Un aroma que evoca gusto y ameniza el momento. Esto es lo que produce tomarse una taza de café para la mayoría de los colombianos.
Como cada 27 de junio se celebra el Día Nacional del Café, con el cual se conmemora la existencia de un producto insignia, que ha tenido gran valor gracias a su inconfundible y delicioso sabor. Las versiones del café pueden ser infinitas y es precisamente lo que hace a esta semilla tan especial, pues hoy en día se encuentran diversas preparaciones y productos que implementan el uso del café como un medio para identificar la cultura y distinguirse ante el mundo.
En Colombia se ha convertido casi en un ritual consumir café en cualquier momento del día, especialmente en su tradicional forma de ‘tinto’ al amanecer o para quitar el sueño de la tarde y que no priva de adquirirlo en cualquiera de sus otras presentaciones.
Desde hace décadas se ha incentivado la necesidad de mejorar los procesos de cultivo de los caficultores en las regiones, lo que ha traído beneficios en la calidad de vida de millones personas que se dedican a esta labor.
Con diferentes formas, el café cobra relevancia por su influencia en sectores como el de la economía, el empleo, la vivienda, el transporte y otros. El departamento del Huila, por ejemplo, es el primer productor cafetero del país, según la Federación Nacional de Cafeteros (2023). Tiene una participación del 19,08% en la cosecha de café a nivel nacional desde hace 13 años, en los que ha incorporado técnicas innovadoras para sembrar e integrar el café, lo que a su vez ha hecho territorio mucho más competitivo.
El café, que tiene un papel fundamental en el PIB, es un elemento importante que aporta al desarrollo del país y ha permitido darle valor y reconocimiento al trabajo de quienes se dedican al arduo trabajo de sembrar y producir un producto reconocido por su excelencia a nivel internacional. Para los colombianos el sentido del café se da en el gusto de probar un producto equilibrado y suave que sigue cautivando.
Café Juan Octavio, de Íquira para el mundo
Café Juan Octavio, hace parte de los miles de historias de los caficultores que hacen al departamento del Huila, un representante fundamental en la producción de café de calidad.
Café Juan Octavio es un tributo a nuestros abuelos Juan Bautista Anacona, Octavio Amézquita y sus familias, los que con su trabajo y dedicación transmitieron el amor por el campo y el café a sus generaciones.
En el pintoresco pueblo de Iquira, en el Huila, dos familias caficultoras, los Anacona y los Amezquita, compartían una pasión ancestral por el café. Guiado por el legado de sus abuelos, Yair Eduardo fundó Café Juan Octavio junto a sus hermanos y con el apoyo invaluable de sus padres. Su objetivo era llevar más allá las fronteras de Iquira y compartir con el mundo la rica tradición cafetera huilense.
Con ese propósito en mente, abrieron sus tiendas de café de especialidad. Café Juan Octavio no solo ofrece una excelente taza de café, sino una experiencia que narra la historia detrás de cada grano. Es un espacio donde propios y turistas pueden conectar con la pasión y el trabajo dedicado que cada familia caficultora ha dedicado durante años.
