Según lo anunció el presidente Juan Manuel Santos, la locomotora de la prosperidad en San Vicente del Caguán, prenderá motores. Durante una reunión descentralizada del Consejo de Ministros, realizada por primera vez fuera de Bogotá, Según lo anunció el presidente Juan Manuel Santos, la locomotora de la prosperidad en San Vicente del Caguán, prenderá motores. Durante una reunión descentralizada del Consejo de Ministros, realizada por primera vez fuera de Bogotá, el Jefe del Estado se comprometió a ejecutar sin vacilación las inversiones previstas en el ‘Plan de Consolidación’, lanzado semanas después de haber asumido el mandato, como una respuesta distinta a la salida militar para recuperar esta extensa y promisoria región de la Amazonía colombiana. Y no se trata de cualquier monto: 431.600 millones de pesos para construir San Vicente del Caguán – San José de Fragua; San Miguel – Santana y Villa Garzón – San José de Fragua. Aunque significativas, el Caquetá necesita más que vías. El ‘Acuerdo de Prosperidad’ en las zonas de consolidación prevé otras inversiones, igualmente representativas para la región en materia de salud, electrificación, educación, desarrollo productivo, legalización de baldíos, y restitución de tierras. Pero también acciones de reparación para las víctimas anónimas que le ha dejado la guerra y los efectos de una zona de distensión, que le impuso el propio Gobierno Nacional, sin hace diez años. Aquí radica la grandeza de la iniciativa. No obstante el anuncio presidencial y el público respaldo ofrecido, el Plan de Consolidación del Caguán, no despega con la celeridad que los caqueteños esperan. Los motores de la iniciativa, siguen apagados y las inversiones para enfrentar la grave problemática humanitaria siguen congeladas. Y más cuando el propio presidente Juan Manuel Santos ha reiterado que no los abandonará. El enfoque, centrado en la atención de las necesidades básicas de esta extensa zona es el mejor camino para contrarrestar los factores que alimentan la hoguera de la guerra. Recuperadas extensas zonas, con la presencia permanente de la fuerza pública y retomado el control en los territorios donde las Farc, ejercen su dominio, sigue ahora la materialización del plan de choque con inversión social para atender las necesidades de estas comunidades. ¿Dónde están los congresistas? La bancada caqueteña, signataria de los acuerdos de unidad nacional, no puede permanecer indiferente. Tampoco los demás congresistas que se nutrieron de los votos caqueteños durante la pasada campaña y se olvidaron de sus compromisos electorales. Los gremios tampoco pueden permanecer callados ni aceptar tranquilamente las demoras y la lentitud de un proceso, contrario a las políticas del buen gobierno, donde la eficiencia, es una de las reglas de oro. Los sectores de la producción deben despertar de este letargo. La Cámara de Comercio, debe levantar también las banderas para exigir su rápida ejecución. Pero ante todo, la sociedad civil, la universidad, las organizaciones sociales, deben reaccionar y vigilar que las inversiones se cumplan. “Ese sufrimiento que ustedes han tenido que soportar lo queremos convertir en una gran oportunidad de progreso”, expresó el Jefe del Estado. Ojalá que esta vez, no sea otra llamarada de hojas secas. DESTACADO “El Plan de Consolidación del Caguán, no despega con la celeridad que los caqueteños esperan. Los motores de la iniciativa, siguen apagados y las inversiones para enfrentar la grave problemática humanitaria siguen congeladas”. editorialito La elección del alcalde de Neiva Pedro Hernán Suárez y de la gobernadora Cielo González Villa en una comisión para exigir al Gobierno la revisión de la distribución de regalías, es un logro. Pero no será fácil. Los dos mandatarios tienen una oportunidad para liderar una causa nacional, pero solo no pueden. Deben estar acompañados por la dirigencia regional que reclame los derechos cercenados.