El viernes pasado, decenas de trabajadores del sindicato de Comfamiliar del Huila, con el acompañamiento de otras organizaciones sociales, estuvieron protestando en las afueras de esta empresa porque están siendo perseguidos por su iniciativa de sindicalizarse; despidos y agresiones hacen parte de este acoso que las directivas de esa empresa han emprendido contra estos trabajadores. ¡No hay derecho! ¿Por qué se está violando la libertad de asociación y sindicalización que plantea la Constitución y la ley? Y precisamente, esa libertad de manifestarse pacíficamente por parte de estos trabajadores se produjo el día de la inauguración en Cartagena de la VI Cumbre de las Américas. Reunión en la cual, sin duda se ratificaron los compromisos que Colombia debe cumplir para la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, y uno de esos compromisos es el respeto y fortalecimiento de los derechos sindicales. Y como el Estado es uno solo, tanto el sector público como privado deben estar en sintonía con este compromiso para cumplirlo; tanto así, que la misma Procuraduría General de la Nación ha hecho campañas para promover a la organización sindical. Pero las directivas de Comfamiliar están demostrando que va contracorriente. Estos hechos que están ocurriendo en Comfamiliar ratifican el incumplimiento de ese compromiso, y demuestran lo siguiente: Para que la libertad sea un hecho concreto, necesita del otro para poder efectuarse. Esto quiere decir que no basta con el hecho de que un grupo de trabajadores libremente quieran sindicalizarse, también se requiere que su patrono acepte, respete y garantice este libre derecho. Pero ojo, no porque el patrono quiera, sino porque la ley así se lo demanda. De lo contrario, y tal como los hechos lo indican, las directivas de Comfamiliar están ejerciendo un poder autoritario y dentro del Estado Social de Derecho, primer principio que está establecido en nuestra Constitución Política, este poder es inaceptable. Con todo respeto, las directivas de Comfamiliar deben recapacitar sobre las acciones que se están realizando en contra de los trabajadores de esta empresa y debe, naturalmente, garantizar su libertad de sindicalizarse, pues esa es una decisión autónoma de cada trabajador que está amparada por nuestro ordenamiento legal. Así como a la guerrilla se le exigen hechos de paz, a la empresa pública, privada o mixta le cabe la misma exigencia. Además, la responsabilidad social empresarial debe, sin ambigüedades, también estar enmarcada en el fortalecimiento de las organizaciones sindicales, no en su persecución. Es hora de que las directivas de Comfamiliar se sienten a dialogar con estos trabajadores, como debe ser. Es un medio que facilita la resolución de conflictos y garantiza que la libertad de los trabajadores no siga siendo vulnerada.