La Nación
Cabalgatas y violencia 1 26 agosto, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Cabalgatas y violencia

Luego de las fiestas de San Pedro, en el Huila se abrió el debate sobre la conveniencia de las cabalgatas. Si bien una buena parte de la sociedad considera aceptable esta práctica, es necesario no volver a permitirla por todo el daño que se le causa a los equinos y por los imaginarios sociales que representa. Hay prácticas como el toreo, similar al maltrato animal generado por las cabalgatas, que han dejado de hacerse; en los lugares de más tradición taurina, las plazas se han convertido en escenario para otro tipo de actividades. En el Huila es urgente reconsiderar varios aspectos de las fiestas que han caído en la repetición y en la monotonía; otras como las cabalgatas deben dejar de existir.

Los caballos son maltratados en las cabalgatas, algunos de ellos mueren por la fatiga y las condiciones deplorables en medio del desorden y el aturdimiento. Ya la ciencia ha demostrado que los mamíferos pueden sentir intenso dolor y tristeza cuando reciben malos tratos o pasan por un momento difícil. Si no creen en la ciencia, intenten mirar a los ojos de los animales para ser conscientes de lo que sienten. En una carta desde la cárcel, la revolucionaria Rosa Luxemburgo le cuenta a su amiga Sophie Liebjnecht sobre el dolor que sintió al mirar directamente a los ojos de un búfalo luego de ser azotado: “El que sangraba tenía en su cara negra y sus tiernos ojos una expresión que recordaba a un niño cuando llora, uno que ha sido severamente castigado y no sabe por qué, ni para qué, ni cómo librarse del tormento y de la brutalidad” (Han, 2024). Quizá sea necesario mirar a los caballos a los ojos después de ser maltratados en una cabalgata para adquirir conciencia de su sufrimiento. ¡Cómo!, olvidaba que la idea es terminar alcoholizado; así es difícil mirar a los ojos. El simbolismo de montar a caballo para exhibirse expresa los valores patriarcales de la dominación; manejar el caballo, tener el control absoluto de un animal indefenso hasta llevarlo a la fatiga e, incluso, a la muerte revela las características de una sociedad violenta y que reproduce relaciones de amos y esclavos en todos los niveles.

La razón nos dice que no debemos infringir dolor a los animales porque como decía Luxemburgo en su carta: son nuestros hermanos. El conocimiento nos indica que hay prácticas que no se corresponden con la conciencia ética y con los valores democráticos. No podemos quedarnos anquilosados en prácticas retrogradas porque a algunos les parece que está bien. Tratemos de mirarnos más a menudo a los ojos para sentir los dolores de todos.