El Sistema de Alertas Tempranas, contratado por el Huila, para prevenir a tiempo, eventuales avalanchas, no está operando. Tampoco la red de comunicaciones de emergencia, actualizada y digitalizada, que demandó una inversión de 1.697,59 millones de pesos.
La tercera obra, proyectada hace dos años para mejorar la gestión del riesgo, un Centro de Gestión de Información y Sala de Crisis, terminó en otro elefante blanco, que le costó al tesoro público, 3.880 millones de pesos.
En total 5.578 millones de pesos, provenientes de regalías petroleras, destinados para prevenir los riesgos recurrentes por desastres naturales, se perdieron.
La inminencia de una nueva temporada invernal, como la registrada entre 2010 y 2011, sustento de la fabulosa contratación, vuelve a poner en mayor riesgo a por lo menos un millón de habitantes de los 37 municipios del Huila.
Lo contratado
El Sistema de Alertas Tempranas con tecnología de punta debía garantizar la vigilancia, día y noche, en tiempo real de las 18 cuencas hidrográficas. Pero hoy no está operando bajo los parámetros que se contrataron. Los equipos están en total abandono, unos fueron desmantelados y otros no aparecen.
La vigilancia implicaba la instalación de equipos de medición radar de la lámina de agua conectados con el Centro de Gestión del Riego un elefante blanco activado en el 2013, con los mismos contratistas y que tampoco opera para lo que fue contratado.
El proyecto contemplaba la actualización y modernización de la red de emergencias, su conversión al formato digital, con equipos de repetición y transmisión que aseguraran la cobertura en todo el departamento.
El contratista estaba obligado a realizar las labores de alistamiento en los sitios definidos, el suministro de los equipos para el sistema de alertas tempranas y la red de comunicaciones de emergencia.
También las adecuaciones de los puestos de control en los 18 municipios y en el centro de gestión y la instalación de los equipos. Aparentemente se hizo pero hoy no está prestando los servicios que se requerían para generar alertas en tiempo real en caso de crecientes súbitas.
El proyecto era vital para reducir el riesgo. La red contratada en las cuencas hidrográficas más vulnerables no ha funcionado ni un solo día. Desafortunadamente no ha sido una herramienta técnica que haya servido para reducir los riesgos de desastres porque, repito, no ha funcionado ni un solo día”, aseguró la directora de Gestión del Riesgo, Isabel Hernández Ávila.
“Lo digo con conocimiento de causa por manejamos los sistemas de comunicación y hasta el momento, en vísperas de una nueva temporada de lluvias, este sistema no ha funcionado ni un solo día”.
Sin radioteléfonos
Y peor aún, antes que mejorar el sistema de comunicaciones de emergencia que antes se hacía por radioteléfonos, con un sistema digital no funciona. “El sistema de alertas no reporta ninguna información sobre caudales, tampoco nos permite salir vía radio”, dijo. “Ahora, muchos reportes se hacen por teléfono porque los radios digitales no funcionan”, aseguraron voceros de los cuerpos de bomberos.
Las denuncias venían siendo reportadas por los organismos de socorro, voluntarios y miembros de los consejos locales de gestión del riesgo, sin que fueran atendidas. Al fin dieron resultados.
La Contraloría General de la República confirmó las graves falencias y abrirá los procesos de responsabilidad fiscal, según lo reportó el gerente departamental, Omar Castro Parra.
Una comisión del organismo de control confirmó que el sistema no genera alarmas automáticas en caso de presentarse cambios en los caudales de los ríos donde se encuentran instalados los sensores.
“El sistema de alertas tempranas (Sat) actualmente no se encuentra en funcionamiento, es decir, que no está prestando el servicio para el cual fue adquirido”, reportó.
A pesar de la instalación de los equipos y la cuantiosa inversión ejecutada, actualmente, la Oficina de Gestión del Riesgo continua realizando en forma manual la vigilancia de los caudales de los ríos, a través de radioteléfonos, o vía celular, sin hacer uso de los equipos del sistema de alertas tempranas.
Desmanteladas
Y lo más grave: Además de no estar funcionando, la red de alertas tempranas ha sido desmantelada o está en total abandono.
