Ante la desaceleración de la inflación, el Gobierno Nacional insiste que desde septiembre el emisor debería comenzar a bajar las tasas de interés y en ello concuerda con los empresarios y los bancos; pero expertos de Fedesarrollo y la Anif opinan lo contrario.
CATERIN MANCHOLA
Por quinto mes consecutivo en agosto de 2023 la inflación mostró una moderación, según el Dane obtuvo un resultado mensual de 0.7% y aunque este es inferior al de agosto de 2022, de acuerdo con la Anif, marca un giro de tendencia y alcanza su nivel más alto desde abril, nuevamente 20 puntos básicos por encima del dato del mes pasado.
Por segundo mes consecutivo, el resultado de inflación se ubicó por encima de las expectativas de los analistas encuestados por el Banco de la República, aunque dentro del rango, distinto a lo ocurrido en julio, anotó la Anif.
En tanto que la variación anual del IPC de 11.43% mantiene la tendencia de desaceleración y alcanza su registro más bajo en el 2023.
En suma, desde Barranquilla el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla indicó que la tendencia continúa siendo descendente, pero que efectivamente durante el mes pasado hubo un traspiés producto de las contingencias en el Llano que llevaron al incremento en los precios de algunos alimentos.
“Creo que lo importante para el país es entender que vamos en tendencia descendente, que esperamos a final de año llegar a un dígito a 9,2%, creemos que tal como están dadas las condiciones se va a dar. En el mes de agosto apareció un pequeño traspiés y son todas las contingencias del Llano que implicó un incremento temporal en los precios de algunos alimentos”, explicó.
“Eso va de pronto a ralentizar las conversaciones con el Banco de la República, porque por ahora solo tenemos un incremento menor al esperado y tenemos una ventaja de 180 puntos sobre la tasa de intervención. Nos quedan todavía cuatro meses para llegar a la inflación de un dígito y más o menos la tendencia va hacia allá”, añadió.
“Es el momento”
De acuerdo con dataIFX, el jefe de la cartera de Hacienda reafirmó que es momento de empezar a bajar las tasas de interés del Banco de la República, que actualmente se ubica en 13,25% y es la más alta en lo que va del siglo, pero que el reciente dato del IPC genera un poco de alerta.
Vale recordar que el emisor subió su tasa de intervención de política monetaria como estrategia para intentar atajar la inflación, lo cual sí está dando resultados.
“Pensamos que ya es hora de empezar a bajar las tasas, pero también es un poco el estado de alerta y prevención de que esperábamos que la inflación bajara más rápido y desafortunadamente en el mes de agosto se presentó la contingencia del Llano y entonces algunos alimentos volvieron a subir”, explicó.
En contraste, la Anif advirtió que el resultado de agosto evidencia que no es buen momento para bajar las tasas de interés. “Podría indicar que un relajamiento de la política monetaria podría ser prematuro, especialmente teniendo en cuenta la prevalencia de factores de riesgo como el precio de los combustibles, el bloqueo de vías importantes de abastecimiento y el posible efecto del Fenómeno del Niño”, contextualizó.
De igual manera Luis Fernando Mejía, presidente de Fedesarrollo, considera que “a pesar de la leve reducción de la inflación”, lo cierto es que “la inflación núcleo supera el 10% y las expectativas a un año están en el 6,3%, muy por encima del rango meta del Banco de la República (2 a 4%)”.
La petición conjunta
Dos días antes de conocerse el dato de la inflación, el Gobierno Nacional, bancos y empresarios insistieron en que “la recuperación económica es un propósito nacional”. Y en ese sentido se unieron para pedirle al Banco de la República que baje las tasas de interés.
Los tres sectores, en un inusual pronunciamiento conjunto, señalaron que están dadas las condiciones para que el Emisor haga su apuesta para que la economía del país recupere su senda de crecimiento; pues esta se ha venido ralentizando.
Gobierno, empresarios y sector bancario coinciden en que este estímulo monetario facilitará la producción, la generación de empleo y un rápido abaratamiento del crédito.