En medio de la indignación, rabia y sentimiento de abandono por parte de los garantes de los Derechos Humanos, transcurrió el tercer día de protesta para los campesinos que participan en el paro cafetero en Neiva. En medio de la indignación, rabia y sentimiento de abandono por parte de los garantes de los Derechos Humanos, transcurrió el tercer día de protesta para los campesinos que participan en el paro cafetero en Neiva. Ayer, cuando se disponían a marchar, unidades del Esmad arremetieron contra ellos. Los líderes expresaron que esperarán los resultados de las conversaciones con el Gobierno Nacional, pero agregaron que continuarán en la protesta hasta que se llegue a acuerdos. MARIO PORTILLO LA NACIÓN, NEIVA El tercer día del paro cafetero en Neiva comenzó en medio de gases lacrimógenos, granadas de aturdimiento y piedras. Desde las 6:00 a.m. unidades del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) se enfrentaron a los campesinos ubicados en Villa Constanza, con el objetivo de obstruir bloqueos a la vía nacional e ingresaron al terreno y destruyeron cambuches, utensilios y remesas. La comunidad del barrio y los manifestantes denunciaron abusos por parte de los uniformados.
El ambiente en Villa Constanza es de total tensión. En el aire se respira el olor a gas lacrimógeno, el humo de las pertenencias quemadas de los campesinos, pero sobre todo se percibe el sentimiento de indignación de los manifestantes del paro cafetero. Según versiones de los campesinos, hacia las 6:00 a.m. cuando se disponían a marchar en la vía nacional Neiva-Aipe, se desató el caos en la zona. Al parecer, algunos manifestantes pretendían realizar un nuevo bloqueo, razón por la cual los efectivos del Esmad arremetieron contra todos los campesinos. “Ya estábamos preparados para marchar pacíficamente; al parecer algunos compañeros arrastraron unas ramas a la vía y eso generó la reacción de los policías. Empezaron a echar muchos gases y granadas de aturdimiento por todos lados”, expresó José González, campesino de La Argentina. Pero la reacción por parte de los uniformados fue sólo el comienzo de la arremetida contra los manifestantes. “El atropello por parte de la Policía fue total, primero no nos dieron oportunidad de hablar y no tuvieron en cuenta que ayer (martes) marchamos pacíficamente. Y segundo, entraron como locos y empezaron a destruir cambuches, a quemarnos las remesas, destruyeron las ollas, nos botaron la ropa, se metieron al barrio y siguieron echando gases”, comentó Rodrigo Cuadrado, campesino de Nátaga. Comunidad Con los hechos, los habitantes del barrio Villa Constanza también se vieron afectados, pues al igual que los manifestantes, los residentes de la zona expresaron que los uniformados ingresaron al barrio y lanzaron gases y granadas de aturdimiento. “Uno entiende que quisieran despejar la vía, pero no es el hecho que los del Esmad se hubieran metido a nuestro barrio y aparte de destrozar lo que tenían los campesinos, hubieran lanzado gases y granadas. Esto es un sector residencial y acá naturalmente hay niños, ancianos, mujeres embarazadas, que se vieron afectados y tuvieron que aguantar ese uso desmandado de la fuerza por parte de la Policía”. “Ahora, cuando la gente se comenzó a poner mal y empezaron a aparecer los campesinos lesionados, las autoridades no permitían el ingreso de las ambulancias que la comunidad llamaba desesperada, tocó sacar a los heridos hasta la vía nacional”, manifestó Karina Mejía, vecina de Villa Constanza. Saldo Tanto para los campesinos como para los habitantes del barrio, el saldo luego de los disturbios fue lamentable. “El panorama para nosotros es crítico. Nos destruyeron todo lo que teníamos, el mercado, la ropa, las ollas, retuvieron más compañeros, golpearon a la gente, hay personas con heridas en la cabeza, el abdomen, las piernas, abusaron de la autoridad. Estamos desilusionados de nuestro país Colombia, parece que al Gobierno Nacional no le duele esto”, explicó Freddy Ortiz, campesino de Campoalegre. “Se registraron algunos daños en viviendas como vidrios y tejas rotas; pero lo más tremendo fue la afectación a la gente, hubo personas de la tercera edad y mujeres embarazadas que tuvimos que evacuar a una zona despejada, porque les faltaba la respiración, estaban nerviosos, había miedo”, agregó Karina Mejía. De la misma forma, en algunos locales comerciales ubicados sobre la vía se observaron vidrios rotos y al interior de los mismos, cartuchos de gases lacrimógenos. Asimismo, un trapiche de caña instalado en el barrio fue