el río Magdalena. El objetivo: conocer el proyecto de navegabilidad diseñado por Cormagdalena. Su director Augusto García Rodríguez podrá despejar de una vez por todas las proyecciones que han generado polémica. La disyuntiva a la que se enfrenta hoy el país, y con mucha fuerza nuestra región, es la de conciliar o complementar o hacer convivir en armonía los intereses económicos nacionales, apoyados en la enorme inversión extranjera, frente a la conservación de la naturaleza, el respeto al medio ambiente, la seguridad alimentaria y la protección del agua como elemento fundamental de la vida. Es lo que ocurre ahora en el Huila con la expansión de zonas de exploración petrolera, especialmente en el área circundante al complejo de páramos de Miraflores, y la posibilidad ya de antiguo de darle uso extensivo para generación hidroeléctrica a la parte alta del río Magdalena, es decir desde el centro y sur del Huila. Betania y Quimbo, ya en producción el primero y en construcción el segundo, son los primeros de once proyectos visualizados desde finales de los años 70, cuando el país apenas se asomaba a mega obras usando la fuerza de la gravedad de las aguas para cubrir la demanda de electricidad nacional. Pericongo, Chillurco, Páez, Oporapa, Guarapas, Isnos, La Plata, Aranzazu y Paicol están en la lista como futuras represas, y hacen parte ahora del convenio que firmó Cormagdalena con la multinacional Hydrochina para detectar la viabilidad de ese y otros usos hídricos. Sin embargo, la conciencia ambiental no es la misma hoy de la de hace tres décadas: ahora somos mucho más conscientes de la defensa de nuestros recursos naturales, seguramente porque ya es ampliamente visible el daño que les hemos causado, y las voces que se alzan, como las de ayer en plenaria del Senado de la República, son las de privilegiar los páramos, los ríos, la fauna y la flora por encima de pingües regalías, espejos y pajaritos de oro con que los foráneos lograban encantarnos otrora. Demostrado está que estas grandes obras de nada han servido a la región, avocada a pagar una de las más altas tarifas de energía del país y no como se soñaba en el pasado que serían la redención. Y razones sobran para esta oposición: la misma Corte Constitucional ha sido tajante en advertir la protección que el Estado debe procurar cuando de proyectos mineros y de impacto se trata.  No se puede permitir una exploración y explotación minera indiscriminada y tampoco desproteger zonas como los parques naturales nacionales, los parques naturales regionales y las reservas forestales, amén de que tienen protección constitucional los ecosistemas integrados por vegetación original que no siempre forman parte de parques naturales, ha dicho el Alto Tribunal al referirse a los alcances del Código Minero. Y con mayor precisión debe tenerse en cuenta, como lo hizo la Corte, que en caso de presentarse una falta de certeza científica absoluta frente a la exploración o explotación minera de una zona determinada, la decisión debe inclinarse necesariamente hacia la protección de medio ambiente, pues si se adelanta la actividad minera y luego se demuestra que ocasionaba una grave daño ambiental, sería imposible revertir sus consecuencias. Destacado “Demostrado está que estas grandes obras de nada han servido a la región, avocada a pagar una de las más altas tarifas de energía del país y no como se soñaba en el pasado que serían la redención”. EDITORIALITO Promovido por la Asamblea Departamental y apoyado por la CAM se realizará hoy un foro sobre el río Magdalena. El objetivo: conocer el proyecto de navegabilidad diseñado por Cormagdalena. Su director Augusto García Rodríguez podrá despejar de una vez por todas las proyecciones que han generado polémica.