En oportunidades anteriores he hecho referencia a la importancia de la buena cultura ciudadana, como una característica de las sociedades avanzadas y la definí como el “agregado de comportamientos individuales y colectivos que diferencian una comunidad”. Rafael Méndez Lozano En oportunidades anteriores he hecho referencia a la importancia de la buena cultura ciudadana, como una característica de las sociedades avanzadas y la definí como el “agregado de comportamientos individuales y colectivos que diferencian una comunidad”. Hoy haré una reflexión sobre sobre aquellos actores que inciden en la cultura ciudadana y con quienes debemos actuar para mejorar nuestra calidad de vida; en tal sentido, le pido al lector que por favor se imagine una ciudad con las siguientes características. Autoridades gubernamentales con visión y formación para trabajar en beneficio de las comunidades que representan: Esto implica conformar equipos de alto nivel, definir prioridades y gran capacidad de gestión. La diferencia entre como recibieron el ente territorial: gobernación, municipio o una institución y como la entregan es el valor agregado que los hace dignos o no de continuar representando a la sociedad. Funcionarios públicos con vocación de servicio: Es la actitud se servir bien a quienes nos debemos, los ciudadanos; se refleja en la realización plena por el buen servicio, la puntualidad, el suministro de información oportuna y correcta y disposición de servir con alegría. Padres responsables y comprometidos con sus hijos: Son los que educan con sus comportamientos a sus hijos, no delegan en las instituciones educativas toda la responsabilidad de educar con valores a sus hijos, los corrigen cuando las circunstancias así lo exigen y también les ayudan a definir su proyecto de vida. Autoridades con responsabilidades en el control social: Se distinguen por su vocación de servicio a la ciudadanía, son un referente por el comportamiento ejemplar como autoridad y aplican las normas que alteran la sana convivencia. Empresarios: Son diferentes a los negociantes, pues además de propender por el crecimiento de su empresa, son conscientes de que no puede haber empresas sanas en sociedades enfermas. Se preocupan por el bienestar de sus colaboradores y son actores activos del desarrollo regional y del país. Comunidad: Aunque en esta categoría caben muchos actores como las familias, los estudiantes, docentes y organizaciones sociales entre otros, imaginémonos por un momento, una comunidad que respeta las normas de tránsito, que cuida el espacio público, respeta al adulto mayor, cuida a los jóvenes, es buen vecino, utiliza sanamente el tiempo libre y se interesa por los problemas de su comunidad. Como se puede deducir, es mucho lo que de puede hacer desde el gobierno, las autoridades de control social, los empresarios, las instituciones educativas y la comunidad en general para construir un entorno social que mejore la calidad de vida de los ciudadanos y le ofrezca condiciones de desarrollo a las nuevas generaciones. Como dice el Pirry, es comprometernos con la revolución de las cosas pequeñas. ¿Le jugamos?.