incinerado. “Me dejaron sin con qué trabajar, este trapiche era mi plante y estaba trabajando acá porque había buena venta. No sé quién me lo quemó, dañaron mi herramienta de trabajo”, expresó Alejandro Carvajal, propietario del trapiche. Tensa calma Pasados los disturbios, hacía las 9:30 a.m., al sector regresó una tensa calma. Una hora después, luego de diálogos entre líderes campesinos, algunos personeros municipales y efectivos del Esmad, los uniformados se retiraron de las entradas al barrio y se apostaron sobre la vía nacional. En medio de la desolación, los campesinos se encargaron de recoger algunos alimentos y se dispusieron a preparar el almuerzo. En horas de la tarde, una comisión de la Defensoría del Pueblo y algunos personeros se reunieron con los líderes de la manifestación para conocer lo sucedido. Tras el encuentro, la percepción de algunos campesinos fue de abandono por parte de los garantes de los Derechos Humanos. “Me desconcierta que ayer (martes) tuvimos una reunión con esta misma comisión de la Defensoría del Pueblo y los personeros y les expusimos todo lo sucedido, todos los desmanes por parte de la Policía y hoy (ayer) nos volvemos a reunir y no sucede nada”. “Las autoridades continúan abusando y lo que nos cuestiona es hasta dónde la Defensoría y estos personeros pueden intervenir por nosotros. Es lo mismo de siempre, hablamos y hablamos y no hay una defensa real para el campesinado, ellos nos escuchan, pero nuestra impresión es que no pueden frenar el abuso de las autoridades”, mencionó Jhon Sánchez, campesino del occidente del Huila. De la misma forma, los líderes se refirieron a las solicitudes que han expresado en materia de baños y agua potable, que según explicaron, no han surtido efecto. “Desde el inicio de este paro pedimos baños móviles para que la gente pueda hacer sus necesidades y esto después no se vaya a convertir en un problema público y nuestras peticiones no han sido escuchadas. Agua potable trae un carro diario, pero no es suficiente, somos 15.000 personas”. “Hoy (ayer) la comisión nos salió con el cuento de que el Secretario de Gobierno del Huila se comprometía con esos temas pero hasta ahora nada de eso ha sido real”, agregó Sánchez. Compás de espera Asimismo, los campesinos explicaron que se mantendrán en el lugar mientras se llevan a cabo las mesas de concertación con el Gobierno Nacional y se declararon a la espera de los resultados para determinar el rumbo de la protesta. “Nos acabaron con todo y no sabemos cómo vamos a dormir hoy (ayer), pero tenemos algo muy claro, seguimos para adelante, toque donde nos toque. Esperaremos a la reunión que hay mañana (hoy) entre el Gobierno Nacional y los líderes cafeteros designados por Departamento y luego de eso veremos los resultados”. “Si son favorables estaríamos pensando en levantarnos del sitio y regresarnos a los municipios, pero de lo contrario, estaríamos decididos a continuar indefinidamente porque estamos en una protesta justa, exigiendo nuestros derechos como cafeteros, como trabajadores de la tierra colombiana y del producto insignia del país”, manifestó Jhon Sánchez. Más campesinos Los líderes de la manifestación expresaron que desde distintas latitudes del Huila continuarán llegando nuevas delegaciones de campesinos que se sumarán a la protesta. “A pesar de todo continuamos y en nuestros pueblos la gente ya se está alistando para venir a Neiva. En estos momentos hay muchos más campesinos desde todos los rincones del Huila viajando para unirse al paro cafetero. Vienen nuestras esposas e hijos y en ese sentido no permitiremos nuevos abusos de las autoridades”. “Con las remesas hemos tenido dificultades porque en los distintos retenes nos están parando los carros que vienen con mercado. Incluso acá en Neiva nos han detenido carros que vienen a dejarnos provisiones, con argumentos de que los furgones rebasan el peso, que vienen muy cargados”, comentó Jhon Sánchez. Heridos y retenidos Pasado el tercer día del paro cafetero en Neiva, los líderes campesinos expresaron que continúan detenidos ocho campesinos en el municipio de Aipe. A ellos se sumarían los cinco que fueron retenidos en los disturbios de ayer. En materia de heridos, sumados a los campesinos lesionados durante el primer día de protesta, se registraron ayer 15 lastimados, que según los representantes campesinos, presentaron lesiones en cabeza, abdomen y piernas. Los cambuches de los campesinos fueron destruidos, así como sus ollas y enseres. En medio de los disturbios, los campesinos recogieron sus ollas dañadas.