Caquetá y la Comisión de la Verdad

William Wilches Sánchez

Especial para LA NACIÓN

La creación de una Comisión de Verdad sobre el conflicto colombiano, es una propuesta que ha sido impulsada por diversos sectores de víctimas desde décadas atrás, como medida de garantía al derecho a la verdad, debido a que es un mecanismo que permite la comprensión social de un pasado violento y resulta un buen complemento de los mecanismos de justicia, pues las comisiones de la Verdad tienen un potencial que trasciende el relato de hechos individuales, puntuales y sin contexto -propio de la verdad judicial-. El trabajo de la CEV es fundamental para que como sociedad se reconozca el legado de las violaciones a los Derechos Humanos y de las infracciones al DIH desde una actitud de rechazo a la violencia que se ha aceptado e incluso promovido y defendido. El logro de un ambiente transformador en el que los conflictos se resuelvan pacíficamente, se respeten y toleren requiere de un examen histórico y sociológico, como el que la comisión tiene encomendado. La mirada crítica al conflicto armado que realizará la comisión será un paso necesario para la consolidación de espacios de diálogo, respeto, confianza, cooperación y solidaridad, y una cultura democrática de tolerancia, buen vivir y libre de indiferencia, sobre el imperativo ético de la no repetición, como indica el Decreto 588 de 2017.

Desde esta perspectiva, las comisiones de la Verdad formulan recomendaciones que apuntan a generar cambios estructurales en la sociedad y en los imaginarios sociales que hicieron posible la victimización. Consiguiendo así que las repercusiones de su trabajo frente al esclarecimiento de la verdad, la convivencia y la no repetición se extiendan más allá del tiempo específico de su mandato, debido a que posterior al funcionamiento de la CEV continúa todo un proceso social de ejecución y consolidación de las recomendaciones entregadas por la comisión, que deben ser desarrolladas por el Estado y por la sociedad.

En este orden de ideas, el carácter extrajudicial de la CEV es una garantía para el buen desarrollo de su mandato, pues logrará acercarla a versiones de la verdad que están en quienes son responsables de las violaciones y estos podrán participar aportando información desde un ambiente de confianza. Y así, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad logrará cumplir con su labor de escuchar a todos quienes consideren que pueden aportar a esclarecer lo sucedido, con lo cual las víctimas y la sociedad pueden  esperar una verdad compresiva de los fenómenos y patrones de violencia. Esta verdad desde los posibles responsables es fundamental para las víctimas, ya que ellos tiene información privilegiada que nos permitirá acceder a respuestas a interrogantes que venimos demandando sean resueltos, más allá de las respuestas particulares y escasas que se obtienen en procesos judiciales.

El Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición establece que la verdad es el presupuesto bajo el cual se fundamenta el ejercicio de rendición de cuentas a cargo de los responsables que entran en él. Así entonces, en el Decreto 588 de 2017 se establece una relación de condicionalidad entre la CEV y la JEP, cuando se le ordena a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad informar a la JEP sobre quienes fueron llamados a dar su testimonio y no acudieron a este llamado, para que la JEP considere a su vez, la posibilidad de que pierdan los beneficios que ésta otorga, bajo la premisa del incumplimiento de la obligación de hacer aportes certeros al esclarecimiento de la verdad en el marco del sistema integral.

Como un aporte a la verdad y la memoria, en el país se conformó la Red Colombiana de Lugares de Memoria como una organización que reúne a 27 lugares de memoria en todo el país de la cual hace parte en el Caquetá, el Museo Caquetá, la Fundación Muvidavi de Cartagena del Chairá, organizaciones afro, indígenas, de mujeres, Lgbti, en su mayoría han sido iniciativas de organizaciones de víctimas y de DDHH, construidas por autogestión, algunas con más de veinte años de existencia. Son lugares de memoria de carácter comunitario y participativo, que educan en el respeto a los Derechos Humanos a partir de la reflexión sobre los horrores causados por el conflicto armado y del reconocimiento de las luchas sociales y procesos de resistencia como insumos pedagógicos hacia la no repetición y preparan, con diversos lenguajes de memoria, lo que será la presencia del CEV en los territorios para cumplir su mandato en los próximos tres años.

En el Museo Caquetá, a través de la Sala de Memoria Histórica se contribuye a la sistematización de hechos de horror mediante la organización de archivos  y el acompañamiento de iniciativas de memoria que se reflejan en  videos, exposiciones, relatos, crónicas, entre otros, que  están disponibles para que la comunidad en general, conozca los detalles de los hechos sucedidos por causa del conflicto armado.

 

 

 

 

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