Enclavado en las montañas de Palermo (Huila), un viejo taller de pintura les “roba” el tiempo de asistir los cultivos de café Enclavado en las montañas de Palermo (Huila), un viejo taller de pintura les “roba” el tiempo de asistir los cultivos de café a los jóvenes para que le den rienda suelta a su imaginación. FERNANDO POLO C. LA NACIÓN, NEIVA Llegar a la Institución Educativa Nilo, distante a 45 minutos en carro desde Palermo, luego de admirar los hermosos paisajes que ofrecen las montañas que rodean la vereda es bastante gratificante, el aire puro y el olor de la vegetación transportan al visitante a otra dimensión de la que quisiera plasmar un recuerdo para cuando ya no se este allí. Esos olores y paisajes son precisamente los que evocan los alumnos de la escuela, un humilde taller de pintura que con la ayuda del profesor Wilton Esteban Rojas Arango, formaron en la parte trasera de la institución. Allí no hay caballetes ni paleta de pinturas, cualquier pupitre viejo o mesa que desechen en una casa de la vereda, sirve para apoyar los bastidores y plasmar con vivos colores que dejan entrever la fuerza de su juventud, los paisajes que los rodean y la cotidianidad de su vida campesina. El artífice La idea del taller de pintura en la escuela surgió del licenciado en Artes Wilton Esteban Rojas Arango, palermuno de nacimiento y egresado del colegio San Juan Bosco de Palermo, institución que realiza cada año el Festival de la Arcilla, situación que influenció a Rojas Arango para que se inclinara por el arte de la pintura y la escultura. “Realmente no fue fácil porque desafortunadamente la cenicienta de las materias sigue siendo la educación artística, en los colegios le dan más prioridad a otras materias. Fue una lucha muy bonita, donde conté con el apoyo de los estudiantes y el señor rector Rodrigo Perdomo, entre todos acondicionamos el espacio para el taller. La idea era que los muchachos sintieran que la clase de artística era otra cosa, que salieran del salón donde reciben todas las clases a un sitio diferente donde pudieran dejar volar su imaginación, para que eso que se imaginaban lo plasmaran en un cartón, hoja de papel o donde quisieran”. “Las cosas funcionaron y hoy después de seis años con el taller, los alumnos de Décimo y Once ya realizan trabajos de gran calidad, pintan lo que viven a diario, su cotidianidad, los paisajes de la finca donde viven, los papás en sus labores. Por medio de la pintura y la escultura expresan lo que piensan de lo que pasa en su entorno, el arte para ellos ya se volvió una forma de expresión”, enuncia el profesor Rojas. Proyecto de vida El taller ha tenido tanto éxito que algunos de los egresados del colegio de Nilo están cursando la carrera de Licenciatura en Educación Artística en la Usco, como es el caso de las estudiantes Elizabeth Cristina Vargas e Ismelda Chala, quienes tomaron la decisión debido a la gran influencia de las artes visuales de su institución. Otro ejemplo del éxito que se ha logrado lo constituye la estudiante Leidy Moreno, quien ha elaborado obras pictóricas que han alcanzado precios de hasta $450.000, demostrando con ello que al graduarse de bachilleres están capacitados para producir recursos económicos para ayudar en sus hogares. Los muchachos han logrado llegar a un nivel de perfeccionamiento en la pintura, gracias a que fuera de la institución también ponen en práctica los consejos del profesor Rojas. La mayoría de ellos tienen que colaborar con las labores en los cultivos de café, que es de lo que viven las familias en esta región, pero le “roban” tiempo a sus faenas para practicar el arte, porque ahí han identificado otra opción de vida. Arte en las montañas Para el estudiante de la Institución Educativa Nilo, el arte se convierte primordialmente en un medio de expresión y en la posibilidad de otra opción de vida, es para ellos un lenguaje del pensamiento. El joven ve el mundo de forma diferente y a medida que crece, su percepción cambia. “La discrepancia entre los gustos del adulto y el modo en que se expresa el niño o joven, es la causa de la mayoría de las dificultades que surgen y que impiden que el estudiante utilice el arte como un verdadero medio de autoexpresión y oportunidad laboral. Hacer de la institución educativa una galería de arte, enclavada en las montañas de Palermo, es de verdad pensar en una educación que se actualiza, que se revisa permanentemente y se propone educar para la vida, es permitirles a niñas, niños y adolescentes que encuentren caminos, que expresen ideas, que gocen de sus derechos”, concluye el profesor Esteban Rojas. El grupo de estudiantes de Nilo siguen en su taller produciendo arte, plasmando el transcurrir de sus vidas en el campo; pero con la esperanza de que algún día las entidades encargadas de manejar la cultura les den la oportunidad de mostrar en otros escenarios esa gran exposición que tienen acumulada en su improvisado taller y así poder mostrar el arte rural también en las ciudades. Destacado Allí no hay caballetes ni paleta de pinturas, cualquier pupitre viejo o mesa que desechen en una casa de la vereda, sirve para apoyar los bastidores y plasmar con vivos colores que dejan entrever la fuerza de su juventud, los paisajes que los rodean y la cotidianidad de su vida campesina. Los estudiantes pintan las actividades cotidianas de sus vidas en el campo. Los jóvenes por medio del arte han encontrado formas de expresar su pensamiento. En el taller no hay muchos caballetes, cualquier pupitre sirve para soportar el bastidor y realizar la pintura. Los jóvenes trabajan esculturas en madera, arcilla y cerámica, entre otros materiales que consiguen en la región. El profesor Wilton Esteban Rojas Arango dicta las clases de pintura en un improvisado taller que construyó con la ayuda de los alumnos. Los estudiantes ven en el arte otra opción de vida, los más adelantados realizan obras tan buenas que han logrado venderlas a $450.000 pesos.