“En algunas cuencas hidrográficas no se encontraron instalados los elementos que conforman el sistema, presumiblemente fueron hurtados”, reportaron los investigadores.
“Algunos elementos se instalaron a una altura que puede ser alcanzado por cualquier persona y por consiguiente en riesgo de ser destruidos o hurtados”, complementaron.
En cinco sitios los equipos fueron desmantelados. No aparecen los sensores, los mástiles, los gabinetes, el cableado, las antenas y los paneles solares. Otros fueron destruidos. En los sitios sólo se hallaron los vestigios.
Desaparecieron
No aparecen los equipos instalados en el río Guarapas en Pitalito, supuestamente ubicados entre las veredas Santa Rosa y Miraflores. Tampoco los ubicados en la vereda La Playa (Tarqui), en el barrio Brisarrica (Villavieja), en la quebrada La Viciosa, vereda Cachimbal (Guadalupe) y el instalado en la quebrada Chimbayaco en El Agrado.
“En El Agrado, por ejemplo, según versiones que hemos conseguido, vecinos del lugar los destruyeron, argumentando que son de las multinacionales interesadas en nuevas represas”, aseguró el abogado, Luis Fernando Castro.
“En otros casos que estamos investigando, los equipos fueron desmantelados por desconocidos, creyendo que pueden tener valor”, informó el funcionario, delegado por la Secretaría de Gobierno para examinar las fallas que se han venido reportando. “Por estos hechos, la semana pasada, formulamos la denuncia penal ante la Fiscalía”, informó el asesor de la Secretaría de Gobierno.
“Otros sensores fueron instalados inadecuadamente, pues no enfocan el cauce de las quebradas sino a un lado de esta o más bien se alinean monitoreando la rivera de dicha quebrada, con el riesgo de que al momento de una creciente sean arrasados”, apuntó el reporte oficial conocido por LA NACIÓN.
Bajo llave
En los demás lugares, los equipos se encuentran en los sitios. Los gabinetes permanecen asegurados y las llaves están en poder de la Gobernación”, dijo Castro.
La Contraloría había formulado reparos porque los gabinetes estaban bajo llave, circunstancia que le impedía comprobar el estado o la verificación de la existencia de los elementos adquiridos.
Ni los organismos de emergencia, ni los bomberos o dirigentes de la comunidad conocen el paradero y la funcionalidad de los equipos. No hubo ninguna socialización ni capacitación
“Resulta evidente que el sistema de alertas tempranas no genera alarmas automáticas en caso de presentarse cambios en el caudal de los ríos y quebradas donde se encuentran instalados los sensores”, confirmaron los investigadores.
Además verificaron el desmantelamiento de los equipos y en general el abandono de los equipos por falta de una eficiente seguridad y vigilancia de los equipos.
“En consecuencia, el sistema de alertas tempranas no se encuentra implementado, toda vez que necesariamente implica el funcionamiento del sistema, traducido en la adecuada, efectiva y real alerta a las poblaciones en riesgo de inundación en los 37 municipios del Huila”, concluyeron los investigadores.
Sin parámetros
En la actualidad los sensores emiten información sobre los caudales de los ríos al Centro de Gestión, ubicado en la Gobernación, pero no dispara las alarmas por cambios súbitos por encima de los niveles normales.
Según los investigadores, esta anomalía se registra porque la información tomada de los ríos vigilados no tiene un parámetro objetivo de contraste, clave para el cabal funcionamiento del sistema. “Sino tiene parámetros de comparación, que debe alimentarse, sencillamente no dispara las alarmas”, argumento Castro.
La Gobernación no solo adquirió los equipos de medición hídrica, sino que contrató la implementación de un sistema que debe emitir alarmas cuando los niveles de los ríos superen los niveles de superficie por una eventual inundación. Pero no eso no ocurre.
En alto riesgo
La inoperancia de los sistemas contratados incrementan los niveles de riesgo. La ocurrencia de eventos como avalanchas, crecientes súbitas o inundaciones no puede prevenirse en tiempo real como se pensaba.
“Esta situación pone al Huila en un alto riesgo frente a las emergencias recurrentes que se registran por la alta vulnerabilidad a la que estamos sometidos. El tema fue ventilado el 11 de mayo pasado al consejo de gobierno”, indicó la señora Hernández Ávila.
