El candidato presidencial de la oposición venezolana, Henrique Capriles Radonski, El candidato presidencial de la oposición venezolana, Henrique Capriles Radonski, retó una vez más al mandatario Hugo Chávez a participar en un debate antes de las elecciones del 7 de octubre. CARACAS (AFP) – El mandatario Hugo Chávez llega bajo vítores al sector caraqueño de Catia, un “bastión de la revolución bolivariana” que, dice, impulsará su triunfo en los comicios presidenciales de octubre sobre el opositor Henrique Capriles Radonski, al que acusa de “neoliberal” que “se disfraza de izquierda”. “Hay que recordar que aquí en Catia sacamos 73% de los votos hace seis años y ahora estoy seguro que no nos vamos a quedar cortos, éste es un bastión de la revolución bolivariana”, recuerda Chávez a un grupo de periodistas antes de emprender una caravana en la parroquia Sucre, en el corazón del popular sector. Vestido de franela roja y chaqueta azul, al calco de sus afiches de campaña, el mandatario sube a un camión descapotado para recorrer casi dos kilómetros mientras miles de sus simpatizantes lo saludan o intentan hacerle llegar papeles para pedir alguna ayuda. Es el guion seguido en su más de una quincena de actos electorales desde que se inició la campaña a principios de julio, salvo que esta vez el mandatario, que se ha declarado “libre” del cáncer que enfrentaba desde 2011, no cerrará la jornada con uno de sus impetuosos discursos, sin que se den a conocer las razones. Minutos antes, frente a las cámaras, el presidente promete “darle a la burguesía una lección histórica” en las elecciones del 7 de octubre, en las que busca un tercer periodo de seis años para consolidar dos décadas en el poder. “El pueblo se hace respetar, no es Chávez, es un pueblo que despertó y no se va a calar más paquetes neoliberales”, asegura. Parado cerca del mandatario, Armando Ramírez, vocero de una organización vecinal de 32 años, no puede estar más de acuerdo. “La contrapropuesta de Capriles es aplicar el paquete neoliberal, pero el nivel de su discurso se desmorona. Con el pueblo él no se conecta”, dice a la AFP este militante de Redes, una de las organizaciones de la alianza partidista que apoya a Chávez. “Los lineamientos de izquierda de Capriles son pura falsedad, porque a este pueblo no se le va a meter mentira”, afirma Ramírez, cerca de la pasarela donde más temprano grúas de la estatal Corpoelec habían colocado afiches de Chávez. El gobierno acusa a Capriles de esconder un plan neoliberal con masivas privatizaciones, ajustes macroeconómicos fijados por el Fondo Monetario Internacional y recortes del gasto social, luego de que algunos dirigentes abandonaran las filas de la oposición y denunciaran la existencia de un supuesto documento distinto al programa presentado públicamente. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), una variopinta conjunción de organizaciones que apoya a Capriles, negó de plano esos ajustes. Incluso el mismo candidato opositor lo reiteró: “No tengo cartas ocultas”. Pero el “paquetazo es verdad”, asiente convencida Rubia Pérez, que con sus 24 años acompaña a sus hermanas Jenny y Doreliz Sojo para ver a Chávez en Catia, seis semanas después de que Capriles prometiera en esta comunidad acabar con la violencia, el principal problema de los venezolanos. “Lo más fuerte que tiene (el gobierno de Chávez) es la inseguridad”, admite Jenny, una costurera de 40 años, ahora desempleada. “Pero eso viene de 14 años hacia atrás, siempre ha existido”, replica automáticamente Doreliz, de un año menor, y dirigente del partido de Chávez, Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), en la parroquia vecina 23 de Enero. Estas mujeres agradecen convencidas a Chávez las misiones (planes sociales) del gobierno, que permiten que su madre reciba atención en salud, que sus sobrinas tengan computadoras en la escuela y que otra hermana esté esperando recibir una casa del Estado. “Si ganara Capriles nos llevaría al caos”, afirma a la AFP Doreliz, más seria. “Lo primero que va a hacer es vender al pueblo”, coincide Luis Primera, un ex pintor de 61 años, que aspira a tener a Chávez en la presidencia al menos “doce años más, hasta que se dignifique un poco más este pueblo”. “Hasta qué nivel habrá madurado este pueblo políticamente que ahora la derecha tiene que disfrazarse de izquierda para buscar votos, eso significa una gran victoria cultural de la revolución bolivariana”, concluye Chávez. “El pueblo se hace respetar, no es Chávez, es un pueblo que despertó y no se va a calar más paquetes neoliberales”, asegura