A menos de dos meses de la gran cosecha anual del café en el Huila, los productores en la nueva meca del grano nacional han lanzado todo tipo de alertas para prevenir tanto al Gobierno Nacional como al departamento y a los municipios de mayor producción para que adopten medidas oportunas en búsqueda de un mejor precio, y con ello evitar una verdadera catástrofe económica si se mantienen las actuales tarifas. A menos de dos meses de la gran cosecha anual del café en el Huila, los productores en la nueva meca del grano nacional han lanzado todo tipo de alertas para prevenir tanto al Gobierno Nacional como al departamento y a los municipios de mayor producción para que adopten medidas oportunas en búsqueda de un mejor precio, y con ello evitar una verdadera catástrofe económica si se mantienen las actuales tarifas. Ayer no más se reunieron en Pitalito, corazón del nuevo eje cafetero, los dirigentes regionales con las autoridades locales para avanzar en esta tarea, apenas a tiempo de abocar acciones efectivas, y la próxima semana lo hará la Asamblea Departamental en la misma línea. El café colombiano, el de mejor calidad mundial pero por ello mismo el que mayores costos tiene en todas sus etapas de producción y procesamiento, registra hoy una de las cifras más bajas en su precio tanto interno como el del mercado accionario de Wall Street en Nueva York. La caída ha sido en verdadera picada, desde mayo del año pasado cuando llegó a superar el histórico de tres dólares por libra a la de hace unos días cuando se desplomó a menos de un dólar con setenta centavos, en tanto que en la misma proporción el precio interno que paga la Federación Nacional de Cafeteros, de referencia para el recibo de la carga de café de 125 kilos a las cooperativas en las bodegas de Almacafé, se reportó en 598 mil pesos, promedio nacional, la cifra más baja registrada desde el 25 de noviembre del 2009, hace dos años y medio. La buena carrera nos había llevado, para diciembre de 2009 a sobrepasar los 900 mil pesos, hasta el de 1.164.375 pesos, en marzo del 2011, el más alto de la historia cafetera. Las amenazas para los caficultores son muchas, empezando por la revaluación del peso colombiano, es decir que se reciben menos pesos por los dólares pagados en el exterior; las temporadas de fuertes inviernos, la roya y la broca y el alto costo de los insumos. Están entonces en peligro los empleos de miles de familias colombianas; en el caso del Huila la industria cafetera es la mayor empresa empleadora, con más de 250 mil personas que viven directamente de su cultivo y procesamiento, más otro tanto de puestos e ingresos indirectos. Es decir que cerca de una tercera parte de los opitas derivan sus ingresos, directa e indirectamente, del grano. Para los cafeteros, además, hay un manejo de la economía que favorece esa revaluación del peso, acabando con el ingreso y la capacidad competitiva de la agroindustria, lo que lleva a concluir que, con las cuentas que hoy se manejan del sector, es claro que no es rentable producir café en muchas áreas del país y que es necesario dedicarlas a otros cultivos. Tragos amargos son los que se vienen si a tiempo no se toman medidas adecuadas; ha sido frecuente que el Gobierno Nacional le dé la mano a otros sectores, como los floricultores; ahora es tiempo del café para impedir la crisis que se avecina. DESTACADO “Tragos amargos son los que se vienen si a tiempo no se toman medidas adecuadas”. Editorialito La proliferación del dengue en Neiva, una región tradicionalmente endémica, asociada con otras patologías como la leismaniasis es preocupante. Los esfuerzos de las autoridades para contrarrestarlas de nada sirven si no existe una estrategia integral, con el componente comunitario para contener sus mortales efectos.