La Nación
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Banca de oportunidades y pobreza. Por Carlos Martínez Simahan

Algunas cifras de la Banca de las Oportunidades expresan su éxito en impulsar la bancarización de los colombianos mayores de 18 años, que ha pasado de 47% en Julio/06 a 63.1% en Sept/11. El instrumento principal han sido los Corresponsables no Bancarios (CNBs) que hoy superan los 20.000, prestan sus servicios en todos los municipios colombianos y son de fácil acceso, puesto que funcionan en droguerías, tiendas, cooperativas, oficinas postales, panaderías. Entre Agosto 2006 y Enero 2012, se han realizado 9.160.000 microcréditos para un desembolso de 26.5 billones de pesos. Es decir, que se ha facilitado el acceso a servicios financieros adecuados -más a pymes que a familias de menores ingresos- y el programa es reconocido nacional o internacionalmente. Para obtener esas metas se subsidió por CNB abierto, en municipios donde la rentabilidad privada no permitía establecerlos. También hubo cambios estructurales en la oferta de servicios, como la certificación de las tasas de interés, la autorización de cuentas de ahorro de bajo monto, flexibilización en la vinculación, etc. Por ej: se invirtieron $3.295 millones de pesos, entre 2008-2010, para ampliar la presencia del programa en municipios de menos de 50 mil habitantes con baja presencia financiera, según lo consigna Econometría-Sei en su evaluación de impacto de La Banca de las Oportunidades. Ahora bien, parte esencial de su visión-misión, como “buscar equidad social” y “contribuir al alivio de la pobreza” está muy lejos del éxito. El Programa ha sido utilizado simplemente para reducir los costos de expansión de los servicios financieros y, sinembargo, los bancos comerciales no están llevando los CNBs a municipios pequeños o alejados, que son atendidos por el Banco Agrario, Ong o Cooperativas. Además, a petición de los bancos, el Gobierno eliminó los topes a la tasa de usura, que pasó de 39 a 51%, lo que envía a los pobres al paga diario”. En fin, a contravía de la intención fundante, no se ha entendido que la intervención gubernamental  en esta área solo se justifica si se busca específicamente derrotar la pobreza. Como todo subsidio debe ser temporal, la política social debe tener el propósito de superar las condiciones que lo hacen necesario. Y no con agua tibia. Un país con índice Gini inalterable de 058, con la desigualdad más dramática del mundo e informalidad creciente, debe aprovechar todas las herramientas a su alcance para dar la batalla contra esos flagelos  indignantes. Por eso, hemos insistido en el rediseño de la Banca de las oportunidades, en que se utilice la bancarización como arma para derrotar la pobreza, con microcréditos continuados para proyectos productivos. Así, podría liderar una transformación importante del sector financiero. Esa dinámica exigiría autonomía institucional. Hace rato hemos sugerido una Corporación mixta, tipo Colfuturo, en la que se combinen recursos de los bancos y los actuales del Programa. ¡Imaginación y compromiso, por favor!