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Colombia un país mutilado – Heriberto Carrera Valencia

El reciente fallo proferido por la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, ha hecho estremecer a los colombianos, por las terribles consecuencias que

El reciente fallo proferido por la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, ha hecho estremecer a los colombianos, por las terribles consecuencias que ocasionará para Colombia en todos los ámbitos de la vida nacional, principalmente en relación con nuestra soberanía, la economía, la biodiversidad, la pesca, los recursos del mar,  las reservas de los hidrocarburos y otras secuelas, así  como el malestar de los sanandresanos que están pensando también en independizarse de nuestro Estado.

Pero esto no es el resultado de  un hecho insólito.  Colombia ha sufrido desmembraciones a lo largo de la historia, porque por distintas razones hemos perdido una buena parte del territorio continental, de las islas y de la plataforma submarina. Basta con observar los mapas del siglo XIX y los del comienzo del siglo XX para compararlos con los actuales y sacar las dolorosas conclusiones. Fuera de Panamá y Nicaragua, hemos perdido territorio con Perú, Venezuela y Brasil. Como si fuera poco, no olvidemos que hacia la década de 1960, existían cinco repúblicas independientes conocidas como Marquetalia, Riochiquito, El  Pato y otras dos. Fue cuando el  gobierno de Valencia ordenó su recuperación, pero con posterioridad nacieron o se fortalecieron las actuales guerrillas. Hoy todavía existen territorios en poder de la subversión. Son zonas de plena influencia de grupos armados, tal como ocurre en la actualidad en diferentes departamentos.

Es muy difícil en las actuales circunstancias aceptar que Colombia es una República unitaria, sobre todo cuando el centralismo asfixia a las provincias, que carecen de estímulos financieros y libertades administrativas. Aquello de la unidad nacional no es más que una quimera. Pudiendo ser un Estado con liderazgo a nivel regional y aún mundial, hemos sido una nación con vocación suicida, no obstante constituír un país privilegiado por la calidad de sus gentes,  por su ubicación geográfica, por sus riquezas naturales y  por otros múltiples factores conocidos por la opinión. Ante tamaño descalabro jurídico internacional, los argumentos hasta ahora esgrimidos por el gobierno, por las restantes ramas del poder público y por los expertos, no satisfacen al pueblo colombiano en general. Existe un malestar y cierta frustración, al ver que no existen recursos  jurídicos, ni remedios para nuestra trágica situación. Poniéndole un poco de humor al asunto, digamos que todo se debió a que la Corte Internacional produjo el fallo,  porque no participó en paro judicial alguno.