Con al menos un mes más de tiempo predominantemente seco, afectaciones por incendios forestales y deficiencias para atender los requerimientos para acueductos y la producción agropecuaria Con al menos un mes más de tiempo predominantemente seco, afectaciones por incendios forestales y deficiencias para atender los requerimientos para acueductos y la producción agropecuaria, el panorama no podría ser más sombrío: estamos a un paso de que se generalicen cortes en el suministro de agua en varios municipios del Huila. LA NACIÓN, NEIVA En Altamira, uno de los municipios más pequeños del Huila, el agua ya comenzó a escasear. La verdad, nunca ha habido suficiente, pero ahora está siendo seriamente racionada. Cada vivienda recibe, como máximo, ocho horas diarias del servicio de acueducto. Abastecer de líquido a sus poco más de 4.200 habitantes requiere doce litros de agua por segundo, pero ahora están llegando, como mucho, unos ocho litros, confirmó a LA NACIÓN el alcalde Luis Eduardo Soto. La crisis que enfrenta el municipio de Altamira no se limita al abastecimiento para consumo humano en su zona urbana. “Tenemos dificultades grandes también en veredas como Pajijí, El Grifo y parte de Hatoblanco, que no cuentan con acueducto propio y que viven a expensas de que llueva”, relató el alcalde Soto. Por si faltara, ahora ha comenzado a afectarse el sector ganadero, y no únicamente por la producción de leche, sino que ya se reporta la muerte de un número hasta ahora no determinado de reses. El de Altamira es apenas un asomo al drama que ha comenzado, una vez más y por cuenta de la intensidad de la temporada seca, a afectar a varias zonas del departamento del Huila. Drama que se repite con regularidad, pese a las advertencias, la mayoría de las cuales se quedan en palabras y buenos propósitos, que lanzan autoridades nacionales como el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, y que son replicadas por el gobierno departamental. Pero, ahora, las condiciones que la sequía impone a la región son cada vez más rigurosas. Solo en Neiva, y de acuerdo con los registros del Ideam, ha llovido de manera leve apenas por pocas horas (en algunos casos, minutos) en cuatro de los 31 días de enero. La excepción la acaba de vivir Neiva en la noche de viernes a sábado, cuando llovió más copiosamente. Pero, de manera casi invariable, la capital ha alcanzado hasta 38 grados centígrados a la sombra, una temperatura que es ya común en zonas mucho más secas y sin vegetación como el municipio de Villavieja, y en el desierto de La Tatacoa. Clima extremo El fenómeno de temperaturas extremas se repite en la mayoría de los municipios del Huila, donde la evaporación de aguas superficiales en ríos y quebradas acentúa aún más los problemas que enfrentan áreas rurales, afectadas por la quema de vegetación y la continuidad de una temporada de verano que se prolonga desde el año pasado. Según Julián Corrales, jefe de la Oficina del Servicio de Pronósticos y Alertas del Ideam, estamos en tiempo seco desde hace por lo menos seis meses. “Debido a que el segundo semestre del año pasado estuvo influenciado por el desarrollo del fenómeno de El Niño, el cual finalmente no maduró, se presentó una fuerte disminución de las precipitaciones que no permitió la recuperación de los niveles de los ríos y la humedad de los suelos, por lo que la temporada seca de este año se está sintiendo con más rigor”, explicó Corrales a LA NACIÓN. Lo que ha sucedido es que, aunque hubo lluvias a finales de octubre y durante el mes de noviembre, en especial en el norte del Huila, ese período no fue lo suficientemente intenso y constante en la mayoría de zonas del departamento como para aliviar las consecuencias de la temporada seca de la primera mitad del segundo semestre, y en algunas áreas, el verano se ha extendido desde mediados de 2012 hasta ahora. Y estas condiciones no parecen mostrar alivio, probablemente solo con algunas lluvias aisladas, al menos por ahora. Para el funcionario del Ideam, “se estima que la temporada seca que actualmente se está presentando en el país se extienda hasta el mes de marzo, mes de transición entre la primera temporada seca y la primera temporada lluviosa en el centro del país”. La prolongación del tiempo seco muestra el anticipo de un fenómeno preocupante, del que ya tenemos los primeros estudios. El ingeniero Armando Torrente, docente investigador de la universidad Surcolombiana, se trata no solo del impacto del cambio en el clima a escala planetaria, sino de causas localizadas en nuestro territorio, como la expansión de la zona desértica del norte del Huila, el aumento de las temperaturas y la reducción evidente de las lluvias. Para Torrente, el cambio climático se viene registrando en el norte del Huila de manera más dramática. “Las temperaturas han alcanzado a llegar