Aclaro que no tengo nada en contra de Petro ni del pensamiento de la izquierda colombiana. Solo pretendo hacer un llamado a la conciencia, la sindéresis y la objetividad. A que podamos construir consensos que nos permitan avanzar unidos.
En el pasado fui uno de los líderes del movimiento estudiantil de la Séptima Papeleta. Este movimiento permitió la convocatoria de una constituyente que dio lugar a la Constitución de 1991 y abrió el camino para que se revocara el Congreso de la República de ese momento. Es más, fui uno de los estudiantes que lideró la Marcha del Silencio semanas después del asesinato de Luis Carlos Galán, y en esa marcha hablé en nombre de todos los que salimos a protestar ese día.
Es decir, aunque no soy de izquierda, siempre he sido crítico de lo mismo que ustedes critican. Cada acción que realizamos como estudiantes representaba el rechazo a la violencia, la corrupción y la politiquería. Tanto así que, la noche anterior a esa Marcha del Silencio, con un grupo de estudiantes elaboramos un comunicado en contra de lo que estaba ocurriendo en Colombia. En ese documento deplorábamos la violencia armada, el narcotráfico, y señalábamos a estos dos fenómenos, junto con los políticos de turno, como los principales responsables de la crisis del país. Lo hicimos con esfuerzo, ahínco y sin promover divisiones. Incluso, en esa marcha caminamos juntos estudiantes de universidades públicas y privadas, sin pelear; nadie lanzó una bomba, nadie lanzó una piedra, nadie quemó un local.
Explico lo anterior porque, al igual que ustedes, quería un cambio, un país mejor, equitativo e igualitario. Por lo tanto, no soy anti-Petrista, soy colombianista. Y, respetuosamente, debo decirles: el gobierno del cambio va mal.
La industria ha caído un 4,2%, y 27 actividades económicas reportan números rojos. El consumo de los hogares lleva 22 meses con tendencia a la baja. La inversión extranjera registra caídas del 217%. La falta de ejecución presupuestal es alarmante, al igual que el elevado gasto del gobierno central. La violencia y la corrupción también son alarmantes. Esa es la realidad.
Por favor, no pretendan culpar a otros. Cuando se lidera o gobierna, se hace para superar las adversidades, no para justificar los fracasos.
En este año que comienza, los invito a entender que ustedes están gobernando, no la oposición ni los medios de comunicación. Por favor, hagan algo distinto y diferente a pelear y dar excusas. El rumbo planteado nos llevará al fracaso. No lo digo como opositor de nada; lo digo como colombiano que, al igual que en el pasado, quiere un mejor futuro para sus hijos.