En un recorrido por la corona de la remoción en masa que se registra en la vereda El Tobo de Timaná, evidenció la afectación a cinco veredas. Además amenaza con causar una avalancha. Las familias damnificadas van a cumplir tres años esperando las ayudas del Estado. En un recorrido por la corona de la remoción en masa que se registra en la vereda El Tobo de Timaná, evidenció la afectación a cinco veredas. Además amenaza con causar una avalancha. Las familias damnificadas van a cumplir tres años esperando las ayudas del Estado. RODRIGO ROJAS GARZÓN LA NACIÓN, PITALITO Zozobra e inconformidad son los sentimientos que embargan a las familias afectadas por la remoción en masa que se ha llevado parte de las veredas El Tobo, Mantagua, San Marcos y que amenaza con extenderse hasta las veredas La Florida y Mateo Rico. Dicen los pobladores del sector, que por la falta de seriedad de los gobiernos en la atención de esta emergencia, muchas familias están aguantando física hambre, otros pasaron de ser propietarios a ganarse la vida trabajando al día, pues el rigor de la naturaleza se les llevó lo poco que habían conseguido en toda una de vida de trabajo. De acuerdo con los estimativos, el deslizamiento que se reactivó en abril del año 2009, se ha llevado por lo menos 60 hectáreas de pastos y cultivos de pan coger, además de cafetales en la mejor etapa de producción. Los damnificados después de tres años de visitas, recomendaciones y estudios, sólo han escuchado promesas; reclaman seriedad de las autoridades, de la dirigencia municipal y departamental que conocen bien su necesidad, Esperando Entre tanto el fenómeno continúa avanzando hacia la parte alta, afectando también viviendas, vías y servicios de agua e infraestructura eléctrica. José Guillermo Artunduaga, habitante de la zona, le ha tocado vivir con la incertidumbre del deslizamiento, aunque no pierde las esperanzas de una ayuda por parte del Estado. “Este deslizamiento es una bomba de tiempo que se agudiza y no tenemos respuesta seria de ninguna entidad para financiar la reubicación de las familias afectadas y las que se encuentran en zona de riesgo”, dijo Artunduaga.
“Una propuesta de reubicación o de compra de predios hasta el momento no se ha escuchado; congresistas y toda clase de políticos en su momento se comprometieron con ayudarnos, votamos por ellos y nada”, comenta Artunduaga. Reclaman de instituciones como la Federación y el Comité Departamental de Cafeteros, falta de solidaridad con ellos, pues en su mayoría las familias afectadas eran núcleos que vivían del cultivo de café. La falla se extiende Causa preocupación encontrarse con segmentos de carretera que se han abierto en grandes proporciones, los campesinos han rellenado las grietas con material de escombros para evitar la incomunicación como sucedió con la iglesia de El Tobo, que permaneció casi un mes sin presencia de feligreses porque no se podía llegar a pie. En la parte alta, lo impresionante es observar como diariamente la tierra de la montaña se mueve. “Sucede todo el tiempo porque está en constante movimiento”, concluyen los moradores, quienes dicen que escuchan algunos sonidos que emergen de las profundidades de la tierra. Desde hace 20 años empezó el derrumbe como consecuencia de una falla geológica identificada y confirmada por expertos de la Corporación del Alto Magdalena (CAM). Aunque los movimientos se habían detenido, desde hace dos años los derrumbes se intensificaron y no se detienen. Extensiones de tierra de las fincas de varios moradores desaparecieron y perdieron decenas de hectáreas de café. Lo más triste es que no pueden pedir terrenos ante el Banco Agrario o el Ministerio del Medio Ambiente, porque aparecen como propietarios de unos lotes que en la realidad no existen. Estudios La CAM en una visita en abril de 2011 confirmó, “que se están presentando actividades de remoción en masa (caídas, flujos, deslizamientos, volcamientos y hundimientos), que están afectando a los habitantes y sus bienes materiales, lo que exige recomendar acciones inmediatas que preserven la integridad física de los pobladores”. Concluye que la zona inspeccionada se encuentra bajo amenaza de origen geológico, morfológico e hidrometeorológico. “Este peligro es considerado vasto al igual que la vulnerabilidad allí presente. Esto genera un gran riesgo para la población y una probabilidad alta de catástrofe mayor. Aclara que con la información disponible es imposible determinar cuándo se puede presentar un fenómeno de elevada intensidad, aunque se puede asegurar que sí va a ocurrir. Por último, recomienda un estudio técnico científico de amenaza, vulnerabilidad y riesgo que determine el peligro mitigable y el no mitigable de cada vereda. Pide de manera inmediata reasentar algunas familias para preservar la vida de las personas, e implementar un sistema de monitoreo para las zonas afectadas, además de aislar potreros alrededor del río Timaná y reforestar la zona, entre otros. La comunidad después de cumplidas las mesas de socialización del Plan de Desarrollo del Huila en la ciudad de Pitalito, quedó más preocupada porque la urgente atención de esta emergencia al parecer no es prioridad de los gobiernos municipal y departamental. LA NACIÓN oye a la gente Leonel Medina Artunduaga, damnificado “Desde hace pocos días nuevamente se ha reactivado el deslizamiento en la vereda de El Tobo. Este deslizamiento hoy está al pie de la casa mía, y las familias son 53 las que se han visto afectadas sin recibir las mínimas ayudas por parte del Estado”. Filemón Artunduaga Calderón, cafetero “Ya va para tres años y no hemos tenido una solución definitiva a esta emergencia que avanza, han hecho muchas visitas, pero no han salido con nada. Yo tengo un cultivo de café nuevo y ya se lo está llevando el deslizamiento, mi casa también ya se está abriendo, se le ven grandes grietas”. Víctor Medina, afectado “Yo tenía una hectárea de café y esa se me fue toda, el resto de la finca y la residencia en donde vivo con mi esposa y mis dos hijas está a menos de 150 metros del deslizamiento. El 9 de abril próximo cumplimos tres años sin una respuesta efectiva, siempre han sido pañitos de agua tibia”.