“Amenazó nuestras carreras si no entregábamos muertos”

Ayer, en el segundo día de la audiencia de reconocimiento de ‘falsos positivos’ en el Huila, los exmilitares implicados revelaron nuevos detalles del escabroso plan para matar civiles inocentes y pasarlos por guerrilleros dados de baja. Uno de ellos, exoficial de las Fuerzas Especiales Urbanas, señaló al entonces comandante de la Novena Brigada, William Fernando Pérez Laiseca, de tratarlos como “perros” y de “pedir muertos”.

María Alejandra Ruiz Mallungo

@amperiodista

“Salí trasladado a la Agrupación de Fuerzas Especiales, esperando que no me iba a encontrar (con) lo mismo, que no iban a amenazar otra vez con mi carrera, hasta que me encontré con el general William Fernando Pérez Laiseca, ¡de forma pública lo digo acá! Con nombre propio, porque acá hay personas que estuvimos en la sala de guerra con él, cuando nos trató como perros, nos trató de forma humillante, porque nosotros no dábamos resultados operacionales, amenazó nuestras carreras, amenazó el sustento de nuestras familias, si nosotros no entregábamos muertos, porque no estaba pidiendo capturas, estaba pidiendo muertos”, dijo ante la sala de reconocimiento, Andrés Felipe Ramírez Gómez, que para el momento de los hechos, era oficial en el grado de teniente de la Agrupación Fuerzas Especiales Urbanas N°11, Afeur 11, adscritas a la Novena Brigada del Ejército Nacional con sede en Neiva.

Esta declaración, hace parte del caso 03 de la Jurisdicción Especial para la Paz, sobre ejecuciones extrajudiciales cometidos por la Fuerzas Militares colombianas, en el departamento del Huila, bajo el patrón macro criminal número 2; homicidios y desapariciones forzadas sobre personas ajenas al territorio y en situación de vulnerabilidad. En este espacio se encuentran 74 comparecientes entre máximos y no máximos responsables por los mal llamados ‘falsos positivos’.

Ramírez, hace parte de los 30 comparecientes máximos responsables, pues bajo su mando se cometieron 5 asesinatos con pleno conocimiento de las acciones y su liderazgo fue determinante en la organización y posterior ‘legalización’ de los informes, sobre estás ilegítimas bajas en combate, según la JEP.

“Ojalá hubiera tenido la vergüenza de declarar”

En medio de su audiencia, Ramírez fue escuchado por las cerca de 140 víctimas acreditadas, magistrados y delegados de organizaciones civiles y de derechos humanos.

Reconoció su responsabilidad por la ejecución extrajudicial de personas en estado de indefensión. En medio de sus palabras, aseguró que parte de estas acciones, se debieron por miedo a perder su puesto.

“La presión por resultados operacionales no es una excusa, nosotros teníamos miedo de perder nuestras carreras. Nosotros no lo hicimos por la presión de resultados, sino por ego al no querer perder nuestras carreras. Tuvimos la oportunidad de decidir y nos escogimos primero a nosotros. Esta es la oportunidad de hacer las cosas bien y ante el mundo pasar por la vergüenza y venir a dar la cara”, dijo Ramírez.

Durante su intervención, el compareciente mencionó que su carrera se vio amenazada por causa del artículo 103 del código de reglamento institucional de Régimen Disciplinario Único, facultad discrecional, “con el que me amenazaron si yo no cumplía con la política de ‘Seguridad Democrática’. Con el mismo artículo amenazaron a coroneles, comandantes de batallón, los relevaron de su mando y echaron del Ejército”.

También mencionó explícitamente la responsabilidad, que, según él, tuvo su superior para ese momento, William Fernando Pérez Laiseca, para la época comandante de la Novena Brigada, al presionar por resultados contundentes.

“… Hubiera sido bueno, que hubiera tenido la vergüenza de venir a pararse acá y reconocer públicamente lo que estoy diciendo, porque lo digo de frente a todos ustedes y a Colombia, yo respondo por mis actos, y por el dolor que les he causado, pero también tengo que reconocer quién dio la orden, aunque la orden no haya sido tácita, directa. Esa fue la orden”, confesó Ramírez.

“Juan Carlos Aguirre Macías no era un guerrillero” 

Sobre los crímenes cometidos por las Afeur 11, bajo su mando, en el año 2008, y en los que Ramírez fue coautor, mencionó el asesinato de Juan Carlos Aguirre Macías, un vendedor de relojes, padre de cuatro hijos y quien una mañana, luego de salir a comprar a una tienda cercana, nunca regresó a su casa y posteriormente se conoció la noticia de que fue asesinado en un enfrentamiento entre tropas del Ejército y subversivos.

“Señor, Mauricio Aguirre Macías, vengo a reconocer con mucho dolor, lo que usted mencionó en esta audiencia y es que he sido yo, la persona que cobardemente le arrebató a usted y a la señora María Gladys Macías, a Juan Carlos Aguirre Macías. Hechos ocurridos en el año 2008 de los cuales no siento ningún orgullo, pero es justo que ustedes lo sepan no solamente usted, que el mundo lo sepa, que Colombia lo sepa, que esa persona no era un delincuente, que Juan Carlos Aguirre Macías no era un indigente, que todos sepan, Juan Carlos Aguirre Macías no era un guerrillero”, expresó Ramírez.

