Es una vergüenza que Colombia sea noticia a nivel mundial por constituirse en uno de los países más peligrosos para los defensores de la tierra y líderes ambientales. Las cifras mostradas por la ONG británica Global Witness son angustiantes.
Según el informe publicado por esa ONG, en 2023 Colombia no solo fue el país, por segundo año consecutivo, donde más muertes de defensores se registraron, con un total de 79 asesinatos, sino que además esa cifra es la más alta registrada por un Estado, durante un año, desde que la organización internacional tiene información. En la lista le siguen, bastante lejos, Brasil (con 25 muertes), Honduras (18), México (18) y Filipinas (17).
Entre 2012 y 2023 han sido asesinados en todo el mundo 2.016 defensores de la tierra, y Colombia ha acumulado el 21 por ciento de esas muertes, con un total de 461, que lo ha llevado a ocupar en cinco ocasiones el primer puesto entre los países donde más se registran asesinatos.
Respecto a Colombia, el informe corrobora que el año pasado, de los 79 líderes asesinados, 31 eran indígenas, 17 pequeños campesinos y 5 afrodescendientes. Cauca, Nariño y Putumayo aglutinan el mayor número de casos. Lamentablemente, el Huila aparece en estos registros con cinco asesinatos.
Frente a estas cifras, está claro que el Gobierno ha fallado en liderar una serie de acciones para proteger a los líderes sociales y ambientales a lo largo y ancho del territorio colombiano. Los mismos defensores han reconocido, entre otras cosas, que la política de ‘Paz Total’ del presidente Gustavo Petro no ha pacificado el país, sino que en regiones como el Huila la presencia de los grupos ilegalmente armados se ha intensificado. Y todos saben qué es lo que pasa cuando una banda criminal se pasea por una región: más asesinatos, más extorsiones, más desplazamientos…
El Gobierno Petro, que promociona a Colombia como capital mundial de la vida, tiene en sus manos mucho por hacer para evitar más asesinatos de defensores de la tierra.