hasta 48 grados centígrados, entre la una y las tres de la tarde. Nuestro estudio que señala que hay cambios significativos de la temperatura en la zona norte del Huila. Esas ‘ondas’ contribuyen al avance del proceso de desertificación hacia el centro del departamento”. De acuerdo con el investigador, “cada vez somos más vulnerables y tenemos una mayor amenaza, con periodos cada vez más amplios y marcados de tiempo seco. En los últimos años hemos estado presenciando una prolongación hasta octubre de la temporada seca que solo iba hasta septiembre. Esto significa que tendremos temporadas secas más largas, en las cuales van a persistir solo aquellas especies que tengan una mayor capacidad de almacenamiento de agua. Lo estamos viendo ya, con especies tipo cardo, de tejido esponjoso, que son frecuentes en regiones desérticas”. Torrente mostró a LA NACIÓN una valoración crítica de estos efectos sobre las actividades en el campo. Explicó que este comportamiento implica “un incremento sobre la demanda de agua por parte de las plantaciones, una mayor dotación de riego por las características de una mayor evapotranspiración. Los suelos”, dijo el investigador, “van a permanecer secos en los primeros 50 centímetros de profundidad, y el abastecimiento de riego debe ser permanente. Los sistemas de almacenamiento también pierden, debido a la alta tasa de evaporación que se registra. En cuanto a la ganadería, hay impactos importantes, porque la renovación de las praderas no se da al mismo ritmo para mantener la carga de ganado sobre los terrenos. Sobre las fuentes hídricas, hay un agotamiento porque no hay la recarga por lluvias y los niveles freáticos descienden, afectando la oferta de agua.” Poca agua El impacto directo de este comportamiento del clima sobre quebradas y ríos de los que se abastecen acueductos veredales y municipales es muy grande. Un informe de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena da cuenta de quince corrientes de agua, que se utilizan para abastecimiento humano, y de las que históricamente se reportan deficiencias críticas en épocas secas. El déficit de agua se hace más crítico, como consecuencia de fenómenos asociados al tiempo seco, como los incendios forestales. Aunque la mayoría de las quemas no se produce en zonas de nacimientos de agua, sino en pastizales y, en algunos casos, en áreas de cultivos de café, cacao y plátano, la destrucción de áreas naturales, donde abunda la vegetación nativa, termina por generar impactos notables sobre las condiciones del clima, como aumentos en la temperatura del aire, así como el riesgo de nuevos incendios en zonas cada vez más cálidas, pese a su altitud sobre el nivel del mar. A estos fenómenos naturales, algunos reforzados sin duda por la actividad humana, se suman otros factores, no menos importantes. Se trata, sin duda, de las múltiples deficiencias detectadas en los sistemas de captación, transporte, almacenamiento y tratamiento del agua. Aunque la mayoría de los acueductos en el Huila reportan una operación normal, hay fallas puntuales, que son más frecuentes en las zonas rurales. En el centro poblado de Naranjal, en Timaná; en las veredas Pirulinda, Vista Hermosa y El Neme, de Saladoblanco, y en el caserío de San Juanito y la vereda Doche, en Villavieja, por ejemplo, se han reportado fallas en el suministro. Visitas técnicas practicadas a finales de 2012 por la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena sugirieron en su momento la necesidad de disponer de suministros alternos de agua, y la instalación de sistemas mecánicos e hidráulicos, como motobombas, para abastecer a estas poblaciones. Bajo este complejo panorama, en el que lo único cierto de momento parece ser la continuidad del tiempo seco y de las altas temperaturas, las alarmas están ya encendidas. Incluso sin haber una declaratoria expresa de alerta roja por este comportamiento climático y sus variables asociadas, no cabe duda de que, a los primeros asomos de racionamientos de agua en municipios aislados que hemos comenzado a observar, se incorporará una lista cada vez más amplia de comunidades, así como actividades económicas que dependen de este abastecimiento inestable de agua, que serán impactadas por racionamientos más críticos y prolongados. Corrientes críticas en temporada de verano por desabastecimiento de agua para consumo humano Corriente Municipio Las Ceibas Neiva, zona urbana La Nutria Baraya Ibirco Íquira Guamal Santa María San Benito Santa María La Yaguilga Pital y Agrado El Hígado Tarqui Los Limones Tesalia El Bombom Tesalia Benito Tesalia La Venta Tesalia El Lindero Nátaga El Orozco Nátaga El Quebradón San Agustín Olicual Elías ‘Si la sequía persiste una semana más, tendremos racionamiento’ El alcalde de La Argentina, Freddy Cruz Chávarro, lanzó una crítica voz de advertencia: “si la