Hacen bien los dirigentes gremiales, políticos y comunitarios del Occidente del Huila en convocar a la unidad en bloque de todos los congresistas, diputados, alcaldes y el Gobierno Departamental para exigir la más pronta solución a la grave problemática por el bloqueo vial, que ya completa diez meses sin luz al final del puente. Hacen bien los dirigentes gremiales, políticos y comunitarios del Occidente del Huila en convocar a la unidad en bloque de todos los congresistas, diputados, alcaldes y el Gobierno Departamental para exigir la más pronta solución a la grave problemática por el bloqueo vial, que ya completa diez meses sin luz al final del puente. La crisis derivada del colapso del viaducto Paso del Colegio no tiene ni resolución palpable ni responsables claramente identificados ni recursos suficientes y sí unos perjuicios multimillonarios, por establecer, que han sido asumidos única y exclusivamente por los centenares de miles de habitantes de esa región departamental. Ya sobran los calificativos de insólito, absurdo e increíble para describir cómo la inercia, la ineficiencia, la negligencia y la absoluta falta de diligencia del Invías para resolver esta situación, aunado a una evidente ausencia de real liderazgo y unidad ante el Gobierno Nacional de nuestra dirigencia regional. Baste un solo ejemplo contradictorio: imaginemos el daño de un puente en una vía también nacional, pero más visible, como el puente sobre el río Sumapaz entrando a Melgar. ¿Cuánto tiempo demorarían en arreglarlo, considerando el alto tráfico y su ubicación estratégica? No sería quizá más de una semana, a lo sumo dos, para que se tuviese una reparación en tanto se adoptarían toda clase de medidas para superar la emergencia transitoriamente. Pero no, acá hablamos de un puente que, si bien enlaza una vía nacional y une dos departamentos, no está cerca del corazón de los intereses del centro del poder bogotano; lastimosamente ese es otro de los frecuentes tipos de discriminación que el país aún soporta. Por ello urge, una vez más, que todos empujemos el carro de la presión pública, política y social para que se adopten las medidas que sean necesarias que pongan fin a este martirio de los miles de habitantes del occidente opita. Ya se habla de exigir, por lo menos, que Invías considere la posibilidad de habilitar el puente para vehículos de carga liviana, teniendo en cuenta que ya se avanza en los estudios y diseños del nuevo puente que se comprometió a construir el Gobierno Nacional. Y el transporte de carga pesada podría utilizar la vía alterna por El Pital – La Plata. Vale anotar, igualmente, la profunda decepción que ha provocado la habilitación de un ferry anunciado con bombos y platillos como la panacea para el tránsito de vehículos. Poco duró la dicha; su pobre capacidad, los errores en la logística para su uso, sumado al constante peligro por el recorrido de otras embarcaciones para pasajeros, incluso usadas como paso de motos, han dejado una nueva desilusión. Afortunadamente las autoridades locales y regionales han tomado algunas cartas en el asunto, exigiendo por lo menos medidas de seguridad para los pasajeros acuáticos. Unidad, mucha y constante unidad es lo que se requiere para darle una salida, de una vez por todas, a esta dramática situación, insostenible y absurda por la poca complejidad que implicaría encontrarle una rápida resolución. “Urge, una vez más, que todos empujemos el carro de la presión pública, política y social para que se adopten las medidas que sean necesarias que pongan fin a este martirio de los miles de habitantes del occidente opita”. EDITORIALITO La decisión del Juzgado de Familia de Garzón anulando el concurso para la selección del gerente del Hospital San Vicente, es otra demostración que el proceso, como en otros casos, no fue transparente ni garantista. Una vez más la meritocracia, sufre otro duro golpe.