‘Busqué las playas del inmenso rio que en el pasado feliz recorrí’

Puerto la 13 sobre el malecón del Rio Magdalena. Pescadores artesanales que aún subsisten.

En la laguna de la Magdalena, situada en el Macizo Colombiano, donde se originan la cordilleras Central y Oriental, que con sus imponentes nevados enmarcan este pedazo de patria que es el departamento del Huila, nace nuestro majestuoso río Magdalena, que nuestros pobladores ancestrales acertadamente llamaron Yuma (río amigo) y al que nuestros artistas le han cantado con maestría y con cierta veneración:

“Dios quiso poner su trono en una parte del mundo y después de buscar mucho llegó a mi Huila querido…creó el río Magdalena para que toda Colombia pudiera beber el agua de esta tierra que es la gloria”
Mi Huila, Bambuco de Héctor Álvarez

“En mi tierra para bien, cruza un río sin igual que da la vida entera al labrador, a su maizal y al platanal”
Alma del Huila (Himno del Huila), Pasillo de Luis Alberto Osorio

“Busqué las playas del inmenso río que en el pasado feliz recorrí y hallé el sendero cubierto de abrojos, las casas viejas se cayeron ya”
El Caracolí, Guabina de Jorge Villamil

“Llevo el perfume exquisito de tus montañas, la voz rumorosa del Magdalena ¡oh! pueblo valiente de la Gaitana”
Adiós Al Huila, Bambuco de Jorge Villamil

“En el Huila nace un río, gran atracción de Colombia, en sus aguas trae el ruido del remar de alegres bogas”
El río y El Mohán, Guabina de José Villalba

Soy un grávido río, y a la luz meridiana; ruedo bajo los ámbitos reflejando el paisaje; y en el hondo murmullo de mi audaz oleaje; se oye la voz solemne de la selva lejana”
El Rio, soneto de Tierra de Promisión, José Eustasio Rivera

“Hay serenata en el puente, atarraya en su garganta, hay temor entre los peces y gritos de resaca. Esta canción le duele al río, desafinados dedos tocan su fúnebre marcha No hay subienda, sí avalancha Mi río espera y calla”
Yuma. Ana Patricia Collazos

Así, el río Magdalena es fuente de inspiración, es la vida que da vida, mientras va regando nuestro departamento de sur a norte, llevando entre sus aguas gran variedad de peces que prodigan sustento a sus eternos compañeros, los pescadores, y calmando la sed de las personas y sus plantíos, y arrullando el paisaje que se engalana con una biodiversidad única de plantas y animales.

Hacia 1974, asesorado por el ingeniero Julio Carrizosa Umaña y otros académicos ambientalistas, el gobierno promulgó el Código de Recursos Naturales, mediante Decreto 2811 de 1974 con lo cual se legisló sobre la responsabilidad del Estado y los particulares en la conservación, uso y manejo de los recursos naturales considerados de utilidad pública e interés social. Esta norma protegería nuestro río, el río de la Patria, que baña gran parte del territorio colombiano antes de ofrendar sus aguas al océano Atlántico en Bocas de Ceniza.

Pero no, lamentablemente fue tarde: ya el destino de nuestro Huila estaba escrito, unos años antes, comenzando la década del 70, el Estado, escudriñando en el territorio nacional la posibilidad de desarrollar proyectos energéticos, había identificado en el Huila escenarios posibles para la construcción de 11 represas. Se descartaron dos inicialmente, quedando nueve, de las cuales ya se construyó Betania que está operando, y está en construcción El Quimbo.

La otras siete están proyectadas en el Plan de Ordenamiento Territorial de Departamento del Huila (POTD). Con la represa de Betania, no se han cumplido las expectativas iniciales pues se inundaron miles de hectáreas de una región agrícola y ganadera, vocación que supuestamente se cambiaría por la explotación pesquera y turística en los municipios aledaños, como Hobo y Yaguará, lo cual definitivamente no se logró, pues aunque hoy unos pocos, que no fueron pobladores de sector, explotan con éxito la mojarra en jaulas flotantes, el grueso de la población campesina de la región simplemente terminó desplazada. ¡Nadie puede acostarse como agricultor o ganadero y levantarse como agente turístico o pescador!

Igual cosa que se vislumbra con la represa de El Quimbo es que ya ha ocasionado el desplazamiento de muchas familias sin que se haya cumplido el compromiso de reasentamiento en condiciones que puedan garantizar su subsistencia.

La Constitución Política de 1991, artículo 331, creó la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena), encargada de la “recuperación de la navegación, de la actividad portuaria, la adecuación y la conservación de tierras, la generación y distribución de energía y el aprovechamiento y preservación del ambiente, los recursos ictiológicos y demás recursos naturales renovables”. La cuenca del río Magdalena congrega 85% de la actividad económica del país y alberga 80% de la población colombiana, pues vincula 18 departamentos y 728 municipios, de los cuales 128 se localizan en su ronda. Además, cada departamento y municipio tiene sus propias autoridades que obviamente deciden de manera autónoma.
En estas circunstancias, transcurrieron 18 años sin que Cormagdalena pasara de ser un nombre con tintes de elefante blanco, pues las funciones que debía cumplir eran paradójicamente tan importantes y titánicas como imposibles, pues antes de cualquier acción sobre el río debió pensarse en el ordenamiento de la cuenca, labor compleja pero indispensable y que está pendiente, y debe abordarse con el concurso de todas las comunidades circunvecinas.

Hoy, el marco del Convenio de Cooperación Económica y Técnica entre los gobiernos de Colombia y China (2010), parece que Cormagdalena ha empezado a funcionar, e inició la elaboración del Plan Maestro de Aprovechamiento del Río Magdalena. Se comenta, sin embargo, que solo se trata de preparar la construcción de otras represas de las ya proyectadas.

¿Y las cinco especies de reptiles, 63 de aves y 17 de mamíferos reportadas como vulnerables? (Sánchez Ramírez & Olaya Amaya, Universidad Surcolombiana 2004).

¿Y las 68 especies de peces nativos del Huila (Sánchez Ramírez, 2004) y 190 a nivel nacional? (Mojica 1999). ¿Y la biodiversidad? ¿Y las especies reportadas en peligro de extinción? ¿Y las especies endémicas? ¿Y las especies sin descubrir?

*Leyla Marleny Rincón Trujillo es licenciada en Química y Biología, con especializaciones en las universidades Surcolombiana y del Tolima, y autora de múltiples documentos e investigaciones sobre ecosistemas y temas ambientales.

ecosdelhuila@gmail.com

Fotos


Especies que se encuentran en el Magdalena.
Fotografías Oscar Trujillo Narváez
 

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