¡Campeona!

El impresionante triunfo olímpico de la antioqueña Mariana Pajón en la modalidad de bicicross BMX es la clara demostración de que los éxitos y los buenos resultados no llegan por azar, ni surgen de entornos viciados, ni los lograrán aquellos sin disciplina ni planificación y mucho menos sin la actitud y la personalidad de ganadores. El impresionante triunfo olímpico de la antioqueña Mariana Pajón en la modalidad de bicicross BMX es la clara demostración de que los éxitos y los buenos resultados no llegan por azar, ni surgen de entornos viciados, ni los lograrán aquellos sin disciplina ni planificación y mucho menos sin la actitud y la personalidad de ganadores. Mariana Pajón encarna ese talante que supera las falencias del tercer mundo y encara sus retos con toda la seriedad y profesionalismo que le correspondía; fue la abanderada, la líder del equipo colombiano en la inauguración de los Juegos en Londres, asumió su papel de favorita con absoluta dedicación, se concentró en el objetivo y, carrera tras carrera, hizo demostraciones de su capacidad. No se tomó a la ligera sus obligaciones, y el resultado dorado le llegó sin discusión alguna. Mariana se enfrentaba a aquellas a quienes ya había vencido, o también le habían vencido, en muchas competencias alrededor del mundo, pero nada la arredró y menos la hizo desistir de estar en el primer lugar, aún si ya estaba clasificada a la final tras las primeras eliminatorias. Pero lo más grande de esta pequeña antioqueña, que se vio así en las fotos junto a las medallistas de plata y bronce, es esa permanente seguridad en sí misma, esa personalidad arrolladora y el modo en que asumió el favoritismo que todos le dábamos desde acá. No prometió nada, no generó expectativas que no valían la pena, no se mostró arrogante pero tampoco sumisa frente al reto que tenía frente a sí. Y su comportamiento personal y social es ejemplar, con una familia que le ha brindado el mejor apoyo posible, incluso por encima del que ella misma ha recibido del Estado, concientes de que cuentan en casa con una verdadera campeona, 14 veces en el mundo y ahora con el gran trofeo mayor, la medalla de oro olímpica. Mariana es la gran representante de la nueva sangre nacional del deporte, de aquella que superó los complejos de inferioridad de ser colombianos discriminados en el mundo, que no se ampara en la situación del país para llorar derrotas sino que asume sus obligaciones para ganar. Nada de victorias morales, de que nos faltaron “cinco centavitos para el peso” ni medallitas de consuelo. Mariana, Jackelyne, Catherine, los dos Oscar, Rigoberto, Yuri y Carlos Mario tienen la pasta de campeones, van sin miedos, aspavientos ni temores; se entrenan a diario, se cuidan y desempeñan a cabalidad ese papel que la vida les ha dado como los mejores del país ante el mundo. Vale decir, además, que con la medalla de oro de Mariana Pajón, el departamento de Antioquia la ha aportado a Colombia en Londres cuatro de las ocho preseas obtenidas por nuestra delegación. Un resultado lógico, obvio, en una región que cuenta con los mejores escenarios, grandes entrenadores, enorme planificación estatal para apoyar a sus deportistas y una empresa privada que constantemente encuentra allí un excelente motivo para invertir. ¡Grande Mariana! DESTACADO “Mariana Pajón encarna ese talante que supera las falencias del tercer mundo y encara sus retos con toda la seriedad y profesionalismo que le correspondía”. Editorialito Centenares de indígenas y campesinos ocupan la vía nacional entre Hobo y Gigante, en una minga en defensa del territorio. Aunque la protesta es legítima, no puede afectar otros derechos ciudadanos como la libre locomoción. La protesta con bloqueos, agrava más la problemática.