No cabe duda de que estamos transitando por una época compleja y algo oscura a nivel global. Pobreza, hambre, guerras, desplazados, inmigrantes, clima incontrolable, destrucción de recursos naturales… en fin, algo parecido al apocalipsis. Muchos de estos problemas son de una magnitud y complejidad que se salen de nuestra órbita, sin embargo, el tema del calentamiento global es tal vez el que a afecta al plantea en su totalidad. Imágenes de huracanes destructivos y amenazantes, sequías e inundaciones, campos arrasados, selvas convertidas en cenizas, nos atormentan diariamente.
El planeta Tierra se está calentando a velocidades no imaginadas y es por culpa del efecto invernadero generado en gran medida por las ciudades. Por la concentración de industrias, automóviles, el consumo de combustibles fósiles, el uso cada vez mayor de equipos para el control de temperatura en viviendas y oficinas, la producción de basura plástica y por la pérdida indiscriminada de la capa vegetal y el arbolado urbano. En definitiva, las acciones del ser humano y como consecuencia del crecimiento descomunal y mal manejo de las ciudades se convirtieron en los factores más negativos para el futuro del bienestar humano.
Uno de los aportes urbanos más importantes para las ciudades apareció en el principio del siglo XX y este fue el Antejardín, que es una porción del predio privado que como su nombre indica se debería convertir en un jardín, que por excelencia es con vegetación abundante, con plantas florales que apoyen la polinización y el alimento de aves y abejas, que aporte belleza y control climático al entorno. Tristemente el antejardín ha sido utilizado para estacionar automóviles o para crecer establecimientos comerciales o viviendas. Todo lo anterior ocurre por la inconciencia de los habitantes y la falta absoluta de control urbano por parte de las autoridades. Esta depredación es en definitiva una parte importante en el aporte al Calentamiento de nuestros entornos y del planeta.
Se estima que en lo que queda del siglo XXI la temperatura global suba de 1.7 a 4 grados Celsius, lo cual es una barbaridad para un país tropical como Colombia, donde la mayoría de sus ciudades son lo que llamamos “tierra caliente”. Pero no todo está perdido, hace poco, en un artículo de la BBC News de Londres salió un interesante artículo de como Medellín logró reducir la temperatura en 2 grados Celsius por medio de la re-arborización de vías, parques, alamedas y antejardines, un hecho sin precedentes y de una importancia y repercusiones en la calidad de vida de sus habitantes que no podemos dejar pasar por alto. Este ejemplo debería convertirse en política pública. No podemos dejar a las futuras generaciones un país con ciudades invivibles. La solución está en las manos de todos, así pues, que a sembrar árboles y plantas pensando en participar en el freno del calentamiento de nuestras ciudades y de nuestro planeta.