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Antología sanjuanera 3 7 septiembre, 2024
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Antología sanjuanera

Antología sanjuanera 9 7 septiembre, 2024Ante la llegada de San Juan y San Pedro, proponemos una rápida selección de sanjuaneros, el ritmo típico del Huila.

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Por estos días, con el resonar de las primeras tamboras y la sobreproducción de reinados de todos los pelambres, vale la pena intentar una breve antología del sanjuanero, el ritmo musical que identifica al Huila ante Colombia y al que, infortunadamente, muchas emisoras regionales junto con los advenedizos burócratas culturales, han relegado en su afán mercantilista de imponer esperpentos como el vallenato llorón o el insoportable reguetón.

Cualquier selección es arbitraria y subjetiva, pero en materia de sanjuaneros basta un leve repaso a la historia para determinar que El sanjuanero, de Anselmo Durán y Sofía Gaitán de Reyes, no solo es el indiscutible rey de la fiesta a la hora de las recopilaciones sino que está fuera de concurso en cualquier lugar del mundo. A propósito, el nombre de esta creación es así como aparece cuatro líneas arriba, sin nada de perendengues de ‘huilense’ ni algo que se le parezca. Así aparece en la partitura original registrada en Sayco.

Desde luego, es importante recalcar que el sanjuanero nació a comienzos del siglo XX del matrimonio legítimo entre el bambuco y el rajaleña. De ambos tomó elementos que lo hacen fácilmente distinguible. Del primero, heredó la tonada bambuquera de corte alegre y rápido haciéndolo muy parecido al bambuco fiestero y del segundo, asumió el perfil carnavalero de sus letras a veces desparpajadas que narran aspectos de la vida cotidiana. Por supuesto, nació en los candentes llanos del Viejo Tolima y deambuló, hasta llegar a la mayoría de edad, por las grandes haciendas cafeteras y ganaderas en donde los patronos les costeaban la fiesta durante días a la peonada y a sus amigos ricos para conmemorar el solsticio de verano y, conforme a la vieja tradición española, homenajear a san Juan Bautista. En síntesis, como decía el padre Andrés Rosa, “Sanjuanero es el nombre de un género de música vaciado en los moldes del rajaleña”.

Hechas estas precisiones de un periodista aficionado a la investigación cultural que no tiene idea de hacer música, se puede plantear una primera tanda de lujo con auténticos clásicos de la música popular colombiana y que corresponden a la abundante cosecha de Jorge Villamil Cordovez, el compositor que más cultivó este género. Algunos de ellos son: Llanogrande, El Barcino, La vaquería, El Embajador, El caballo colombiano, La mistela y Tambores del Pacandé.

En un segundo grupo, sin que necesariamente signifique una tabla de clasificación o que una sea superior a las demás, cabe una buena cantidad de esos sanjuaneros que, como dice Pedro J. Ramos “hacen correr por las venas un tropel de mil vaqueros”. Entre ellas están verdaderas joyas labradas por compositores de renombre: El contrabandista y El aguardiente, del olvidado Cantalicio Rojas; Añoranza campesina y Fiestas en mi pueblo, de Rodrigo Silva Ramos; Sampedreando, de Luis Alberto Osorio; Aires del Huila, de José Ignacio Papi Tovar; Opita soy, de Álvaro Córdoba y Morrocoy, de Lizardo Díaz (el compadre Felipe).

A ellas se suman, Retazos, de Jairo Beltrán; Cuando retumban las tamboras, de José Miller Trujillo; Matachín, de Aurora de Navarro; Viaje a Neiva, de Luciano Díaz; La chiva, de Juan Carlos Ortiz; La chismosa y Fiestas opitas, de Ramiro Chávarro; El bajacocos, de Carlos Álvarez; La surumba, de Manuel Ortiz; El aipuno, del tolimense José Faxir Sánchez y Mi terruño, de Antonio Gómez.

Esta lujosa lista necesariamente plantea la urgencia de rescatar viejos sanjuaneros que duermen el sueño de los injustos y debe servir para que los promotores de la cultura popular respalden las creaciones de nuevos talentos que cultivan este ritmo y a quienes no se les han brindado oportunidades discográficas, radiofónicas o televisivas. De esa nueva camada, por fortuna llevada al cedé recientemente por el estupendo Dueto La Gaitana, hay que tener en cuenta temas como Rascando y rascando, de Duberney Pineda y Neiva la reina, de Eduardo Pastrana.

Como cada vez son mayores las amenazas extranjeras, no necesariamente culturales, se hace indispensable una formidable tarea pedagógica en escuelas y colegios del Huila para que niños y jóvenes -como lo viene haciendo con empeño admirable la Fundación Baracoa, de Garzón- trabajen por la preservación de este delicioso pariente del rajaleña, el paloparao y la caña. Mientras eso ocurre, quién sabe cuándo, digamos con Anselmo Durán y Sofía Gaitán:
Sigamos cantando,
sigamos bailando,
sigamos cantando, ¡caramba!
que me vuelvo loco…

Antología sanjuanera 10 7 septiembre, 2024
La alegría de esta magnífica música acompaña nuestras tradicionales festividades.
Foto Sergio Reyes