“Hagamos nuevamente grande a Estados Unidos” proclamaba Bill Clinton durante su triunfante campaña presidencial de 1992 y luego en 2008 con la misma bandera su esposa Hillary perdió frente a Donald Trump quien cambió “United States” por “América”, aunque evidentemente América no es un país sino todo un continente desde Canadá hasta Argentina en el polo sur con los demás países de Centroamérica y el Caribe.
Sin duda la economía es motor fundamental del desarrollo y las cifras estadounidenses para bien o para mal inciden en el comercio, seguridad, inversión y calidad de vida de los países amigos o no de los gringos. Pero gran paradoja es que según el Fondo Monetario Internacional EE.UU. es simultáneamente el país más rico y el más endeudado del planeta, con un creciente desbalance comercial por ser el mayor importador mundial que compra, en cifras redondas, 3.000 billones de dólares frente a exportaciones de 2.000 billones.
Su deuda alcanza los astronómicos 31.836 billones 111.179 millones de dólares -más de 30 veces la economía de su vecino México y equivalente al tercio de toda la economía mundial- empujando al país hacia un abismo económico al gastar muchísimo más de lo que produce, siendo sus acreedores China, Japón, Reino Unido, Irlanda, Suiza entre otros.
El próximo presupuesto prevé un déficit de 1 billón 693.000 millones con ingresos estimados en 7 billones 328.995 millones frente a gastos por 9 billones 21.995 millones.
Aunque algunos calculan que una torre de billetes de 100 dólares cubriría la distancia hasta la Luna, tienen la ventaja de su inagotable fotocopiadora de billetes y si USA fallara en el pago de su deuda sería el caos económico mundial, pero Allan Greespan, expresidente de la Reserva Federal afirma que “Podremos cancelar cualquier deuda porque siempre podremos imprimir billetes para pagarla”.
Por eso Biden presupuestó multibillonarios dólares para 2025 en el país de mayor gasto militar el año pasado con 916.000 millones, equivalente al 40% del gasto militar mundial total, el triple más que lo gastado por el gobierno chino y ocho veces y media del ruso. Y es que sumado el costo militar de los diez primeros países después de EU, apenas alcanzan a rasguñar esa cifra.
El próximo 20 de enero Donald Trump arrancará su nueva administración del imperio más poderoso de la historia al que otras grandes potencias le muestran los dientes, pero mientras tenga las 800 bases militares distribuidas por el mundo y el control de los algoritmos en la red, seguirá siendo hegemónico porque también sigue incidiendo en la política internacional utilizando sus numerosas agencias y operaciones secretas financiadas por contribuyentes, narcotráfico, recursos naturales y muchas otras fuentes. Así, todo señala que EU seguirá siendo “great”.