BUENOS AIRES (AFP) – La justicia argentina marcó un hito al condenar a los exdictadores Jorge Videla y Reynaldo Bignone a 50 y 15 años de prisión respectivamente, por un plan sistemático de robo de bebés, hijos de desaparecidos, pero la herida causada por el delito más siniestro del régimen perdura al faltar aún 400 de ellos. BUENOS AIRES (AFP) – La justicia argentina marcó un hito al condenar a los exdictadores Jorge Videla y Reynaldo Bignone a 50 y 15 años de prisión respectivamente, por un plan sistemático de robo de bebés, hijos de desaparecidos, pero la herida causada por el delito más siniestro del régimen perdura al faltar aún 400 de ellos. “Se hizo justicia al reconocer que se trataba de un plan sistemático, pero aún faltan 400 hijos. Como dice el tango: ‘Heridas que no cierran y sangran todavía'”, dijo a la AFP la psicóloga Alicia Stolkiner, coordinadora del equipo auxiliar de la justicia de la Comisión Nacional por la Identidad (Conadi). La psicóloga tiene justamente entre sus pacientes a algunos de los 105 niños robados que han recuperado su identidad merced a la entidad humanitaria Abuelas de Plaza de Mayo, por cuya labor son candidatas al Nobel de la Paz. Videla, de 86 años, y Bignone, de 84, fueron condenados a 50 y 15 años de prisión respectivamente, en un fallo histórico leído el jueves tras casi un año y medio de juicio. La Conadi es un organismo colegiado entre el ministerio de Justicia, la secretaría de Derechos Humanos y Abuelas, creado en 2001 para la búsqueda y localización de niños desaparecidos durante la dictadura (1976/83) y tiene 5.000 expedientes de jóvenes que se cuestionan o se cuestionaron sobre su identidad, precisó Stolkiner. “No se puede cerrar algo como la apropiación de niños, porque es un delito continuo, que no pasó y no prescribe. Hay muchos bebés robados, hoy adultos de más de 33 años, que no han sido encontrados y las Abuelas siguen buscándolos”, agregó la psicóloga. Unos 500 niños fueron robados por militares, policías o allegados durante la dictadura, según Abuelas, cuya presidenta, Estela Carlotto, aún busca a su nieto Guido, hijo de Laura Carlotto, ejecutada sin juicio cuando estaba desaparecida y cuyo cadáver fue devuelto a la familia. Las Abuelas que comenzaron su búsqueda en 1977, en plena dictadura, lograron en 1996 abrir una causa judicial por este delito, porque las leyes de amnistía, que fueron derogadas en 2003, no contemplaban el robo de bebés. La presidenta del tribunal explicó después del dictamen que al tener Videla dos condenas a prisión perpetua por homicidios, torturas y desaparición de disidentes políticos, de 1985 y 2010, la pena unificada a cumplir será también de por vida, en tanto que Bignone cumple una perpetua y una de 25 años (2010). Otros siete acusados recibieron condenas que van desde los cinco a los 40 años, entre ellos tres jefes navales, dos jefes del ejército, un capitán médico obstetra y un mujer apropiadora, mientras que otro jefe naval y un policía fueron absueltos. “El juicio no cierra una etapa porque todavía faltan recuperar 400 chicos. Lo que hace es reparar porque se le pone nombre a lo que realmente pasó: que hubo un plan de robo de bebés y que fue dentro de un plan de exterminio de personas”, dijo a la AFP Victoria Montenegro, de 37 años, robada al nacer y recuperada en 1988, cuyo testimonio fue clave en el juicio. La diputada opositora de centroizquierda Victoria Donda, otra hija robada que recuperó su identidad en 2003, afirmó que “esta sentencia nos traerá la paz que sólo la verdadera justicia puede traer a una persona y a un pueblo que luchó por ella. Damos un paso más en el camino de enjuiciamientos a los genocidas”. Donda, cuyo apropiador, el exoficial de la policía naval Juan Azic, fue condenado a 14 años en este proceso, consideró que la sentencia “es un triunfo colectivo”. Durante el juicio se probó que funcionaron maternidades clandestinas dentro de los campos de concentración que funcionaron en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y en el cuartel de Campo de Mayo, entre otros. En esos lugares, detenidas-desaparecidas embarazadas daban a luz en condiciones infrahumanas, sus bebés les eran arrebatados y luego eran asesinadas o arrojadas vivas al mar desde aviones militares, en los llamados “vuelos de la muerte”. “Hoy es un gran día”, escribió en el diario Página/12 el autor uruguayo Eduardo Galeano, porque “fueron condenados algunos, no todos pero al menos algunos, de los carniceros militares que robaron centenares de niños convertidos en botín de guerra”. La Ong Amnistía Internacional se congratuló por el fallo que instó a “continuar avanzando para que recuperen su verdadera identidad las personas que todavía siguen siendo víctimas de estos delitos”. Los exdictadores argentinos Jorge Videla y Reynaldo Bignone fueron condenados a 50 y 15 años de prisión respectivamente. Foto Afp