El ex director general del FMI Dominique Strauss-Kahn fue detenido en Lille (norte de Francia) en el marco de una investigación por “complicidad de proxenetismo” y “ocultamiento de abuso de bienes sociales” del llamado caso del hotel Carlton, informó la fiscalía. LILLE, Francia (AFP) – El ex director general del FMI Dominique Strauss-Kahn fue detenido en Lille (norte de Francia) en el marco de una investigación por “complicidad de proxenetismo” y “ocultamiento de abuso de bienes sociales” del llamado caso del hotel Carlton, informó la fiscalía. Strauss-Kahn llegó a un cuartel de la gendarmería al que había sido convocado e inmediatamente se le comunicó su detención para investigación, agregó la fuente. Su abogada, Frédérique Baulieu, llegó poco después para asistir a su cliente en la detención para investigación que, teóricamente, puede durar hasta 96 horas, pero que se espera que no se prolongue más allá de 48 horas. También un médico se trasladó al lugar de detención, pero sólo permaneció unos minutos. La ley francesa prevé que las personas detenidas para investigación pueden pedir un examen médico. Strauss-Kahn será interrogado sobre las fiestas libertinas en las que habría participado en París y Washington, a fin que los investigadores determinen si sabía que las mujeres que participaban en las mismas eran prostitutas. Los testimonios sobre el caso señalaron que varios viajes de mujeres fueron organizados y financiados por dos empresarios del norte de Francia, Fabrice Paszkowski, directivo de una empresa de material médico, y David Roquet, ex director de una fililial del grupo de obras públicas Eiffage. El último de esos viajes tuvo lugar del 11 al 13 de mayo en la capital estadounidense, en vísperas de la detención de Strauss-Kahn por el caso del hotel Sofitel de Nueva York. En ese caso, el entonces director del Fondo Monetario Internacional (FMI) fue acusado por una empleada del hotel, Nafissatou Diallo, de agresión sexual. La justicia norteamericana abandonó los cargos, pero Strauss-Kahn deberá afrontar un proceso civil en Estados Unidos. El asunto desencadenó además una serie de revelaciones sobre su vida privada, convirtiéndose para unos en un “ogro sexual” y para otros en “víctima” de un complot. Strauss-Kahn reconoció un gusto por “el libertinaje” pero negó haber cometido cualquier acto ilegal o violento. El escándalo de Nueva York, al que siguió el caso del Carlton, puso punto final a las probables ambiciones presidenciales de Strauss-Kahn en Francia, como candidato potencial del Partido Socialista, tras haberle costado su cargo en el FMI. Strauss-Kahn conoció a Paszkowski hace varios años a través de Jacques Mellick, hijo y homónimo de un diputado francés, que participaba entonces en clubs de reflexión política strauss-kahnianos. Según Didier Cattoir, abogado de Jacques Mellick hijo (que fue detenido para investigación sin ser inculpado), éste se propuso para actuar como “una especie de cabeza de puente” para “finalizar” el regreso a Francia de Strauss-Kahn, que estaba “seguro” de presentar su candidatura a la elección presidencial de abril de este año, para la que los sondeos lo situaban como favorito. Si los jueces de instrucción consideraran suficientes los cargos, Strauss-Kahn podría ser inculpado de complicidad de proxenetismo y ocultamiento de abuso de bienes sociales. Este último cargo implicaría que estuvo al tanto del origen fraudulento de los gastos de los que se benefició. La cuestión de eventuales contrapartidas a esas fiestas le será planteada asimismo. Según los abogados de Paszkowski y Roquet, éstos niegan que haya habido tales contrapartidas. Strauss-Kahn pidió dos veces que se le tomara declaración sobre este asunto. No bien su nombre fue citado por la prensa en el marco del caso, a mediados de octubre pasado, pidió declarar “lo más rápidamente posible” para poner fin a las “insinuaciones malévolas”. Reiteró su pedido el 11 de noviembre a través de sus abogados, que denunciaron un “verdadero linchamiento mediático”. Henri Leclerc, uno de los abogados de Strauss-Kahn, declaró en diciembre que su cliente “podía ignorar totalmente” que las mujeres que encontraba en las fiestas libertinas fueran prostitutas. Algunas de esas mujeres, prostitutas “independientes”, trabajaban en un salón de masajes dirigido en Bélgica por Dominique Alderweireld, alias “Dodo la saumure” (“Dodó la salmuera”). Ocho personas han sido ya inculpadas en este caso, desencadenado por acusaciones de que directivos del hotel Carlton de Lille ponían a sus clientes en contacto con prostitutas durante sus estadías en el establecimiento. Entre los inculpados figuran tres directivos del Carlton, un abogado y un oficial de policía.