Este sería un día plasmado en el diario de una joven en una Colombia alternativa a la nuestra, en donde nunca ocurrió el bogotazo.
“Querido diario, hoy fue un día increíble, todo estuvo como esperaba, Caño Cristales me pareció espectacular, y pensar que queda tan cerca de Neiva. Me pasó lo mismo como cuando fui al Nevado del Huila, decían que era imperdible, y aun siendo de acá nunca había ido. De ese viaje lo mejor fue la estadía en el chalet mont-blanc, creo que los dueños son suizos, no recuerdo bien, de todas formas todos los dueños de los hoteles del sector son europeos o canadienses.
Con caño Cristales pasa algo similar, muchos balnearios en la cuenca del río, mucha gente por todos lados, es muy ruidoso, hay puestos de comidas en cada esquina. Lo más curioso fue ver esos niños lanzándose al agua para darle a los turistas unos pedacitos de alga de colores por unas monedas, se ponían muy contentos cuando le dimos un billete a uno de ellos, le pregunté por qué lo hacía, me dijo que su mamá había muerto en la Sierra y su papá no le alcanzaba lo que le pagaban en el pozo petrolero que quedaba muy cerca de allí. De regreso a Neiva, la carretera estaba más bien sola, así que a mi papá le pareció fácil acelerar y no pasó mucho hasta que un policía de Tránsito lo detuvo, eso sí, menos mal nos salió barato y fue al grano. Ya no me impresiona que un policía de carreteras haga eso, total, mejor que se la lleven ellos a que lo haga el Gobierno. Fuera de ese impase, todo normal, me quedé dormida como una hora antes de que me despertaran las luces de las antorchas petroleras, me emociona mucho saber que algún día trabajaré en la refinería, así como mi papá. Cuando llegamos a la casa, el olor era nauseabundo, como ya es costumbre para agosto, el Magdalena se reduce casi a la mitad, ¡y pensar que esa es el agua que tomamos! Mi papá me contaba que antes el agua venía de un río llamado Las Ceibas, lo curioso es que así se llama el Conjunto donde vivimos. Cuando se secó, las constructoras se pelearon las licencias para construir sobre su lecho pero hoy en día con todo lo que pide el alcalde por otorgar esas licencias solo las más pudientes pueden obtener los permisos. Ojalá el próximo alcalde hiciera más y pidiera menos, francamente se han vuelto absurdos con todo lo que piden. Pero bueno, ni voy a votar, ¿acaso alguien lo hace ya? Ninguno de mis amigos les interesa las elecciones, salvo a Sebas, pero como no, si el papá lleva años en la política y como dice él, los gustos no se pagan solos. Tengo que confesar que a veces me da remordimiento por todo lo que hace, cerca al Conjunto hay muchas barriadas, casitas pintadas de colores brillantes y allá va en época de elecciones. Me dice que es terrible, mucha pobreza, la gente se abalanza cuando les arrojan camisetas y gorras y se ha vuelto experto en fingir, claro que según él, no ha sido fácil, esos son los gajes del oficio, dice, ya la gente no se conforma con eso, y hasta se torna violenta.
Querido diario, me iré a dormir, ya mi papa encendió el aire y el extractor de olores, mañana será un nuevo día, ojalá a Sebas no le pase nada mañana.”