Horas antes de que iniciara el sainete chavista, llamado Operación Remate, en Colombia algunos representantes de la izquierda empezaron a pronunciarse de manera fervorosa a favor del sistema electoral venezolano.
Por demás, Gustavo Petro ya lo había hecho en marzo, durante la VIII Cumbre de Jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños-Celac, cuando afirmó: “este es un sistema electoral que, si se cuestiona el de Venezuela, es muchísimo peor el colombiano”. ¿Lo diría por la manera en que la guerrilla llegó a la Casa de Nariño en 2022?
Volviendo a la Operación Remate, no está de más resaltar que los criminales que manejan a Venezuela la llamaron así para rematar la apariencia democrática que le queda a un régimen que cada vez está más cuestionado y aislado internacionalmente y defendido cada vez menos por personas que nunca podrían aspirar a ser intachables, honorables y demócratas.
Así, las voces más representativas del tinglado fueron: Ernesto Samper, Griselda Lobo Silva, Rodrigo Londoño, Gustavo Bolívar, María Fernanda Carrascal y Clara López Obregón.
He aquí el perfil de los ardientes defensores del chavismo y su sistema electoral. Samper, quien pasará a la historia por llevar a cuestas el proceso 8.000 y que le valió a Colombia una descertificación por drogas entre 1995 y 1997. Lobo, conocida en las FARC como Sandra Ramírez, fue una de las tantas compañeras sentimentales de Pedro Antonio Marín, alias Tirofijo, y es señalada por muchas mujeres de ser víctimas de la guerrillera en materia de delitos sexuales y secuestro. De Londoño, mejor conocido como Timochenko, basta recordar que, gracias a Juan Manuel Santos Calderón, se suspendieron las 118 órdenes de captura que tenía en su contra.
La lista la continúa Gustavo Bolívar, guionista de una serie de telenovelas que han promovido la pésima imagen del país y de las mujeres colombianas a nivel mundial. Por si fuera poco, se le adelanta un proceso penal por financiar al grupo terrorista Primera Línea. De Carrascal solo diré que se dedica a repetir los lugares comunes que fabrican los ideólogos de la izquierda para negar los crímenes cometidos a nombre, por ejemplo, de “la paz”. Carrascal es el típico ejemplar latinoamericano que se ubica en una trinchera del espectro político para defender una ideología, quedándole imposible comprender los procesos que supone la gestión pública.
Y Clara López Obregón, prima hermana de Alfonso López Caballero vinculado a lista negra del presidente Carter y sobrina de Alfonso López Michelsen, quien se reunió en Panamá con el Cartel de Medellín para adelantar unas gestiones en materia de extradición y a quién el mismo Carlos Lehder ha señalado de recibir dinero para su campaña de reelección en 1982. Clarita ¡si señores!, la misma que descalifica al personal de servicios generales como sirvientes, ha terminado siendo más servil con las narcoguerrillas y el tirano de Miraflores que el mismo personal que le encanta humillar. ¿O será que estaba bajo los efectos de todas las sustancias sicoactivas que ella misma presume consumir?
Estos chavistas que, de un lado, sostienen el mito de los “buenos” dictadores como Daniel Ortega, Fidel Castro o Hugo Chávez, so pena de exculparlos por todos sus crímenes; del otro lado, son los mismos que han apoyado la legalización de los miembros de las narcoguerrillas colombianas y la absolución de todos sus crímenes cometidos contra la humanidad a nombre de “la paz” tal como lo hizo, en su momento, Santos Calderón y ahora lo hace Maduro Moros. Aun cuando Maduro culpe reiteradamente a Santos de maquinar un complot para asesinarlo.
Delineada entonces la Colombia chavista, con sus “más ilustres exponentes”, solo me resta concluir preguntándome: 1) ¿qué haría el pobre hombre del M-19 sin Lula da Silva?, 2) ¿San Carlos se ha convertido en un repetidor de señal de Itamaraty? y 3) ¿Qué habrán acordado Lula, Petro y AMLO con el tirano de Miraflores?