La Ley 1014 de 2006 define el emprendimiento como “una manera de pensar y actuar orientada a la creación de riqueza. Es una forma de pensar, razonar y actuar centrada en las oportunidades, planteada con visión global y llevada a cabo mediante un liderazgo equilibrado y la gestión de un riesgo calculado, su resultado es la creación de valor que beneficia la empresa, la economía y la sociedad” Ya en oportunidades anteriores precisamos que el emprendimiento se puede dar en diferentes campos; además del empresarial puede tener origen cultural, social, deportivo, político entre otros. Pero como es una manera de pensar y actuar necesariamente se relaciona con el proyecto de vida que cada ser humano puede administrar. El proyecto de vida implica una fase se planificación y otra de ejecución y para ello es necesario dar respuesta a los siguientes interrogantes: ¿A qué le dedico más tiempo?, ¿Qué es lo que más anhelo realizar? ¿Cómo me veo a 3, 5, 10 años?, ¿Qué debo hacer para lograr lo que más anhelo? ¿Cómo lo voy a hacer? Resolver cada interrogante implica una buena dosis de reflexión y aprender a definir prioridades. Un buen proyecto de vida como lo menciona Gloria de Fátima Lopera en la publicación de la Universidad Bolivariana “Proyecto de vida”, incluye varias dimensiones, la cuales se van desarrollando en el ciclo de vida de un individuo. Dimensión familiar: Importancia de la familia como célula principal de la sociedad. Desde la familia se pueden sembrar actitudes fundamentales para aprender a convivir. ¿Cómo les pareció el comportamiento de los jóvenes, destruyendo la infraestructura de Transmilenio en Bogotá? ¿En qué fallaron las familias de ellos? No inculcaron en sus hijos el respeto por lo público (lo de todos), les falto autoridad para orientarlos y definir límites? Hay formas de protestar, pero definitivamente la sociedad rechazó esos hechos vandálicos. Ahora las familias a pagar las consecuencias. Dimensión personal: Relacionada con la autoestima, el autocuidado. “mente sana en cuerpo sano”; dimensión afectiva: Buen manejo de las emociones, aprender a amar y ser útil a la sociedad; dimensión espiritual: Relación con los demás y según sus convicciones ser coherente entre lo que se piensa, se dice y se hace; dimensión académica: reconocer que el conocimiento es la mejor fuente para ser creativos, investigadores y emprendedores; dimensión económica: el ser humano consciente que el dinero solo es un medio, pero que hay que ser productivos socialmente; dimensión laboral: realización plena por las oportunidades crecientes cuando se aplica la experiencia y el conocimiento. Cuánto se puede hacer por los jóvenes desde la familia, el sector educativo, el Estado y el concurso del sector empresarial. Definitivamente la actitud emprendedora nos involucra a todos.