Ha terminado una legislatura más del Congreso de la República. Y como siempre, de afán, a las carreras, decidiendo en los últimos minutos asuntos que son de vital importancia para el país.
Pero, consuelo general, así ha sido casi siempre en Colombia y no es una excepción frente a los poderes legislativos de otros países. Lo que vale, entonces, es analizar qué tanto alcance positivo para la marcha del país tienen el sinnúmero de normas y reformas aprobadas por Cámara y Senado, y evaluar qué tan cerca estamos de transformar realmente al país, como lo ha afirmado el presidente Juan Manuel Santos al saludar las ejecutorias del Congreso tras el cierre de sesiones, que se reanudarán el próximo 20 de julio.
Por supuesto que es demasiado temprano para dar un concepto siquiera aproximado a cuál será el impacto de las normas aprobadas, y con ello saber si esas nuevas leyes están sirviendo para enfrentar los grandes problemas que registra el país en todos sus órdenes. Habrá que conocer a profundidad los alcances de la labor legislativa y por supuesto, el control de legalidad que deberá hacer la Corte Constitucional para medir si valió la pena.
Hay para todos los gustos: una ley para que cualquier trabajador que quede desempleado reciba una ayuda, durante unos meses, mientras hace la transición a un nuevo empleo. En medio de agudas polémicas, que no terminan y continuarán en las instancias de la Corte Constitucional, se aprobó la ley estatutaria del fuero militar.
El propio Santos afirma que la norma no creará ningún marco de impunidad pero los críticos creen que los vacíos y las confusiones del texto sí abren la puerta a que crímenes como los mal llamados “falsos positivos” queden sin castigo.
Y está la reforma a la Ley 100 de 1993 o de la salud: nos dicen que será una ley sin precedentes porque la salud deja de ser realmente un negocio, y pasa a ser un derecho fundamental. Pero sujeto a cuánta plata tendrá el Estado para responder por ese derecho. He ahí el mayor dilema a resolver.
Aunque la bondad de las leyes o del mismo trabajo del Congreso no se mide por el número sino por la racionalidad, seriedad, responsabilidad, calidad y viabilidad de las mismas, bien vale decir que por lo menos sirve de medidor de las tareas de nuestros parlamentarios: en las tres legislaturas desde julio 20 de 2010 se han aprobado 256 proyectos de ley o proyectos de reforma constitucional; 136 han sido de origen gubernamental, y 120 de origen del Congreso.
Y en esta legislatura, de julio 20 de 2012 a junio 20 de 2013, se aprobó el 60 por ciento de todas estas reformas y de los 147 proyectos puestos a consideración del Congreso, 65 fueron de origen gubernamental y 82 iniciativas parlamentarias. Que todas ellas realmente sirvan.
“Habrá que conocer a profundidad los alcances de la labor legislativa y por supuesto, el control de legalidad que deberá hacer la Corte Constitucional para medir si valió la pena”.
Editorialito
Significativo el convenio firmado ayer entre la Gobernación y la Federación de Departamentos para enfrentar el contrabando. Sin duda, este es un fenómeno que afecta las rentas regionales, sino un grave problema asociado al narcotráfico, al lavado de activos y a las bandas criminales.