Con toda la serenidad, análisis juicioso con los mejores expertos posibles y el tiempo justo y necesario para tomar la mejor decisión, Colombia fijó la postura que sostendrá frente al fallo proferido por la Corte Internacional de La Haya en relación con el litigio de límites marítimos con Nicaragua. No era a las volandas ni al calor de la pasión nacionalista ni con el afán de las urgencias políticas internas como se debía responder a esa compleja decisión de los 15 jueces internacionales; seguramente la mayor parte de los colombianos pretendíamos eso, que se tomara una actitud pronta, afanados por las provocaciones y la rapidez con que el mandatario nicaragüense Daniel Ortega estaba procediendo.
Hoy creemos que Colombia, como Estado y a la cabeza su Gobierno, han actuado de la manera más acertada, tomándose el tiempo necesario para que los pasos a seguir sean firmes y sólidos, con total apego tanto a la jurisprudencia como al respeto de los demás pueblos, teniendo en cuenta que el fallo de La Haya compromete y afecta a otras naciones con las cuales hemos firmado tratados de límites.
Las decisiones anunciadas por el presidente Juan Manuel Santos han sido recibidas como un acierto y un manejo serio de un tema cuyos alcances son similares a los que tuvo la separación de Panamá en 1903. Quizá un grueso número de colombianos no lo perciban de esa manera y ni siquiera tengan la percepción de cuánto se juega y jugará el país en este episodio, pero no por ello debemos dejar de resaltarlo para que las nuevas generaciones tengan claridad sobre ello.
Ha sido claro y enfático el Presidente en afirmar que este fallo, que pretendía afectar los intereses de Colombia en el mar Caribe “no es aplicable y no será aplicable hasta tanto se celebre un tratado que proteja los derechos de los colombianos, tratado que deberá ser aprobado de conformidad con lo señalado en nuestra Constitución”. Y nos ha presentado una estrategia de cuatro puntos que encierra todas la acciones del Gobierno para enfrentar las pretensiones cada vez más expansionistas de Nicaragua: declarar la inaplicabilidad del fallo; crear la zona contigua integral; la unión de las plataformas continentales de Cartagena y San Andrés, y la protección de la reserva natural Seaflower.
Se trata, hay que decirlo con precisión, de un primer y fundamental paso para la defensa de la integridad nacional, contemplando además una alianza que Colombia hará con Panamá, Jamaica y Costa Rica, países vecinos que también sufren las pretensiones expansionistas de Ortega. Y como no hay norma que obligue a Colombia en el tiempo a proponer el tratado para aplicar la sentencia de La Haya, la expectativa de su vigencia quedará congelada, de manera indefinida.
Para resumir la postura de Colombia, recordamos lo que decían – hace ya 5 siglos – las provincias vascas y el Reino de Navarra para no cumplir las órdenes emanadas de la Monarquía española, declarándolas nulas si atentaban contra su legislación propia: "Sea acatado, pero no cumplido".
“Se trata, hay que decirlo con precisión, de un primer y fundamental paso para la defensa de la integridad nacional…”
Editorialito
El Congreso revivió un proyecto de ley para castigar a los conductores ebrios, medida que se aplicaría bajo tres oportunidades que van desde sanciones pecuniarias hasta cárcel. El proyecto que será presentado el próximo lunes, contempla que los conductores ebrios no tendrán beneficio de casa por cárcel, ni libertad condicional. Amén.
