Capitán Paola Duarte, inspiración de las mujeres en la Fuerza Aérea

En su carrera como piloto de la Fuerza Aérea Colombiana, FAC, la capitán Paola Duarte manifiesta que la institución le ha permitido encontrarse a sí misma al tiempo que brinda ayuda a la comunidad, la razón de ser de su trabajo. La FAC cumple hoy 105 años de creación.

María Alejandra Ruiz Mallungo

@amperiodista

María.ruiz@lanacion.com.co

Desde los cielos del centro de Colombia, la capitán Paola Andrea Duarte Siabatto, piloto de la Fuerza Aérea Colombiana, se destaca como una figura ejemplar, tanto en la cabina de helicópteros como en su rol de instructora en el Comando Aéreo de Combate No. 4 (CACOM 4), ubicado en la base aérea de Melgar, en el departamento del Tolima. Su trayectoria se ha convertido en un símbolo de inspiración para muchas mujeres en las fuerzas militares y en el país.

La decisión de ingresar a la institución fue motivada por una amistad significativa durante su adolescencia. Una amiga cercana, cuyo anhelo de ser militar se vio frustrado por su estatura, inspiró a la capitán a explorar esa misma senda. Así, tras dialogar con sus padres y recibir su apoyo incondicional, investigó a fondo sobre la institución y descubrió que la Fuerza Aérea ofrecía un mundo de oportunidades para su futuro.

Sin embargo, el camino no ha sido sencillo. A medida que avanzaba en su carrera militar, la capitán Duarte se hizo consciente de los desafíos inherentes a ser una mujer en un ámbito tradicionalmente dominado por hombres. Para ella, su constante reto es “hacer caer el paradigma de que a las mujeres nos regalan las cosas”, ya que dentro de la institución la exigencia es igual para hombres y mujeres. La calidad del trabajo lo determina la capacidad de cada uno de los que allí se encuentran, reflexiona la piloto.

Desafíos y amistad

Su viaje como piloto comenzó en 2014, cuando, tras un proceso de selección, se le asignó, por decisión de su instructor, volar helicópteros. La experiencia de aprender a manejar una aeronave de este tipo fue compleja y desafiante. Recordando esos momentos, la capitán confiesa que hubo instantes en los que se sintió al borde de desfallecer. Sin embargo, gracias al apoyo de su instructor, quien reconoció su potencial, logró perseverar. La colaboración con un compañero, su ‘ala de vuelo’, quien se convirtió en su amigo y aliado, también contribuyó a su crecimiento profesional; mientras él le brindaba asesoría en el vuelo, ella lo ayudaba con sus estudios teóricos para que ambos pudieran avanzar.

Cada vuelo, un aprendizaje

Cada vuelo es una experiencia singular, llena de aprendizajes. La capitán Duarte destaca que manejar aeronaves no es solo una cuestión técnica; es una actividad que despierta los sentidos y requiere un profundo nivel de atención y adaptación. Estas vivencias diarias han servido para formarla no solo como piloto, sino también como persona.

Entre las experiencias más significativas de su carrera, la capitán menciona una misión como copiloto en Acarí, Norte de Santander, durante un intenso combate de tres días. En medio de la incertidumbre y la fatiga, su deber era asistir a las tropas en el terreno. Esta experiencia le enseñó no solo sobre la valentía y el sacrificio, sino también sobre la satisfacción de haber podido ayudar, al menos de alguna manera, a sus compatriotas en momentos críticos.

La pandemia del Covid-19 también jugó un papel crucial en su vida profesional. Durante nueve meses, estuvo separada de su familia mientras llevaba vacunas a comunidades apartadas, volando a lugares donde el acceso terrestre era limitado. A pesar de la distancia, saber que su labor ayudaba a salvar vidas fue un poderoso aliciente.

Y, unos de los recuerdos más gratos, es el de un vuelo, para transportar a quien fue su instructor, un momento que valoró profundamente, ya que fue una oportunidad para rendir homenaje a la persona que le enseñó a volar.

Viaje al descubrimiento personal

La capitán reafirma que formar parte de la Fuerza Aérea Colombiana ha sido transformador. Esta experiencia le ha permitido valorar la vida, creer en sí misma y desarrollar habilidades que nunca imaginó poseer. “Ser parte de la FAC es, sin duda, un viaje hacia el descubrimiento personal y una constante invitación a esforzarse por ser la mejor versión de uno mismo. La satisfacción de volar y ayudar a quienes lo necesitan es una de las recompensas más valiosas que he encontrado en mi carrera”, concluyó la piloto.

105 años al servicio de los colombianos

Desde su fundación el 8 de noviembre en 1919, la Fuerza Aérea Colombiana, ha sido un pilar fundamental para la defensa y el desarrollo del país, destacándose por su compromiso en el servicio a la Nación. A lo largo de estos 105 años, la Fuerza ha evolucionado para enfrentar los retos de cada época, desde sus primeros vuelos en aviones de hélice hasta el manejo de modernas aeronaves y sistemas de alta tecnología. Este aniversario es un homenaje a quienes, en distintas épocas, han dedicado su vida a proteger el espacio aéreo colombiano y apoyar a las comunidades en situaciones de riesgo.

En el centro del país, la Fuerza Aérea ha desarrollado una misión de enorme relevancia estratégica, desplegando sus unidades en operaciones de control, asistencia humanitaria y seguridad en una región de gran importancia para la nación. Desde el Comando Aéreo de Combate No. 4, CACOM 4, ubicado en Melgar, Tolima, las tripulaciones realizan patrullajes y acciones de protección, apoyando a las poblaciones vulnerables y respondiendo ante emergencias como incendios forestales y situaciones de desastre. Este compromiso reafirma la misión de la Fuerza Aérea de no solo proteger el territorio, sino también de fortalecer el bienestar y la seguridad de los ciudadanos.

La conmemoración de estos 105 años también representa un momento para resaltar el espíritu de sacrificio y servicio que caracteriza a cada integrante de la institución. Su trabajo en el centro del país es un recordatorio de la importancia de la Fuerza para el progreso y la paz de Colombia, cumpliendo una misión de carácter humanitario y de defensa que no solo protege el espacio aéreo, sino que también conecta a la FAC con el corazón de las comunidades colombianas.

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