Renovamos nuestro saludo de condolencia a la familia Iriarte-Villarruel, por la desaparición de su distinguido hermano Carlos Julio, de idéntica manera a la familia Iriarte – Barrios. Renovamos nuestro saludo de condolencia a la familia Iriarte-Villarruel, por la desaparición de su distinguido hermano Carlos Julio, de idéntica manera a la familia Iriarte – Barrios. A mediados de los años 40, recién llegado de Baraya, mi pueblo natal, tuve la grata oportunidad de conocer y tratar a miembros de la familia Iriarte – Villarruel, don Piar y doña Sofía, por aquella época residentes en la Carrera 2ª., cerca de la Plaza de San Pedro. Fui condiscípulo de Álvaro Iriarte en la Escuela Central Ricardo Borrero Álvarez, y posteriormente, en el Colegio Santa Librada. A Carlos lo traté, por primera vez, recién llegado de prestar su servicio militar. Activo, despierto, de agradable talante. Emprendedor innato. Pero fue la común afición política, la que nos aproximó. Activistas del Comando de Juventudes Liberales del Huila. Promovimos congresos, manifestaciones, y participamos en Convenciones Municipales, Departamentales y Nacionales. Con Ignacio Solano Manrique, Emilio Cuéllar Lara y Fermín Segura Trujillo, en los años 60, publicamos el Semanario EL DEBATE. Carlos, además de ágil columnista, cumplió con propiedad y decoro las funciones de Gerente del Semanario, que en buena hora nos transfiriera su ilustre fundador, el doctor Tulio Rubiano. Desde allí, adelantamos incesantes campañas cívico – culturales, como la de los Bachilleratos Nocturnos, mixtos y gratuitos en Neiva y Garzón, y desde luego, nuestros empeños políticos, en los que encontramos perceptibles y generosos estímulos comunitarios. Carlos y su hermano Jorge se desenvolvieron eficazmente en el escenario empresarial. Sus proyectos fueron siempre de buen recibo, y contaron con la solidaridad familiar, y la receptividad comunitaria. Carlos, políticamente exitoso. Palpable su liderazgo, explícito y creativo. Así ocurrió en el Concejo de Neiva, luego en la Asamblea del Huila, hasta llegar a la Cámara de Representantes. Además de nuestros empeños periodísticos y culturales, con ardentía cívica y política, promovimos la campaña Pro – Casa Liberal del Huila, con el entusiasta y permanente apoyo popular, hasta realizar, de principio a fin, lo que ahora se conoce como patrimonio inmobiliario y radial de la Fundación Jorge Eliécer Gaitán, patrimonio que desde luego, pertenece por entero a la comunidad, al pueblo en general, en razón a que todos sus activos fueron adquiridos con recursos públicos, es decir, pertenecientes a la comunidad. En conclusión, de Carlos Iriarte se puede afirmar que se distinguió sobremanera por ser buen hijo, hermano, esposo, padre y amigo, en una palabra, cumplido ciudadano. ¡Paz en su tumba!