La Nación
Juan David Huertas Ramos
COLUMNISTAS OPINIÓN

Arte & Negocios

“La gente debe aprender de arte para llevar estos aprendizajes al mundo de los negocios”. Es la idea principal que sostiene Scott Berinato en su artículo “What can business learn from art?”, publicado hace un par de semanas en Harvard Business Review.

En este escrito, el autor nos muestra que habilidades cruciales para los negocios, tales como la comunicación y la capacidad para resolver problemas, son esenciales en el mundo artístico. Incluso, llega a plantear que el arte es, en términos generales, un proceso continuo de desarrollo de productos (¡Con el perdón de los puristas!). Sin embargo, advierte que el arte no genera productos de forma milagrosa, aunque así parezca, pues, todas las expresiones artísticas son resultado de trabajo arduo, mucho esfuerzo y maestría. A juicio del autor, todo puede ser hecho con belleza, y claro, los negocios no son la excepción (Dada la realidad nacional, debo aclarar que esto no aplica para el crimen ya que este es, esencialmente, atroz, aunque haya quienes le admiren como andamio político).

De acuerdo con Berinato, los negocios deben ir más allá de la presión por alcanzar las métricas deseadas, lo cual exige que se erijan liderazgos disruptivos que trasciendan los cánones empresariales. Por supuesto, eso no significar dejar de desear el lucro cuando se gestiona un negocio con arte.

Esto me recordó un artículo que Edgar Allan Poe publicó en Graham’s Magazine (1846) titulado “The philosofy of composition” -“Método de composición”- en el que, consciente de una oportunidad en el mercado literario, advirtió que ningún escritor o poeta había querido hasta ese momento escribir un artículo explicando su modus operandi. Poe, de forma literaria, pero sin alejarse de la utilidad aplicada de sus palabras, escribió que muchos lectores asumen que los poetas, por ejemplo, son embargados por sentimientos elevados que les impulsan a escribir y que de tal frenesí surgen las preciadas piezas de la métrica textual con las que los consumidores (lectores) sacian su hambre de bellas creaciones literarias. Sin embargo, Poe advierte que esto es del todo falso, ya que detrás de una obra literaria hay mucho trabajo, dedicación, y varios intentos. Según el autor de “El gato negro”, detrás de toda creación literaria existe un método de trabajo creativo que, con base en la originalidad, persigue siempre la belleza (No sólo las ventas). Por ello, reveló a su audiencia que en el caso de “El Cuervo”, el final deseado fue el punto de inicio del proceso de escritura, y que todo cuando en este fue compuesto, guardaba relación directa con el final. En este poema, nada fue producto del azar, así como la rima tampoco fue un “golpe de genialidad”.

Allan Poe revela en el artículo mencionado que en el momento de la creación de su producto (poema “El Cuervo”), fueron la extensión, el efecto que quería causar, la originalidad, y la idea global, los atributos que le ayudaron a caracterizar cada estrofa, cada verso y cada rima.

Por eso, podemos asegurar que la relación del arte con los negocios es interesante, cuando menos, toda vez que el arte tiene como premisa la belleza, y que los negocios pueden aspirar a esta a través de su promesa de valor (La cual se debería sustentar también en la originalidad). Entonces, basta de esperar un golpe de genialidad o la inspiración, que nunca nadie jamás tuvo. Vamos a trabajar, trabajar, y trabajar…