Escrito por: David Andrés Sánchez Bogotá – Jefe de Crédito y Cartera Universidad del Rosario
El gobierno del “cambio” prometió en campaña hacer una revolución social en frentes considerados estratégicos para mitigar las brechas sociales. No se puede olvidar que Petro ganó las elecciones con un discurso fiel a la postura progresista latinoamericana, indilgando responsabilidades de la desigualdad al sector productivo del país, culpabilizando a los principales gremios y grupos económicos. Esta situación se ha acentuado con mayor fuerza desde la llegada al gobierno, utilizando el balcón de la Casa de Nariño, los medios y las redes sociales para fomentar estas discrepancias.
Buscar el desprestigio de los empresarios del país en aquellos sectores donde el discurso progresista marca una mayor audiencia, se ha convertido en la estrategia para recuperar el terreno perdido, sobre todo en imagen, ante la inocultable inoperancia del Estado. Crear tormentas en temas tan trascendentales como la salud, el agro, la matriz energética y la seguridad en todas sus dimensiones, se confabulan perfectamente para buscar apoyos en el legislativo para obtener la aprobación de las “Petro reformas”.
Un ejemplo claro de esta situación es lo ocurrido con las EPS con mayor participación de afiliados del país, quienes alzaron la mano para que el Gobierno autorice el giro de recursos adeudados por cerca de $10 billones. En línea con la estrategia, días después, la cabeza de la cartera indica a la opinión pública que van a otorgar los recursos, dejando entrever que salvaron a un sector que está a punto de naufragar en aguas profundas. Como dato curioso, esto coincide con el inicio del segundo debate en el congreso de la reforma a la salud.
Paralelamente emerge otro escenario de confrontación, esta vez, en relación con el sector energético y los distribuidores de energía a nivel nacional, a quienes el Gobierno les adeuda $7 billones afectando claramente los indicadores financieros para continuar operando. Esta coyuntura se proyecta en un momento ad portas de afrontar el fenómeno del niño que, según expertos, se espera tenga grandes repercusiones.
Adicionalmente, no se puede olvidar los ataques desde sectores afines al Gobierno a FEDEGAN, con improperios en donde se pretende vincular de manera deliberada y general a la actividad ganadera con grupos armados. Así también, se tiene como evidencia los anuncios contra la independencia de la Federación Nacional de Cafeteros y la administración de los recursos aportados por el Estado ante el inconformismo con la elección de cuerpos directivos. Estas situaciones riñen con una reforma agraria que no parece despegar, pues no se tiene certeza real de las tierras que harán parte de esta iniciativa.
Se puede decir que se debe poner freno a tanta tormenta, empero, se debe corregir y enderezar los caminos necesarios para garantizar el progreso, sin necesidad de atacar al sector productivo, pues Petro debe darse cuenta que no son los enemigos del desarrollo, por el contrario, son principales aliados en la construcción de una sociedad más equitativa.