LA NACIÓN
Por lo menos 59 personas murieron y 515 más quedaron heridas cuando un hombre abrió fuego contra una multitud que asistía a un concierto en Las Vegas, en lo que ya se considera el tiroteo más sangriento de la historia en Estados Unidos.
El atacante, identificado como Stephen Padock, era un residente local. Disparó desde el piso 32 del hotel Mandala Bay, ubicado en la avenida central Strip, donde se celebraba la tercera y última noche de un festival de música country. La Policía informó esta mañana que Paddock se habría suicidado antes de que llegaran los agentes.
La Policía de Las Vegas encontró al menos ocho armas en la habitación del piso 32 desde donde el hombre abrió fuego contra la multitud. El equipo de élite SWAT encontró “una cantidad de armas largas”, dijo el subsheriff Kevin McMahill a ‘CNN’.
Las circunstancias de este tiroteo aún son confusas y los motivos del atacante, desconocidos. Ningún grupo asumió autoría y por lo pronto lo manejan como un “lobo solitario”.
El jefe policial explicó además que han localizado a la mujer asiática que acompañaba al presunto atacante, identificada como Marilou Danley, con quien quieren hablar para que les ayude en la investigación.
Según las autoridades, el tiroteo comenzó hacia las 10:08 p.m. del domingo, hora local, cuando al otro lado de la calle del hotel donde estaba Paddock se celebraba la clausura de los tres días del festival de música country “Route 91 Harvest”, que tenía lugar al aire libre.
En el momento del suceso estaba en el escenario el cantante de country Jason Aldean, cuya actuación se vio interrumpida por el sonido de las ráfagas de fusil, que provocaron el pánico entre los asistentes.
Entre los muertos hay varios policías fuera de servicio que asistían al concierto, según Lombardo, pero no hay aún más información sobre el resto de las víctimas. Debido al incidente, además del cierre de la zona sur de la ciudad y de una carretera, varios vuelos con destino al aeropuerto internacional de Las Vegas fueron desviados a otras terminales como medida de precaución.
RECUADRO.
DEBATE SOBRE EL USO DE ARMAS
Las autoridades aseguraron que el autor del ataque perpetrado en Las Vegas, que dejó al menos 58 muertos y más de 500 heridos, tenía en su poder varios fusiles en la habitación del hotel desde donde abrió fuego.
En una breve alocución desde la Casa Blanca, el presidente Donald Trump denunció un acto que representa “el mal absoluto” y llamó a Estados Unidos a mantenerse unido y a orar. Pero no dijo ni una palabra sobre las armas de fuego.
A pesar de que la investigación recién comenzó, los adversarios demócratas del presidente estadounidense ya exigen, cualesquiera hayan sido las motivaciones del homicida, una modificación de la legislación sobre armas, tema que suscita virulentas pasiones en Estados Unidos.
Apoyado en la campaña electoral por la mayor organización estadounidense defensora del derecho a poseer armas de fuego, la National Rifle Association (NRA), Donald Trump siempre fue un feroz defensor de la Segunda Enmienda de la Constitución, objeto de ásperas discusiones sobre su interpretación, que estipula que no se puede atentar contra “el derecho del pueblo a tener y portar armas”.
Algunas horas después del drama, su exrival demócrata, Hillary Clinton, pidió un debate de fondo sobre las armas. “Nuestra pena no es suficiente. Podemos y debemos dejar la política de lado, enfrentar a la NRA y trabajar juntos para intentar que esto no vuelva a ocurrir”, escribió en Twitter.