Los problemas del departamento de Casanare van más allá de una emergencia por desabastecimiento de agua potable. Juan Manuel Galán Los problemas del departamento de Casanare van más allá de una emergencia por desabastecimiento de agua potable. Urge revisar estructuralmente la institucionalidad gubernamental de la región y fortalecer la participación ciudadana en las decisiones públicas que se han tomado sin consideración del interés general. Las pasadas elecciones en el departamento del Casanare no olían bien. Fue por esta razón, que hice públicas las denuncias que recaían sobre los candidatos liberales y solicité a la Dirección Nacional del Partido que aplicara las sanciones correspondientes, por las denuncias sobre irregularidades electorales en la campaña del entonces candidato liberal a la alcaldía de Yopal, William Enrique Celemín Cáceres. Ahora, más de un año después del inicio de la administración municipal, nos encontramos con una emergencia sanitaria y con el riesgo de una epidemia de diarrea provocada por el desabastecimiento de agua y la ausencia de una planta de tratamiento adecuada para atender las necesidades básicas de los pobladores. En estas condiciones, no es difícil entender por qué los habitantes de Yopal salieron a las calles a protestar, se tomaron la sede del Concejo Municipal y decidieron bloquear las vías de la ciudad. Ante estos hechos, el alcalde municipal decidió decretar el toque de queda, la ley seca y comenzar a gestionar un plan de mitigación del riesgo. Sin embargo, la inconformidad ciudadana no es producto únicamente del desabastecimiento de agua, sino de largos periodos de gobiernos débiles y corruptos que presuntamente han sostenido alianzas con grupos paramilitares y organizaciones criminales mafiosas. El departamento del Casanare y el municipio de Yopal manejan grandes sumas de dinero por transferencia de regalías y del sistema general de participación. Esas partidas deben ser destinadas obligatoriamente a la atención de servicios fundamentales como la salud, el agua potable y el saneamiento básico. ¿En dónde está ese dinero? ¿Puede cada habitante de Yopal hoy día, conocer y vigilar la inversión de estos recursos? Casanare y Yopal requieren una toma del poder político, pero no desde Bogotá sino desde los propios casanareños.