“Los sensores no generaron alarmas automáticas en caso de presentarse cambios en el caudal de las quebradas donde se encuentran instalados los sensores”, ratificó la Contraloría, durante una inspección realizada el 29 de febrero pasado.
(Mañana segunda parte)
Isabel Hernández Ávila, directora de la Oficina de Gestión del Riego.
Los secretos de la contratación
El estudio previo fue realizado por Isabel Hernández Ávila, Fabio Olaya Rojas del Centro de Gestión y Martha Cecilia Medina, secretaria de Gobierno. El Comité de Contratación los aprobó el 14 de diciembre de 2014.
El proyecto fue financiado con recursos de regalías directas. La disponibilidad fue certificada el 17 de diciembre de 2014.
La licitación pública para la implementación del Sistema de Alertas Tempranas fue anunciada el 23 de diciembre de 2015, a las 5:15 p.m. en plena víspera de Navidad, y en pleno receso. No se recibieron observaciones.
El 13 de febrero de 2015, mediante Resolución 022 se ordenó la apertura de la licitación. Cuatro días después se realizó sin asistentes la audiencia pública de aclaración de pliegos.
Se presentaron sólo dos propuestas: Elkin Arturo Téllez Agón y Logística en Proyectos Integrales Sas, representada por Miguel Antonio Cañón Rincón, quien se quedó con el contrato. El primero fue eliminado porque no cumplía. El segundo, procedente de Barrancabermeja, radicado en Bogotá, aparece como interventor en el contrato para el Centro de Gestión que tampoco opera y con otros contratos vigentes en el Huila en video vigilancia.
La adjudicación se realizó el 10 de marzo de 2015 por un monto total de $1.655.79 millones de pesos.
Contrato Interventoría
La interventoría fue adjudicada el 16 de marzo a la firma Técnicos en Comunicaciones TK.com Ltda. (contrato 543 de 2015), representada por Juan Carlos Cadena Puertas por un valor de $41,80 millones. Curiosamente el interventor aparecía como operador del contratista. El interventor, como aparece en fotos y videos estuvo dedicado a instalar los equipos en las distintas regiones y no, como era su deber, a garantizar que se ejecutarán de conformidad con las condiciones.
El contrato de compraventa No. 513 fue suscrito el 10 de marzo de 2015. El contratista debía entregar instalada y en funcionamiento la red la red de comunicaciones de emergencia, totalmente actualizada y el Sistema de Alertas Tempranas.
Huila, altamente vulnerable
De nada sirvieron las víctimas que dejaron las avalanchas en 32 de los 37 municipios del Huila durante la recia temporada invernal ocurrida entre 2010 y 2011. Según el reporte oficial, los desastres dejaron 231.786 damnificados, 67 viviendas averiadas, tres centros educativos afectados, siete acueductos impactados, además de la destrucción de vías y puentes.
Los eventos confirmaron la alta vulnerabilidad del Huila, la fragilidad de los ecosistemas y las debilidades en la gestión del riesgo para prevenir los riesgos. Estas debilidades sirvieron de soportes para diseñar el proyecto, aprobado por el Ocad.
El gobernador de la época, Carlos Mauricio Iriarte, quien acaba de asumir el mandato, declaró el estado de emergencia y decretó la urgencia manifiesta, como mecanismo para atender los efectos de la ola invernal, sin recurrir a las exigentes condiciones de la licitación pública.
El gobierno decidió la implementación de un sistema de alertas tempranas en los 18 municipios afectados, que se sumaría a los sistemas instalados en la cuenca del río Páez, (La Plata, Nátaga y Paicol) para prevenir nuevas avalan chas por una eventual erupción del volcán Nevado del Huila y otros sistemas localizado en Timaná por los gigantescos deslizamientos que se registran en la región de Tobo y en la cuenca del río Las Ceibas.
El Huila, según un estudio del Departamento Nacional de Planeación figura entre las regiones con los mayores riesgos. En ocho años (2006-2014) reportó 1.164 eventos con 105 muertos y 113.873 damnificados por desastres. Durante este periodo 1.884 viviendas fueron afectadas y 825 vías destruidas.
El Huila en ocho años ha registrado 1.164 eventos con cuantiosas pérdidas humanas y materiales.