A punto de terminar el año es oportuno hacer un apretado balance, por el poco espacio ante tantas cosas que analizar y decir. Empecemos por lo positivo, por lo interno, por nuestro Partido Conservador que hizo historia al nombrar a la primera mujer en la presidencia, la senadora Nadia Blel. Con tacto, valor e inteligencia ha sabido cumplir y ejercer un gran liderazgo. Bien acompañada de Efraín Cepeda, en la presidencia del Senado, quien también ha cumplido lujoso rol en el legislativo. Han sabido enfrentar los desafueros del gobierno nacional y no acompañando iniciativas en contra de los colombianos. La buena tarea que hacen, junto a muchos otros conservadores, están delineando un futuro alentador para la colectividad en próximas elecciones como bastión de la centro-derecha.
Pasaron otros 12 meses y el ‘Gobierno del cambio’ continuó peor de lo que empezó, con escándalos, turbulencias y disputas internas. Y peleas permanentes del presidente Petro, no solamente contra la oposición, sino contra cualquiera que piense u opine diferente. La gente ya está cansada de su actitud camorrera y provocadora. Qué tal nombrar ‘gestor de paz’ a un violador de niñas. Pensar en darle una embajada a Daniel Mendoza, complaciente con abusos a las mujeres. Y, claro, de la corrupción. La Unidad del Riesgo resultó un nido de bandidos desde donde el Ejecutivo sacó plata para comprar sus reformas en el Congreso. Por eso, de a poco han ido cayendo fichas: Olmedo y Pinilla. Ricardo Bonilla, exministro de Hacienda. Sandra Ortiz, exalta funcionaria de la Casa de Nariño. Y vienen más nombres…
Otro escenario que tiene aburridos, preocupados y contra las cuerdas a los colombianos es el desarrollo de la ‘paz total’, convertida en un completo barullo, lleno de escollos y sin salida a la vista. El diálogo para lograr la pacificación merece el respaldo de la sociedad, pero, no como está planteado, casi sin pie ni cabeza, sin el ejercicio de autoridad por parte de la Fuerza Pública permitiendo que los delincuentes se paseen por los municipios con atentados, secuestrando, extorsionado, mientras las comunidades están debajo de la cama.
En materia política, a Petro le fue mal en el Congreso: escándalos de corrupción, reformas estancadas y relaciones rotas. Se le hundieron las de salud, educación, tributaria y política, y el presupuesto de 2025. Aprobó de mala manera la pensional y ojalá salga bien el nuevo Sistema General de Participaciones. Estaremos pendientes de las reformas laboral y a la justicia, la segunda de salud y ley de jurisdicción agraria.
En conclusión, el balance del año es más agrio que dulce, en gran parte por el primer mandatario de izquierda en la Casa de Nariño, quien todavía podría recomponer el camino si escucha, se deja apoyar y realiza un profundo ajuste en el gabinete ministerial, con ideas frescas y más al centro. Feliz Navidad, bendiciones y esperanza para todos en el 2025.