Henrique Capriles Radonski recuerda que nunca ha perdido una elección: fue diputado, alcalde, gobernador CARACAS (AFP) – Henrique Capriles Radonski recuerda que nunca ha perdido una elección: fue diputado, alcalde, gobernador y ahora este abogado aspira a derrocar al
popular Hugo Chávez este domingo tras una campaña en la que recorrió el país como el presidente lo hizo para su primera elección en 1998. Capriles, de 40 años, comenzó muy atrás en las encuestas, pero ha conseguido recortar distancias tras una frenética campaña en la que ha visitado 280 localidades a un ritmo de dos o tres por día -separados a veces por hasta medio millar de kilómetros, vestido con camisas ventiladas que cambia de color en cada mitin. “Yo no soy candidato de afiches, al flaco lo ven en las calles”, dijo recientemente el candidato, de cuerpo atlético y voz rasgada, en clara alusión a Chávez, 58 años, que se vio obligado a reducir el ritmo de actos y apariciones en la calle debido a la convalecencia del cáncer que se le diagnosticó el año pasado. Aficionado a los deportes, ha hecho caravanas en auto y caminatas -a veces al trote- estrechando manos y dando besos. Las imágenes de él alzado sobre las multitudes en una camioneta con el rostro bañado en sudor y la voz jadeante, tratando de abrirse paso entre la apasionada muchedumbre o lanzando las gorras azul, amarillo y rojas de la bandera venezolana -que contrasta con el rojo de los simpatizantes de Chávez- se han repetido diariamente estos últimos meses. Con un discurso breve y un mensaje sencillo, basado en los problemas cotidianos de los venezolanos, Capriles se desmarcó de los temas ideológicos que obsesionaron a la hasta hace poco desalentada oposición, y logró despertar un creciente entusiasmo que antes se veía solo en las filas del chavismo. Tras ganar en febrero pasado las primarias de la oposición con más de 60% de los votos, ha evitado además responder a los ataques de Chávez y ha contrapuesto un mensaje de inclusión al discurso beligerante del presidente. Capriles, que se presenta a sí mismo como el “candidato del progreso” frente al “continuismo” que representaría Chávez, asegura sentirse “cómodo” cuando se le ubica en el centro-izquierda y cree que la prioridad del Estado debe estar en las políticas sociales. Ante un modelo en el que, dice, “el Estado controla todo”, aboga por “combinar el Estado con el esfuerzo privado y darle la oportunidad al que está en la pobreza de tener empleo y no depender del recurso del Estado”, inspirado en el modelo de la izquierda brasileña. También propone acabar con algunas prerrogativas que promovió Chávez, como la reelección indefinida, y leyes como la que permite las expropiaciones de tierras. Los defensores del presidente, por su parte, le acusan de ser superficial y de basar su campaña en una estrategia publicitaria, basada en la mercadotecnia estadounidense, vacía de contenido. Hijo de una familia pudiente y nieto por línea materna de judíos polacos sobrevivientes del Holocausto –aunque se define como “católico creyente”–, Capriles es un abogado con especialización en derecho económico. Empezó su carrera política muy temprano cuando con 26 años fue electo diputado y presidente de la desaparecida Cámara de Diputados, de la mano de uno de los partidos tradicionales, el Copei (demócrata-cristiano, derecha). Chávez lo identifica con el desgastado sistema de partidos contra los que arrasó al ganar la elección de 1998, pero Capriles asevera que tiene dos adversarios: “Los que hoy están en el gobierno y los que saben que conmigo no vamos a regresar a lo de antes, a los vicios”. En 2000 ganó la alcaldía del municipio caraqueño de Baruta apoyado por el recién creado partido Primero Justicia, socialcristiano, al que sigue perteneciendo. En 2004 fue reelegido alcalde, tras pasar cuatro meses preso acusado de no actuar ante un ataque sufrido por la embajada de Cuba durante el golpe de Estado que despojó brevemente del poder a Chávez en abril de 2002, cargos de los que finalmente fue absuelto. En 2008 ganó la gobernación de Miranda (norte) frente a una de las figuras más fuertes del oficialismo, el actual presidente de la Asamblea Nacional y ex militar que participó con Chávez en la intentona golpista de 1992, Diosdado Cabello. Como gobernador, se le reconoce especialmente el trabajo que ha hecho en educación, con la recuperación de colegios y planes para aumentar la matrícula escolar, así como otros programas para reparar viviendas humildes y promover la salud gratuita. Soltero y sin compromiso conocido, los medios no paran de especular sobre sus posibles flechazos y sus seguidoras lo reciben con propuestas de matrimonio estampadas en pancartas o lo acorralan frente a su habitación de hotel para desearle “que Dios le mande una mujer bien buena”. Pero esta semana confesó que tenía a una mujer en su “corazón”. Capriles también se distancia de Chávez en política exterior, pues asegura que no busca “tener un club internacional de amigos” sino “relaciones igualitarias” con todos los países y sostiene que no regalará “ni una gota” del petróleo venezolano.