“Pero no fue la única víctima”

En medio de su declaración ante los magistrados, el teniente retirado, relató que Juan Carlos Aguirre, fue tan solo una de las cinco víctimas por ‘falsos positivos’, ejecutadas por las Afeur 11, durante su mando.

“No he tenido la oportunidad de decírselo a las personas, que no están presentes en esta sala, pero acá también hay más víctimas que no se han mencionado como:  Ángel María Petevi, Osmidio Flor Ortiz, y Franklin y Jhon Satiaca Muñoz, bajo la misma modalidad descrita en este vergonzoso escenario… yo soy responsable de la muerte de esas cuatro personas… Fueron presentados de forma ilegítima como muertos en desarrollo de operaciones, eso nunca fue así, ellos nunca dispararon un arma y eso no fue en el ejercicio de un combate”, dijo Ramírez.

Planeación, ejecución y encubrimiento

Sobre el modo de operación dentro de las Afeur 11, para desarrollar estas ejecuciones, Ramírez dio detalles relevantes ante los presentes, sobretodo, porque estas acciones, se habían vuelto mecánicas e incluso “comunes” dentro de las tropas.

En primer lugar, según palabras del compareciente, se identificaban a las personas con mayor vulnerabilidad; consumidores de sustancias psicoactivas o en estado de calle, “¿Por qué personas vulnerables? Porque muchas veces hay estigmatización sobre la condición… para la sociedad es fácil señalar a una persona que se encuentra en condición de indigencia como delincuente”.

Luego de identificar a los civiles que cumplieran esas características, eran llevadas bajo pretextos, engaños o promesas de trabajo a otra parte del territorio, fuera del municipio donde residía, “eran alejados de los cascos urbanos y de las ciudades para poder hacerlo de una forma más silenciosa”. Los incriminaban, poniendo en sus manos o bolsillos, armas, granadas o radios de transmisión, para dar la sensación de que sí se trataban de agentes fuera de la ley.

“No contentos con esos hechos, se maquillaban los informes de patrullajes y los informes con los que  eran presentados, manifestando que ahí se había presentado un combate y para justificar ese enfrentamiento, se disparaban las armas, ya fuera que las trajeran las tropas, o que se consiguieran en otro lugar para que quedaran los residuos en las manos de estas personas y así poder incriminarlas”, y prosiguió, “pero más grave, el desaparecer los documentos, para poder presentarlos como N.N.”, finalizó Ramírez.

 “No confiamos en las autoridades porque rompieron el contrato social”

Durante la declaración hecha por Andrés Felipe Ramírez, oficial del ejército y teniente en la época de los hechos de las Afeur 11, estuvo presente, Mauricio Aguirre Macías, hermano de Juan Carlos Aguirre, víctima de ejecución extrajudicial por parte de esta unidad militar, quien minutos antes, había hablado ante la sala de reconocimiento.

Mauricio contó cómo un informante sacó de la casa a su hermano y se lo entregó al entonces teniente Felipe Andrés Ramírez Gómez, quien le disparó. “Ese día apagaron los sueños a mi hermano de ver crecer a sus cuatro hijos y de conocer a sus nietos, así como de acompañar en su vejez a mi madre, María Gladys Macías”, dijo.

“Todos estos asesinatos en nuestras familias han (hecho) que nosotros, como personas humildes y trabajadoras, hayamos perdido la confianza en el Estado y en las fuerzas militares. No confiamos en las autoridades porque rompieron el contrato social”, dijo Mauricio Aguirre.

Mauricio Aguirre también denunció las irregularidades que llevaron a que el cuerpo de su hermano fuera trasladado a distintas bóvedas del Cementerio Central de Neiva hasta que, gracias a una medida cautelar de la JEP, pudo darle digna sepultura. “Me lo entregaron y lo enterré dignamente como un ser humano, como una persona humilde”, dijo Aguirre al finalizar su intervención.

“Le fallé a Colombia”

Mario Hernán Duarte, imputado como máximo responsable, fue integrante del Batallón de Infantería N° 27,’Magdalena’, BIMAG, como oficial de operaciones y segundo comandante del batallón. “Ante ustedes, y ante todo el pueblo colombiano, quiero manifestar mi más sincero reconocimiento de mi responsabilidad en todos estos hechos”, dijo Duarte.

Duarte reconoció que Danilo Yepes Pineda y Saúl Ortiz Muñoz fueron víctimas de estos engaños y estigmatizaciones, producto de las operaciones a su mando.

“Reconozco que encubrí estos hechos. Permití que se presentaran declaraciones falsas a las autoridades que investigaban… Soy responsable porque les fallé a las familias de las víctimas, al Ejército, a Colombia, al pueblo huilense, a la justicia y, en especial, a las víctimas que murieron, porque no debieron haber muerto si yo hubiese cumplido con mis funciones”, dijo Duarte.

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