sequía persiste una semana más, vamos a tener muy seguramente que necesitar de ayuda con carro tanques para surtir al casco urbano del municipio”. El alcalde explicó que “tenemos dos micro cuencas que surten el acueducto municipal, que son la quebrada del Pueblo y la quebrada El Garruchal. Esta es una quebrada en la que hace unos 25 años tenemos redes de conducción, y que está a unos 15 kilómetros del casco urbano. La población ha ido creciendo, y por supuesto que el agua es insuficiente para abastecer al 100% de las necesidades que tenemos. Además, los incendios forestales que hemos tenido el año pasado y este año han causado una reducción aún mayor, y que tengamos que empezar a reducir el abastecimiento de agua las 24 horas. Estamos racionando cinco o seis horas, más o menos.” ‘Agua ocho horas al día’ La situación del municipio de Altamira es particularmente delicada. El alcalde Luis Eduardo Soto refirió un panorama que se remonta a los problemas de abastecimiento de agua de años atrás, sin resolver aún. Ante la reducción en la oferta hídrica, el agua es racionada y solo se suministra durante ocho horas por día. Altamira se abastece de fuentes hídricas que operan en los acueductos de La Perica y Los Naranjos. En La Perica, la red de conducción es muy larga, de unos 27 kilómetros, pues el agua procede del vecino municipio de Guadalupe. El alcalde teme que, ante la crisis que se vive, los finqueros tomen acciones desesperadas y terminen por romper la red para obtener agua. ‘Por ahora, el agua es suficiente’ Neiva, el núcleo urbano más densamente poblado y, por tanto, de mayor demanda de agua en el Huila, no presenta problemas. Su única fuente abastecedora es el río Las Ceibas, que muestra un comportamiento estable en su caudal. Humberto Rodríguez, director general del Proyecto Cuenca Río Las Ceibas, que operan múltiples instituciones regionales, nacionales e internacionales, dijo que el del río “es un caudal suficiente para el suministro de agua para la ciudad de Neiva, que está actualmente derivando 1.8 metros cúbicos. Por fortuna, la cuenca tiene un comportamiento bueno, a pesar de las fuertes temperaturas, y eso nos plantea que no tengamos problemas en el suministro de agua para la ciudad. Teniendo en cuenta el verano, y el hecho de que cultivadores en la cuenca se alistan a preparar la tierra para la siembra de fríjol, hemos socializado con las comunidades la resolución de la Corporación del Alto Magdalena, que prohíbe las quemas como medio agronómico de preparación de cultivos, especialmente de fríjol, y hemos recibido una respuesta positiva de la comunidad. Pese a la intensa sequía en meses pasados, llegamos a unos niveles extremos pero no fue necesario racionar el agua. Este nivel podríamos incluso reducirse aún más, pero todavía tendríamos agua para consumo, y un caudal ecológico remanente en la parte baja de la cuenca.” ‘En pocos días comenzaríamos a tener inconvenientes por la disminución del agua’ Para el alcalde de Paicol, Norberto Palomino, la situación ha comenzado a ser crítica. “Aún tenemos el servicio”, dijo a LA NACIÓN, pero informó que “nos preocupa el ganado y los cultivos, que comienzan a requerir el agua y no la tenemos en la cantidad que se requiere. El abastecimiento en Paicol se efectúa a través de las quebradas Las Delicias y El Tigre, y contamos con el acueducto regional con Tesalia, con la quebrada La Venta. En este momento este acueducto está suspendido porque están pendientes algunas obras de mejoramiento en la bocatoma, en convenio con Aguas del Huila. Pero si el verano se prolonga y no logramos dar al servicio el acueducto de La Venta, vamos a tener serios problemas con el suministro. Las dificultades sin menores hasta el momento, pero en pocos días comenzaríamos a tener inconvenientes por la disminución del líquido. Y serán más críticas en ganadería y en cultivos de café, cacao y arroz, que se abastecen por bombeo.” (Gráfico) Seguimiento de lluvias en Neiva Aquí se ilustra el comportamiento de la lluvia diaria en forma de barras y el acumulado del mes aparece hasta el día actual, en forma de línea continua. Además aparecen tres líneas adicionales que representan: la línea inferior (en 40) marca las lluvias normales que deberían caer hasta el día 10; la línea intermedia (en 70), las lluvias hasta el día 20, y la línea superior (casi en cien), marcando las lluvias hasta el final del mes. Como puede verse, solo ha llovido en cuatro días (enero 13, 15, 17 y 24), y el volumen ha estado muy debajo de los promedios históricos. La información, suministrada por el Ideam, corresponde exclusivamente a Neiva. Fuente: Ideam Aunque cuenta aún con agua suficiente para la demanda de Neiva, el río Las Ceibas, a su paso por la zona urbana de la ciudad, se convierte en una quebrada que podría cruzarse de un salto. Foto Oscar Roldán