La mayoría de estos delitos se realizaron dentro del hogar, en donde desafortunadamente la madre y el padre fueron los principales agresores. El 70% de los casos no se denunciaron y las niñas fueron las principales víctimas de abuso sexual.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Medicina Legal, entre enero y mayo del 2013, se presentaron 2.120 denuncias por abuso sexual de niñas en el país. El 43% de ellas tenía entre 10 y 14 años, y se presume que el agresor fue un familiar.
En el Huila, durante este lapso de tiempo, se registraron 55 casos de abuso sexual a niñas y adolescentes: tres casos con menores entre los 0 y 4 años de edad, 16 casos con niñas entre los 5 y los 9 años de edad, 29 casos con menores entre los 10 y los 14 años de edad y 7 casos de adolescentes entre los 15 y los 17 años de edad. Asimismo, dos varones en el Huila fueron violentados sexualmente. Uno está en el rango entre los 0 y 4 años de edad y el segundo entre los 10 y los 14 años de edad.
Las alarmantes cifras fueron dadas a conocer por la Agencia Pandi, luego de un minucioso trabajo de monitoreo a los medios de comunicación, las entidades estatales de protección a la infancia y Medicina Legal.
Ángela Rosales, directora de Aldeas Infantiles, expresó su preocupación porque dentro del ámbito familiar se encuentran los principales perpetradores de abusos y violencia contra la niñez. “Es desafortunado que debamos proteger a nuestros niños y niñas de sus propios padres y madres. No podemos dejar que los hogares sean un factor de riesgo para la niñez”, expresó.
Agresiones
Durante el primer quinquemestre de este año se reportaron 3.237 agresiones a niños, niñas y adolescentes en todo el país. El 61% presentaron golpes con algún elemento contundente, el 10% tenía heridas por arma blanca y en el 25% de los casos no se determinó el mecanismo causal.
Las formas más comunes de violencia intrafamiliar fueron el abuso y el acoso sexual, los golpes con elementos contundentes, las heridasproducidas con armas blancas, las quemaduras y la violencia por negligencia.
Mientras que las cifras de Medicina Legal reportan 2.456 casos de violencia sexual, el último reporte de la Dirección de la Policía Nacional establece que los casos superan los 3.200 de enero a mayo del 2013. Este panorama empeora si se tiene en cuenta que más del 90% de los casos no se denuncian. Según la revista Forensis, publicación anual de Medicina Legal, la abstención o interrupción del proceso de denuncia es superior al 70%. Es decir que la no denuncia oscila entre el 90 y el 70%, según las dos entidades del Estado.
Cambio cultural
De acuerdo con las cifras de Medicina Legal, en los casos de maltrato infantil los principales agresores fueron los padres con un 33%, seguido de las madres con el 28% y los padrastros con el 9%.
“Si dentro del entorno familiar la violencia es normal, no podemos esperar que los niños no repliquen lo que han aprendido cuando están en los colegios, en el parque o en cualquier entorno social. ¿Qué les estamos enseñando? Les estamos diciendo que los problemas se resuelven con maltrato, que el diálogo ni siquiera es una posibilidad y que no hay tiempo para construir las relaciones entre los miembros de la familia”, expresó Ángela Rosales.
“Los padres piensan que si de niño les pegaron o los maltrataron y nada les pasó, entonces los niños tienen que vivir lo mismo que ellos. Repetimos los ciclos de violencia y los vamos escalando. El maltrato infantil es una de las principales formas de violencia en el país y una de las causas más comunes de muerte en los niños y las niñas. Erróneamente, muchos padres lo ven como el método más apropiado para educar y corregir las conductas de sus hijos, lo que constituye una violación y vulneración directa a los derechos de la niñez y la adolescencia”, ratificó.
Otra forma de maltrato infantil es el castigo psicológico. Este tipo de maltrato tiende a ser excluyente y humillante. En consecuencia, puede tener más recordación y secuelas que van a verse reflejadas durante el desarrollo personal y social del niño, en la construcción de su personalidad y hasta en el modo de crianza que empleará cuando sea un adulto.
“Los términos humillantes no hacen que las personas reflexionen, al contrario, generan reacciones adversas a las que se está reprochando. En los adolescentes, este maltrato causa rebeldía, no le ayuda a comprender la situación, y le causa mucho dolor e indignación”, dijo Rosales.
Cambio de mentalidad
Camilo Domínguez, director de Protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, aseguró que el Estado tiene programas encaminados a fortalecer los entornos familiares como fórmula para evitar el maltrato.
“Familias con Bienestar es un programa en donde se trabaja con los patrones de crianza del papá y la mamá, generando espacios de conversación para que hablen de sus problemas y de sus conflictos. Otro de los frentes por los que el Estado le apuesta a la mejora de las familias son: Familias en Acción y la Red Unidos. Programas que intentan mejorar la situación económica de los familiares, para que la frustración no se visualice en maltrato.”
Frente a las denuncias, Domínguez manifestó que es muy importante ser precisos con ellas para poder actuar rápidamente. “Nosotros recibimos muchas denuncias imprecisas: no nos dicen bien la dirección, los teléfonos de contacto no son los que son, la ubicación no es clara, los datos sobre el abusador tampoco. Entonces la invitación es que además de denunciar, es necesario dar datos precisos. Así podemos empezar un proceso de restablecimiento mucho más rápido”, aseguró
Los niños tienen derechos
Los derechos de los niños, niñas y adolescentes están consagrados en la Constitución Política de Colombia, la Convención sobre los Derechos de los Niños y las Niñas y el Código de la Infancia y la Adolescencia. Este marco legal obliga a la familia, al Estado y a la sociedad, a ser los garantes del cumplimiento de ellos.
De enero a mayo del 2013 se registraron 2.237 casos de maltrato infantil.
Durante los primeros cinco meses del año se recepcionaron 2.456 denuncias por abuso sexual contra menores de edad.
