La meditación consiste en aplicar con profunda atención el pensamiento de algo o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo. La meditación consiste en aplicar con profunda atención el pensamiento de algo o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo. Como primera regla debe realizarse en un espacio lleno de paz y tranquilidad. Como bien se sabe, meditar supone experimentar tranquilidad y bienestar que busca una unión o una conciencia plena de relajación profunda o la sanación. Es conveniente realizar la meditación en un mismo lugar cómodo y sin ruidos, a la misma hora y de manera regular. Es importante tener ropa cómoda y estar descalzo. Si se quiere, se puede prender incienso o una vela, además, escuchar música relajante contribuye a crear un ambiente propicio para la meditación. Pasos para una buena meditación: La relajación previa: no es recomendable ponerse a meditar inmediatamente en un lugar, ya que esto genera tensión y ansiedad. Se debe hacer un ejercicio de estiramiento y relajación previo a la meditación, procurando alejar las preocupaciones y los malos pensamientos. Lo que se busca es crear poco a poco un estado de concentración, que permita estar centrado en lo que se está haciendo. La observación en calma: aprender a poner la mente en blanco, lleva tiempo. Para aprender una disciplina no hay que tener prisa, porque el objetivo consiste en ser capaz de recorrer correctamente el camino y no ser el primero en llegar a la meta. Al momento de llegar a ella, lo importante es permanecer en esta posición, relajado, en una postura cómoda, con los ojos cerrados, manteniendo una respiración constante, armónica y suave. Es recomendable contactar un grupo experto en meditación para practicarla una vez a la semana. Además, si resulta muy agradable, aporta una mayor implicación ya que ayuda a mantener la regularidad y a complementar el aprendizaje de esta disciplina. En un principio lo esencial es mantener ese estado de relajación y de bienestar que se ha creado. No hay que esperar resultados enseguida, porque con la práctica llegarán por si solos. La meditación debe ser seria, comprometida, pero gozosa, de modo que para iniciarse en su práctica se pueden hacer diversos juegos. Uno de ellos consiste en visualizar mentalmente un espacio muy agradable (una casa cerca del mar, un bosque o el campo) e imaginar que se está allí en ese momento, recrear la brisa suave que mueve el cabello, la cálida luz del sol que nos envuelve, el sonido de las olas o el detalle de las hojas de los árboles en el bosque, sin entrar en detalles que nos hagan volver a un estado más consciente, pero de manera que la visualización baste para sentirnos allí, disfrutando plenamente de ese espacio. Otro juego podría consistir en visualizar la respiración, centrarse en respirar profundamente y notar cómo todo el organismo se siente relajado y en armonía, al suave compás de cada inspiración y expiración. Se trata de no hacer nada, que es el objetivo principal al principio. Si se consigue ese propósito, se puede considerar que ya se ha iniciado el camino de la meditación. Pautas Básicas para meditar: Para meditar hay que tener en cuenta unas pautas que responden a las siguientes preguntas básicas: dónde, cuándo, cómo y cuánto tiempo. ¿Dónde? Es importante hacerlo en un lugar tranquilo, donde no haya ruido y se pueda meditar sin distracciones. Si es posible, siempre hacerlo en el mismo lugar. ¿Cuándo? El mejor momento del día es aquel donde se pueda estar tranquilo, sin ninguna obligación para hacer y que nos produzca toda nuestra atención. Es importante que el cuerpo pueda estar relajado, pero también deba estar despejado, evitando la somnolencia que producen las comidas. Por esto, el momento ideal para meditar es a primera hora de la mañana. ¿Cómo? Sentado en la posición de loto, con la espalda y la cabeza rectas, el mentón ligeramente hacia el pecho y los ojos cerrados. Los brazos deben permanecer relajados sobre las piernas y la respiración ha de ser lenta y profunda, preferiblemente abdominal. ¿Cuánto tiempo? Al principio es recomendable meditar durante corto tiempo, alrededor de unos 15 a 20 minutos diarios. Es importante mantener la regularidad de la práctica. Las primeras veces que se practique la meditación, se puede conectar una alarma que avise los 15 o 20 minutos transcurridos, para no estar pendiente del tiempo. Cuando suene, se retomará poco a poco la actividad cotidiana.