La llegada del recién nacido implica una serie de especiales cuidados. No solo para las madres primerizas, sino para todas en general, y para su núcleo familiar, un nuevo ser implica tareas, responsabilidades y, desde luego, muchos mimos.
Alimentación
• Los recién nacidos tienen el estómago muy pequeñito, por lo tanto la cantidad de leche que les cabe es también pequeña. Los intervalos entre las tomas deben ser los que su cuerpo exija.
• Muchos bebés regurgitan después de alimentarse. Es algo normal. No hay razón para preocuparse, pues no suele ser mucha cantidad. Por regla general, solo “devuelven” la leche que han tomado de más.
• Hay bebés que se duermen “en plena comida”. Probablemente no tengan mucha hambre o aún estaban medio dormidos. En este caso, basta con mover un poquito el pezón para que despierten y sigan chupando.
• No es aconsejable darle nada que no sea leche, ni infusiones ni ningún preparado. Con la leche materna debe de ser suficiente.
• El eructo no es obligatorio, pero la mayoría de los bebés se siente mejor después de haber echado el aire. Para ayudarles, podemos incorporarlos apoyándolos sobre nuestro hombro, o bien ponerlos boca abajo encima de nuestras rodillas y les damos palmaditas en la espalda. A veces los gases pueden provocar fuertes dolores. Si es así, es mejor consultar al pediatra.
• La postura adecuada para acostar al bebé después de comer es boca arriba. Es más segura y hará que le molesten los gases en menor medida.
• Directrices para el aumento de peso: en los cinco primeros meses, la mayoría de los niños duplican su peso y hacia el final del primer año, suelen pesar tres veces más de lo que pesaron al nacer.
Cuidados generales
• A partir de los tres meses aproximadamente, los niños necesitan una cierta rutina en su vida. Por lo tanto, hay que procurar acostarles a la misma hora y siguiendo un mismo ritual. Esto deberá mantenerse durante los siguientes años.
• Cuanto más pequeños son, más se sobresaltan si nos acercamos precipitadamente, sin previo aviso. Primero hay que mantener contacto visual y hablarles. Luego, colocando una mano debajo de la cabeza y otra bajo el tronco, les levantamos con suavidad. No son tan frágiles como parecen, así que cojámosles con suavidad pero con firmeza.
• Uno de los puntos más delicados de los bebés son las nalgas. Por lo tanto, conviene cambiar su pañal a menudo y así evitar que se irriten. Aunque los modernos superpañales los mantienen secos durante largas horas, el calorcillo húmedo en la zona de la barriga no es nada bueno para la piel.
• Cambiarles los pañales sobre una mesa es más cómodo para que la espalda del adulto no sufra, pero hay que tener un cuidado extremo para evitar accidentes. Los bebés son capaces de girar su cuerpo y rodar a las pocas semanas.
• Antes de poner un nuevo pañal, hay que limpiarle con suavidad y secarle muy bien, procurando que no quede nada de humedad entre los pliegues.
Aseo y baño
• Durante las primeras semanas se le puede bañar en el lavamanos. Conviene colocar un protector para no golpearle accidentalmente contra la llave. También puede usarse una bañerita.
• Para asearle, en principio bastaría con el agua tibia. Si usamos jabón, que sea neutro. Los polvos de talco están desaconsejados: podría inhalarlos.
• Si el bebé tuviera miedo a la bañera, podemos sentarle desnudo sin nada de agua, darle algún juguete y luego ir llenando la bañera poco a poco.
• Aunque las abuelas afirman otra cosa, la herida del cordón umbilical no necesita un vendaje especial mientras cicatriza. Se puede bañar al pequeño si luego secamos bien la zona del ombligo. Esa parte la lavaremos con una toalla mojada en agua tibia, luego la secamos y colocamos encima una gasa limpia. Si la herida supura o sangra, hay que consultar al pediatra.
Ropa y otros cuidados
• La mayoría de los recién nacidos lleva demasiada ropa. Si están abrigados en exceso, pueden llegar a sufrir un sofocón: sudan y se sienten mal.
• En los primeros meses es normal que el pequeño tenga las manos y los pies fríos. Pero si la piel a la altura de los omóplatos o el abdomen está caliente y seca, significa que no tiene frío.
• Durante los primeros meses la cabecita del niño necesita apoyo. Cuando le tengamos en brazos, hay que sostenerla en todo momento con suavidad pero con firmeza. Los recién nacidos se asustan mucho cuando se les cae hacia un lado o hacia atrás.
• Las uñas de los bebés crecen muy rápido. El mejor momento para cortárselas es cuando duermen profundamente. Debemos usar unas tijeras especiales para bebés, con punta redonda.