‘Mucho más que ver la cara del bebé’
Una avanzada tecnología, disponible en Neiva, ofrece no únicamente una mirada a un ser en gestación: el bebé en crecimiento en el vientre materno. Se trata de un potente procedimiento para determinar eventuales –presentes y futuras- enfermedades.
En la pantalla de altísima resolución de un moderno instrumento médico se observa con claridad un bebé en gestación. Pueden notarse hasta los más pequeños rasgos físicos. Incluso, sus gestos y movimientos los registra el aparato a tal grado de detalle, que el equipo se ha convertido en base esencial para el diagnóstico temprano de patologías tan complejas como el síndrome de Down o malformaciones congénitas.
“Esto es mucho más que verle la cara al bebé”, explica el médico Jairo Galindo Monje. Galindo es ginecólogo, subespecializado en perinatología (todo lo concerniente a la mujer en embarazo, en especial con algún tipo de riesgo), y profundizado en medicina fetal. “Lo que hemos hecho hasta hoy es ver solo a la embarazada como la paciente; a cambio, ahora vemos al feto como paciente, y queremos saber cómo viene, y cómo va a seguir en el vientre materno. Es un contexto científico diferente”, precisa el doctor Galindo.
Para llegar a esta instancia, el especialista cuenta con un avanzado equipo de ecografía tridimensional y 4D. “Cuando se examina un feto, debe de contarse con una muy buena tecnología, como herramienta de apoyo importante para poder aplicar lo que sabemos. Pero no es solo tener un buen equipo si no sé qué es lo que voy a buscar. El operador debe ser muy idóneo, para obtener información muy precisa. El equipo no es suficiente por sí solo”, agrega el doctor Galindo, para exponer cómo complementa de manera perfecta la avanzada tecnología del instrumento con sus conocimientos médico-científicos.
Una nueva vida
La imagen tridimensional que facilita el equipo permite determinar, primero, que el bebé venga anatómicamente “completo”. Esa imagen es de gran importancia para los padres del bebé por nacer y, desde luego, para el médico.
No obstante, se trata también de ampliar esa mirada sobre el feto. Nos explica el doctor Galindo: “el feto como paciente nos orienta hacia la visión de cómo se ha formado genética y anatómicamente el bebé, desde las once semanas de gestación”.
Instrumento en mano, el especialista practica varios exámenes, para tener la seguridad de que el bebé viene bien, así sea en una mamá sana o en otros casos. Gracias al equipo, puede evaluar la oxigenación del feto, la capacidad de su sistema vascular para irrigar el cuerpo, e identifica los vasos arteriales fetales.
También se investiga el líquido amniótico, del que se extrae, bajo la precisa guía de la ecografía, una pequeña cantidad. Es posible determinar la existencia de infecciones, o afecciones de carácter hormonal o genético.
Aún más, se practica la cordocentesis, consistente en la toma de una muestra de sangre del cordón umbilical. El procedimiento mide la hemoglobina presente en la sangre (y cuya función principal es el transporte de oxígeno), para determinar si eventualmente se requiere una trasfusión intrauterina, o detectar si el bebé es anémico por alguna incompatibilidad sanguínea de los padres.
A las 20 semanas de gestación se toma una ecografía de detalle, que permite saber si el bebé tiene algún defecto físico, y determinar si se puede proceder a una cirugía intrauterina. “Es bueno saber, por ejemplo, si hay un defecto o un problema en el corazón. Si no sabemos que el bebé trae un problema de corazón, el médico no sabrá qué ocurre cuando el bebé comience a sufrir las consecuencias de este tipo de complicaciones. Los minutos posteriores al nacimiento para un bebé así pueden ser críticos. Si lo sabemos con anterioridad, nos permitirá determinar dónde debe de nacer ese paciente, para que nazca en el lugar indicado”, agregó el doctor Galindo.
También es posible detectar el labio leporino, o malformaciones que pueden aparecer asociadas a otros defectos.
Tan importante como estas evaluaciones, es la sonolucencia nucal. Se trata de un parámetro de un examen de tamizaje genético del primer trimestre. El médico nos informa que se analizan parámetros como el hueso nasal: los niños con síndrome de Down no tienen hueso nasal: “Si al examinar no se encuentra el hueso nasal, el bebé tiene muy alta probabilidad de tener síndrome de Down. Esa probabilidad se confirma con la amniocentesis, que determina el estudio genético”.
En síntesis, el especialista reafirma que todos estos procedimientos “son más que verle la cara al bebé, que es muy comercial, pero lo importante es que esa cara venga con un bebé genética y anatómicamente sano”. Y concluye de manera enfática para quienes quieren tener fotos del bebé antes de nacer: “Las mejores fotos las tomamos cuando el bebé esté aquí afuera”.
Foto Rafael Trujillo
Imágenes tridimensionales y 4D del bebé en gestación.
Imágenes suministradas